capitulo 4

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Atra vez de la bruma del sueño escucho un sonido fuerte que me hace sobresaltar.

Abro los ojos de golpe al escuchar un ruido de algo romperse seguido de otros pero más lejanos. Todas las ventanas de la habitación extrayan en miles de fragmentos, por acto de reflejo cubro mi rostro evitando que alguno de los fragmentos corte mi rostro.

-mierda – mascullo al sentir que uno de los trozos se incrusta en mi brazo.

-¡abby! - Conor se incorpora a mi lado al escucharme maldecir, se arrodilla frente a mí - ¿estás bien? – acuna mi rostro en sus manos, asiento evitando que mis lágrimas se derramen.

- si solo se incrusto un vidrio en mi brazo – toma mi brazo con delicadeza, inspecciona el área lastimada.

Ahora que lo miro el trozo es bastante grande, seguro que me dejara una gran cicatriz.

Conor se estira hasta alcanzar el cajón de la mesita de noche, busca en su interior cualquier cosa que pueda ayudarlo a sacar el trozo de vidrio. Finalmente extrae unas pequeñas pinzas.

-no voy a mentir esto te va a doler – advierte tomando la punta del vidrio entre las pinzas, asiento apretando los labios – a la cuenta de tres – suspiro, estoy haciendo un drama por algo insignificante pero enserio que esa cosa sí que duele – 1...2... - sin llegar al 3 arranca el fragmento de mi brazo.

Suelto un gritito por la sorpresa, pero al menos esa cosa ya no está en mi brazo.

Conor se pone de pie para buscar el botiquín en el baño. Cuando vuelve se acomoda otra vez s mi lado, toma mi brazo para desinfectar la herida antes de vendarla.

En todo momento evito mirar su cuerpo desnudo. No puedo evitar que mis mejillas se tornen de carmesí. Las imágenes de lo que paso hace unas horas no dejan de invadir mi mente. No es la primera vez que estamos juntos, pero aun aso me da un poco de vergüenza que se tome tantas libertades conmigo.

-cámbiate, tenemos que averiguar qué diablos paso – besa mi frente antes de caminar al armario.

Me pongo de pie tomando las frazadas para ocultar mi cuerpo, evito pisar los miles de vidrios que están esparcidos por el suelo de la habitación.

Tomo lo primero que veo en el armario y me visto lo más rápido que puedo. Al salir de la cabaña me fijo en la gravedad de los daños, muchas de las ventanas de la fachada están destrozadas, al igual que alguna de las cabañas aledañas a la mía, sus ocupantes están por todo el camino igual de desconcertados que Conor y yo. A lo lejos escucho el sonido de sirenas.

-parece que esta no fue la única zona afectada, tenemos que ir a ver qué pasa – Conor no me da tiempo de responder, me toma del brazo sano para comenzar a correr.

Conor no se equivocó, en barias zonas del pueblo todo está en condiciones muy parecida a la zona de las cabañas, casas con ventanas rotas, fachadas destrozadas y mucha gente desconcertada.

-pero ¿quién aria algo así? – miro a mi alrededor, que es un completo alboroto a comparación a lo tranquilo que es su mayoría de veces - ¿crees que esto es un ataque terrorista? – le pregunto a Conor, me aferro con más fuerza a su brazo.

- no parece, si lo fuera no quedaría nada del pueblo, parece que esto fue planeado para infundir temor – analizo sus palabras y su teoría tiene sentido.

En algún punto escuchamos que el alcalde está reuniendo a todo el pueblo en la plaza central. En todo el camino nos encontramos a gente desconcertada y a terrada, me cruzo con varios de mis estudiantes y todos me preguntan si estoy bien al ver el vendaje de mi brazo izquierdo.

En la plaza literalmente se encuentra todo el pueblo y al parecer no soy la única que resulto lastimada, hay varias ambulancias en la calle atendiendo a los heridos, policías y bomberos también están colaborando prestando sus servicios.

En todo el centro de la plaza hay una tarima y un hombre alto y fornido está de pie en esta, supongo que es el alcalde, hay una venda que cubre su cabeza y uno de sus brazos, toma un micrófono en sus manos, tiene que pedir silencio más de una vez para que todos en la plaza hagan le escuchen.

-como sabrán esta noche hemos tenido un inconveniente que supongo yo tiene como propósito asustarnos, arruinando nuestra noche de navidad y yo tengo un mensaje para quien haya hecho esto no dejaremos que nada ni nadie arruine la felicidad de nuestro pacifico pueblo – muchos victores se escuchan a medida que habla.

Miro a Conor que me devuelve la mirada, con solo mirar sus ojos sé que ambos pensamos lo mismo. Tengo una idea de quien hizo esto y el por qué.

Tomo a Conor del brazo, nos escabullimos en medio de todo el tumulto de gente, antes de que podamos irnos con éxito del lugar una oficial de policía se interpone en nuestro camino.

-¿ustedes son Abigail Crowell y Conor Drop? – nos pregunta, seria.

Trago saliva antes de asentir.

-síganme por favor – no nos da tiempo de responder, se da media vuelta comenzando a caminar en dirección a un edificio de la plaza.

En ningún momento del corto recorrido se la vuelta para asegurarse que la seguimos. No tengo idea el por qué aquella mujer sabe nuestros nombres y a juzgar por la expresión confusa de Conor el tampoco.

Nos guía en el interior de un edificio, de solo de 4 pisos y gracias a que aún es de moche no pude ver el cartel que adorna la entrada, pero al acercarnos más logro leer lo que dice:

-estación de policía – leo en voz alta el cartel miro a Conor y el me devuelve la misma mirada con exactamente la misma interrogante.

No quiero sacar teorías precipitadas per mi mente no deja de imaginar escenarios fatalistas. Estoy segura que no me he metido en problemas las anteriores semanas y estoy segura que he hecho bien mi trabajo al igual que mi compañero.

-el jefe Jack quiere verlos en este momento se encuentra en su oficina. Fondo del pasillo segundo piso – dice aun sin voltear a vernos. Antes de que pueda preguntarle cualquier cosa se marcha dejándome con la interrogante.

Aun en silencio caminamos al ascensor todo el lugar se encuentra en un sepulcral silencio, comparado con todo el bullicio de la calle.

-¿crees que saben algo? – le pregunto a Conor una vez que las compuertas se cierran.

Niega, pero aun sin borrar su mueca de preocupación.

-no lo creo estamos siendo discretos – se recuesta sobre una se las paredes ahora estamos frente a frente – a mi parecer estamos haciendo bien nuestro trabajo.

Las compuertas por fin se abren en el segundo pido, caminamos por el pasillo que nos indicó la oficial hasta llegar a seguramente a la oficina del jefe de policía.

Conor toca tres veces la puerta, escuchamos un "pase". Miro una vez más a Conor quien también me devuelve la mirada trago saliva antes de abrir la puerta.

No sé por qué siento que estoy dirigiéndome a mi calvario.


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⏰ Última actualización: Mar 25, 2018 ⏰

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