Capitulo 17: Persistir.

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Capítulo 17:
«Persistir»

Ese día se había levantado con una fuerza de voluntad increíble. Cristián simplemente no tenía las fuerzas de antes para conllevar la vida de hacerse el weón, constantemente todos los días en el colegio. Pero no tenía otra alternativa porque de verdad se sentía desarraigado del mundo, desde que Nicolás había desaparecido de su vida, que no tenía una visión nueva de las cosas. De repente su mundo se había caído tan fuerte que no supo como contrarrestar estos sentimientos nuevos que le invadían de la nada. Aquellos conocidos para una persona consciente de sus sentimientos como: Angustia, decepción… ¿Nostalgia quizás?

Ya, era muy imbécil no aceptar aquello. Pero nunca en su vida había tenido la necesidad de hacer mierda la pieza por una impotencia grandísima desde el fondo de su corazón. Cuando Nicolás decidió quebrantar todo tipo de lazo entre ellos, tuvo el valor de terminar con ser el causante de dolorosas reprimendas por terceras personas.

El tema es que él ya no quería ser el quizás de Nicolás. Porque para él había sido fundamental. Y por ende decidió terminar todo.

Sin embargo jamás pensó que le costaría aceptarlo. De alguna forma todo esto lo había cambiado de manera muy sentimental para su gusto, y se sentía más maraco, más confundido, más aweonao, más todo en realidad. ¿Cómo era volver atrás? ¿Tendría la capacidad de pensar sobre el Cristián anterior? No sabía, pero tendría que enfrentarlo de alguna manera.

Pasado los meses su corazón se había calmado, y como buen recurso de alivianar estas extrañas sensaciones, volvió a los carretes comunes de distorsión. No dudo en agarrarse minas, en volver a tener contacto físico de como era antes, pero no. No funcionaba para nada, porque jamás se podía sacar de la piel el curioso calor que emanaba Nicolás cuando tenía sexo con él, el recuerdo siempre lo perseguía como un karma, como un lunar.

¿Qué estaba mal? ¡Qué! Aprendió a vivir con el pensamiento, supuso. No había mucho que hacer más que aguantarlo con el tiempo. Quizás provocarían reacciones negativas en él cuando ya hubiese pasado la adolescencia, pero… ¿Qué más podía hacer? Las lágrimas escapaban a veces cuando se quedaba horas tirado en la cama pensando en la situación. Nada cambiaría, sus ganas tampoco.

Ese día había llegado un poco tarde al colegio. Ya era casi como una rutina ordinaria de llegar para cumplir con los deberes típicos de todo joven de diecisiete años. Suspiró cansado y dándose ánimo para continuar, siguió caminando hasta alcanzar la sala. Se percató un poco tarde que cerca de allí Nicolás Y Katherine conversaban luctuosamente. Se veía en sus caras,  un poco de angustia y desesperación ¿Qué había ocurrido?

No había que ser adivino para entender que Vardoc le pedía en simples palabras que terminaran su relación. Ahora, la pregunta iba por otro lado ¿Por qué exactamente? ¿Qué había hecho Nicolás para tomar una decisión así? ¿Por él? No, nunca, él jamás tomaba decisiones fuertes, y siempre mentía cuando se le presentaba la oportunidad.

Bueno, con él no siempre fue así. Sólo había tomado la opción de dejarlo ahí y olvidarse de su relación.

Miró un poco curioso, y casi como si de un gato se tratase, entró a la sala sin ser percatado, dejó sus cosas en el asiento, mientras que, con una suavidad increíble se apoyó en la puerta. Ahí fue cuando escuchó todo… ¿En serio que había sido por una vecina? ¡Pero si el weón nunca, pero nunca se acercaba a sus vecinos! Lo conocía muy bien, por eso estaba seguro de todo. Vio como terminaron de conversar, Katherine entró rápidamente a la sala con la mirada gacha y un poco ensombrecida, eso confirmaba aún más el quiebre que había tenido la pareja del año. Cerró los ojos y volvió abrirlos para ver a Vardoc acercase hacia el salón. Tiritó un poco, la cercanía de él era nostálgica, porque a veces lo extrañaba bastante, no pudo siquiera evitarlo mirarlo de frente mientras avanzaba en cámara lenta.

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