Jamás pensé que conduciría en mi primer día... después de perder la memoria... por tres meses... Es gracioso.No poder recordar sobre tu vida, pero si recordar cómo cunducir.
Luego de la "discusión" con mamá, le agradecí alrededor de mil veces, engullí mi desayuno rápidamente, me despedí de ambos y agarré las llaves del viejo jeep de papá. Me dirijí al garage y abrí el auto con su familiar "¡Bip!", abrí la puerta con fuerza y me senté en el asiento del conductor abatida. Tiré mi bolso sibre el asiento del copiloto, y... Respire hondo. Recobré el aliento que perdí en la cocina con mi madre y...exhalé.
Oh, el auto... Su polvo flotante, ese olor a nuevo que nunca decidió irse, sus viejos y desgastados asientos... Estoy segura que nunca me había fijado en cuanto amo este auto. Es extraño, lo sé, pero despues del coma... siento que me fijo más en las cosas que me hacen (o hacían) sentir bien, cómoda.
Al salir de mi trance, decidí poner por fin la llave en su lugar y arrancar. Moví los cambios, pisé el acelerador y salí del garage.
Una o dos cuadras después, decidí ponerle algo de ritmo a mi viaje. Pulsé el botón de encendido de la radio y la sintonizé con mi estación de radio preferida y... como siempre mi canción favorita estaba sonando, "Don't Stop Me Now". Conducí varias calles hasta llegar a el primer sémaforo antes de la escuela y... la música paro, pero no por qué había llegado a su fin.
Negro. Todo negro.
Yo...Yo...
Imágenes. Muchas imágenes. Miles. Centenares. Recuerdos. Mis recuerdos.
Luego, el huracán de imágenes paró.
***
- ¡¿Qué es lo qué pasa contigo?! ¡¿Qué tienes?! -sollozé.
- ¿Qué? Anne, escucha. -dijo el chico... ¿era James?.- Yo no fui. Tienes que creerme.
- Crees qué soy... soy... ¿cómo las démas? Pues no! ¿Okey? No soy otra de esas tontas que caen ante tus encantos. No soy estúpida, ¿sabes? Yo no soy... igual a ellas... -casi grité jadeando enfurecida.- Sé que fuiste.
- Yo no fui, ¿sí? Jamás podría hacer algo cómo eso. Pero tienes razón... -se puso serio y me miró firme, pero no enojadamente, si no que... observaba mis ojos muy detalladamente.- ... No eres cómo las demás. No cómo las otras. -se fue acercando a mí muy lentamente, al igual que un león cuándo mira a su presa, esperando sigilosa y cautelosamente.
Me entró el pánico y lo miré extrañada, bajando la cabeza, tratando de descifrar lo que estaba haciendo hasta que... Agarró mi mejilla suavemente, acerco su rostro, y yo levante mi cara lentamente con una mirada de atontada. Me topé con unos ojos dorados, profundos, sinceros, pero firmes, sin parpadeos.
Me resultó más que difícil apartar la vista, tomando el control de la situación, moviendo mi cabeza justo antes de...
- Sí. Exacto. No cómo las demás. No caigo. Solo déjame en paz. Adiós.., James. -en mi última palabra había un gran rastro de nostalgia, pero no me retracté.
- Anne...
Negro. Todo negro.
***
Abrí los ojos lentamente...
- ¡¿Qué pasa?! ¡Vamos! -un hombre malhumorado gritaba desde atrás de mi auto.
Salí de mi "trance" abatidamente. Todo era muy confuso, y estaba excesivamente mareada. Ese James... Era muy extraño, interesante. Nunca entendí por qué estaba enojada con él, pero lucía muy enfurecida por una buena razón... y gracias a él...
Decidí ponerme en marcha. Pedí perdón por el espejo retrovisor al odioso señor de atrás, y pisé el acelerador.
Cinco minutos más tarde llegué. La escuela. Justo como lograba recordar. Con el amplio estacionamiento, con chicos y chicas sentadas en los capot de los autos. Charlando. Empezé a añorar ese sentimiento. De despreocupación, como si nada impotara. Solo charlar. Con tus amigos. Y nada más.
Pensativa, por fin estacioné. Detuve el motor y saqué las laves de su lugar.
Inhalé y exhalé. Me baje del auto entre rápida y segura... tratando de causar una buena primera impresión... creo. Tomé mi bolso y me dirigí hacia la entrada principal... Una vez en la entrada me encontré con el portero, Thomas. Me saludó alegremente como todos los días, como si nunca hubiera faltado a la escuela por casi cuatro meses. Ojalá... no hubiera... caído.
Luego de pasar por la entrada me dirijí automáticamente hacia mi casillero. Ese aislado cerca de mi clase junto al armario del conserje. Era monótono, beige, al igual que los demás, pero era mi casillero. Siceramnete, me encanta.
Mi casillero podía ser aislado, pero no se encontraba precisamente en un lugar muy calmado. Muchos chicos y chicas ivan y venían, se encerraban, declaraban y conversaban dentro del armario del conserje. Al estra en lugar recóndito, muchos se escondían, besaban y abrazaban en los rincones, y yo, como siempre, tenía que mirarlos como si nada pasara, tratando de sacar mis libros rápidamente e intentar no interrumpir su momento.
Me encontré frente a frente con el incoloro casillero, cuando una pareja salía abatida y risueñamente del armario, como si nada. Traté de apresurarme y abrir el casillero. Simplemente, por el apuro, mis llaves se calleron. Maldecí en silencio y me agaché para recojerlas cuando el chico de la pareja se río divertido.
Esa voz. La conocía. Fuerte y melodiosa al mismo tiempo... James.
Me giré rápidamente para verlos "dismuladamente". Empeze a evaluar cada parte de él, cuando sus verdes ojos se posaron en los míos. Fue muy rápido. Me sonrojé, parpadeé, y me di la vuelta austada. Con mis llaves, ya en mano, desbloqueé el bendito casillero de una pura vez muy fuertemente. Por el pequeño espejo instalado en la parte trasera de la puerta pude verlo... a él. Estaba hecho un hielo. Pero por lo fría que se torno la estancia, si no porque estab paralisado , viendome. Al igual que en la "vision".
Nos miramos un largo rato... hasta que la chica junto a él se cansó de mí.
- Este... ¿James? -preguntó extrañada.- ¿Amor?
Amor. Esa palabra me dolió.
Él ladeeó su cabeza pensativo.
- ¿Anne? -susurró.
Me di la vuelta lentamente, dándole la espalda al casillero, como lo hace alguien que está por ser arrestado.
- ¿Sí? -pregunté timidamente, mirandolo a los ojos.
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Al despertar...
Teen FictionAnn Byers. Buena estatura, 17 años, bien portada. Una persona normal, exceptuando una pérdida de memoria, y la amnesia que la acompaña... Sí, sin duda alguien normal... Hasta que los recuerdos que perdió afloran en su interior, sacando a la luz co...