Capitulo 16: Sostengo hasta el final la mirada

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Capitulo 16:
«Sostengo hasta el final la mirada»

Su vida no era lógica en ningún momento, o por lo menos lo consideraba así desde su posición. Decidió dejar de llorar y amargarse por esa sensación tan opaca en su corazón. No valía la pena, no cuando ya sus sentimientos estaban decididos de antemano, desde que lo ayudó por primera vez tomando su mano, la calidez le había llamado tanto la atención, que había sido imposible sacárselo de la cabeza en lo que restaba de su año escolar.

Y lo sabía bastante bien, estaba segurísimo porque jamás dejó de recordarlo la mayoría de las veces, incluyendo la vez cuando intentó tener un encuentro sexual con su polola —ex polola mejor dicho— hace tan sólo unos minutos atrás. Sí, la había hecho sufrir y era obvio, porque ninguna persona salía sin heridas después de una batalla triangular, estaba apenado y lo reconocía. Sin embargo haría por última vez un acto egoísta, porque aún pensaba que las cosas con Xoda no habían terminado del todo, podría hasta sacar la vaga excusa de que aún podrían luchar con la amistad. Y si fuese así el caso, él aceptándolo nuevamente como un lazo dentro de sus amigos, Nicolás lo entendería porque no se merecía más.

Suspiró más calmado cuando se relajó y se acomodó sus ropas, toda calentura que había pasado por su cabeza/cuerpo se había esfumado y optó por tranquilizarse.

Se sentó mirando la televisión que aún transmitía la dichosa película y pensó en Cristián sin remordimientos. ¿Qué estaría haciendo? ¿Estaría con alguien ahora? Lo más probable es que sí, que habría salido a carretear seguidamente después de su tan angustioso quiebre. Los celos de verlo coqueteando y besando a una mujer sin tapujos provocó un bufido exasperado y decidió olvidarse un poco del asunto. Era Xoda después de todo y siempre había sido así desde que lo había conocido, no podía vivir siempre con los recuerdos de sus relaciones amorosas, porque lo hacían débil de alguna manera para volver a recuperarlo. Debía ser fuerte, por él y por Cristián.

Se fue a su pc decidido a investigarlo. Él no era de esas personas que estaba las veinticuatro horas del día observando los movimientos de la gente en la que estaba interesado, decía que era obsesivo y hasta maligno para la salud mental. Pero no pudo evitar hacerlo, ya que no sabía nada de las andanzas en las que estaba ahora y realmente tenía miedo de perderlo, miedo a que él lo olvidara definitivamente.

Buscó por allí y por allá y recordó repentinamente que él utilizaba fotolog, también MySpace, pero generalmente actualizaba seguido en su fotolog. Cuál fue su sorpresa ver pocas fotos en estos últimos meses y la mayoría describían alguno que otro estado de ánimo. Lo conocía, muy por dentro se escondía ese hombre que guardaba sus sentimientos y trataba de no aparentarlos al mundo. Sonrió cuando vio sin querer una       foto del año pasado el día en que se habían unido por primera vez. Tantos recuerdos y se notaba que ese día Xoda estaba feliz de alguna forma, pocas veces exclamaba con fervor su sensación de las cosas.

Quizás todavía había una ínfima esperanza de que él pudiera volver. Quizás muy vana, muy alejada de la verdadera realidad, pero haría lo que fuese posible para volver a tenerlo, a recuperarlo. Porque sí

Lo amaba.

Lunes llegó muy pronto. Los nervios lo invadieron de la nada, tanto por ver a Katherine y a Cristián en el mismo salón. Siempre se haría la misma pregunta de ¿Qué había hecho para merecer este castigo? Fuese lo que fuese tendría que enfrentarlo y demostrar a ambos lo que él realmente quería.

Entró a clases relativamente temprano, mucha gente del salón había entrado ya. Katherine apareció a unos 20 minutos antes de que tocaran  la campana de clases y no pudo evitar mirarla. Se acercó con cautela, viendo que el gesto que ella sostenía era de diferencia. Estaba enojada y él lo sabía muy bien, pero tenía que explicarle las cosas, ¿Qué mejor que a primera hora de la mañana? A veces le encontraba razón a Xoda sobre su persona, era muy estúpido la mayoría de las veces.

—Katherine… —Saludó Nicolás acercándose.— ¿Qué tal?

Iori lo miró desconfiada. Las cosas del fin de semana habían resultado horrible y no habían conversado en lo más mínimo después. Escuchó a Vardoc con tranquilidad para saber qué es lo que necesitaba. —Hola, estoy bien.

Vardoc sonrió nervioso acercándose a ella. —¿Podemos hablar en privado? —Susurró.

—Sí… —Respondió y salieron del aula para irse al pasillo. Aún quedaba tiempo para entrar a clases. — ¿Qué quieres? —

—Es sobre el fin de semana. — Respondió Nicolás seriamente. Tenía que decirlo de una vez por todas. — Perdóname… —Katherine lo miraba fija, intentando captar que había algo más allá que en la simple disculpa. —Fui un imbécil, no quería asustarte.

—Está bien… —Suspiró Katherine mirando hacia otro lado. —

—Eso no es todo… —continuó. — También quería decirte que lo nuestro no debería seguir.

Ella al escuchar esas palabras lo miró nuevamente a los ojos y sintió una especie de angustia. —¿Qué? ¿Por qué? ¿Acaso no podemos simplemente superar los problemas? —

—No son sólo problemas Shushu. — Le confesó —Igual fui una mierda, te hice daño y toda la weá. No creo que sea buena idea que sigamos juntos.

—…¿Hay alguien más, cierto? —Vardoc no respondió, miró el suelo como si hubiese visto agua correr a sus pies. — ¿Nicolás?

—Sí, lo siento. — Finalizó y Katherine simplemente se quedó paralizada. Su cara se quebró, lo supo por cómo lo miraba de forma triste. Él también sintió un pequeño dolor, pero supuso que era lo mejor.

—¿Quién es? —

—No es de aquí, es cerca de mi casa. —Mintió, no era bueno decirle la verdad sobre Cristián, consideraba que decirle eso ya era bastante. —Perdóname.

Katherine negó suavemente y lo miró otra vez a los ojos. ¿En qué estaba pensando? ¿Realmente decía la verdad? Aunque tenía sentido por el extraño comportamiento que había tenido su ex pololo en los últimos meses, quizás si estaba diciendo la verdad. No le quedó otra que comunicarle un ok suave y distante mientras se despedía de él con un: «Se acabó entonces.»

Al fin había llegado el final de esa relación. Cuando vio a Iori caminando hacia el salón, soltó el aire comprimido en sus pulmones, una carga tan grande había desaparecido de sus hombres cuando todo terminó.

Se sentía más relajado, ahora sólo debía pensar en Cristián. Viró sus ojos hacia la puerta y en un costado recargado de espaldas se encontraba el dueño de sus pensamientos constantes. ¿Habrá escuchado todo? ¿Lo habrá entendido? Cristián le conocía bien, lo conocía bastante como a él. Y si estaba allí observándolo silenciosamente, era porque algo había captado. Tampoco había que ser un genio, la cara de Katherine decía todo, incluso su propia cara, aunque se reflejaba más el acto egoísta de sus decisiones adolescentes.

Vardoc sonrió sincero, pero medianamente. Su corazón latía desbordante en su pecho, insistiéndole que había demasiada presión en ese momento. Cristián no salía de su posición, y el castaño no pudo evitar acercarse lentamente, entró al aula deteniéndose al lado de él, acercándose con cuidado.

Espérame en el metro después de clases. —susurró tan despacio y lento, casi como en cámara lenta, para que sólo Xoda pudiera escucharlo. —Quiero hablar contigo.

Cristián tiró un bufido molesto y movió su cabeza hacia el lado contrario.

Sí. 

Iba a ser un día muy largo para el gusto de ambos.   

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