—Deberías rendirte—esas fueron las palabras tajantes, dolorosas y contundentes que el doctor le dio en cuanto su madre lo llevó al hospital. Su quirk aún no se manifestaba, como tampoco varios de los cuadros normales en cuanto a despertar sexual. Mientras los demás niños comenzaban a agudizar sus sentidos del olfato, a producir feromonas y a establecerse como alfas, omegas o betas, él solo era un cero a la izquierda. Su aroma, resultados ni físico encajaban con ninguna de las tres clases... Muy delgado como para ser un alfa, cuya musculatura empezaría progresivamente a formarse en zonas como las piernas y brazos; muy conciso como para ser un beta, y muy poco atractivo para ser un omega, sin despedir siquiera un poco de las feromonas normales para atraer potenciales parejas. Pero eso no era lo que le dolía o importaba. Lo doloroso y decepcionante era el saber que no tendría un quirk, jamás. ¿Qué importaba la descendencia? ¿La vida misma? Sin un quirk, jamás podría alcanzar su tan maravilloso ideal de ser como su héroe favorito, All Might.
Era doloroso, devastador, indudablemente injusto el tener que renunciar a sus sueños por una complicación biológica que jamás pidió.
Llorar no estuvo de más. Sus sueños, aquellos que había creado con tanto esmero disfrazándose como su ídolo, All Might... Todo lo que había querido y planeado, se esfumó. Todo estaba mal. Y lo sabía, mejor que nadie, sobre todo al sentir los brazos y lágrimas de su madre repitiendo una y otra vez en lamentos que lo sentía. La vida nunca había sido justa.
¿Por qué todo debía darse de tal modo?
Llegada la época de examenes obligatorios de sanidad, ya a la edad de cinco años, todo se convirtió en una tormenta de consternaciones, anomalías, verdades incómodas...
Midoriya Izuku recordaba ese día con bastante claridad. Ya había transcurrido medio año desde que él y Kacchan ya no hablaban ni eran "amigos", todo a causa de que luego de ser lastimado, apaleado y molido a explosiones y golpes en un parque, su madre lo encontrase y le ordenase por su bien mantenerse alejado del rubio. Ah, no es como si alguien como él un quirkless inútil pudiese, por más que rogase, volver a jugar con niños "normales". Sobre todo y lo que más le dolía, era el saber que por más que llorase o se entristeciera, Katsuki no volvería a ser su amigo.
"Jamás sería amigo de alguien tan inútil como tú"
Esas fueron simples palabras exclamadas de la boca de un niño vanidoso, que hirieron la frágil autoestima de Izuku. ¿Qué más podía esperar de Kacchan? Él siempre había sido así, tan brusco, valiente, fuerte y decidido. Todo lo contrario a él, un fallo de la naturaleza.
En fin, retomando el tema, aquel día se llevó a cabo con una frecuencia algo motivadora. Todos sus compañeros estaban sumamente excitados y emocionados, haciendo apuestas y apuestas, olisqueando el aire, afilando la mirada en busca de rasgos comunes entre ellos que pudieran develar la naturaleza de alfas u omegas. Un grupo de enfermeras y doctores entraron en los salones para comenzaron con las pruebas, midiéndolos, tomando muestras de sangre y dando charlas acerca de la salud reproductiva con títeres hechos de telas de colores pasteles.
—Seguro que Deku es un omega—escuchó él a sus espaldas, como un murmullo mal disimulado de uno de sus compañeros. Las risas burlonas de todos a su alrededor le hicieron temblar de miedo, creyéndose y tragándose por completo lo que el resto decía de él.
Sabía que era una anomalía, un quirkless sin posibilidad de declararse perteneciente a una categoría como alfa, beta u omega. Y de todos modos, sin pensarlo y asustado como se encontraba, se imaginó a sí mismo siendo un omega. Alguien destinado más que nada al hogar, a cuidar crías... ¡No, no quería tal cosa! ¡Su sueño era ser un héroe, aunque no tuviese un quirk! Los nervios mezclados con un sudor frío le subieron por la piel, erizándola y poniéndola sensible. Antes de que el pinchazo de la jeringa que sacaría la muestra de sangre entrase en sus venas, alcanzó a ver por el rabillo del ojo como Kacchan lo observaba.
Tembló. El rubio, con una sonrisa de superioridad y una bandita que indicaba que ya había dado la muestra de sangre correspondiente, lo enfrentó con una mirada burlona.
"Seguro serás solo un omega..."
Deku bajó la mirada. La aguja ya había entrado en él, quitando solo un poco del líquido rojo que le recorría de pies a cabeza.
—¡Muy bien, buen chico! — le habló la enfermera, una joven de cabello corto y vestida de blanco. Luego de tomar una paleta de caramelo y tendérsela, la muchacha se levantó del lugar. —Los resultados estarán dentro de una semana y llegarán a manera de cartas a sus padres...
Una semana. Siete días de espera, solo para enterarse de lo que ya sabía: que solo era un fallo, un "sin categoría", alguien sin fuerza... Quizás un beta... Ah, como desearía ser un beta...
Los días pasaron. Cierto sábado en la mañana más resplandeciente que pudiese recordar, jugando en la sala con su figura de All Might, su madre entró a un ritmo apresurado, llegando a su encuentro con los ojos bien abiertos y las mejillas sonrojadas.
—¿Mamá...?—preguntó el pequeño Izuku. En seguida notó como la mujer sostenía un sobre en sus manos, ya abierto. Entonces temió. Las palabras de Kacchan, las burlas de sus compañeros... Una nueva prueba que lo alejaba más y más de su sueño de ser un gran héroe le cruzaron el pecho, tornando su mirada en cristalina por las lágrimas que quisieron tomar todo de él.
El tiempo pareció congelarse unos segundos. La respiración errática, los pulmones trabajando dolorosamente, el corazón palpitando con violencia, la cabeza trabajando a mil por hora, dibujando mil y un escenarios devastadores que solo le arrancarían lágrimas...
No importaba. Aun si era un omega, una anomalía, un beta o lo que fuese, podría ser un héroe. Había grandes héroes profesionales y omegas, así que estaba bien, todo estaba bien, él sería un héroe y....
—¡Izuku! ¡Eres un alfa, mi niño!—las palabras de su madre quedaron en el ambiente, dando vueltas en la cabeza vacía por el shock del pecoso, quien no entendía qué había pasado. El muñeco de All Might cayó al suelo enseguida, debido a que su madre en medio de toda su exaltación y alegría, lo abrazó efusivamente, llenándolo de besos y felicitaciones.—¡Haremos una fiesta para celebrar!
¿...Él era un alfa...? Pestañeó varias veces aun con la boca congelada en una mueca de impresión pura. Su madre lo levantó del suelo y comenzó a mimarlo entre risas y un sin fin de palabras que Izuku, aun sin poder pisar la realidad de nuevo, no comprendía.
Alfa, alfa, alfa, alfa... ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Dónde?
Sí, la vida le había escupido en la cara en varias ocasiones. Sí, no había tenido la mejor de las suertes. Sí, no tenía y quizás jamás desarrollaría un quirk. Pero por primera vez, solo por unos instantes, recobró por completo la confianza. No todo estaba perdido. No todo era desilusión.
Entonces lo decidió. No volvería a dudar de sus sueños.
¡Era un alfa!
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Disculpen la mega tardanza. Aquí les dejo un nuevo capítulo <3
Espero que les esté yendo bien en la vida (?) No como a mí, alv. Malditos exámenes finales :'v
Nos leemos pronto <3
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Innecesario
FanfictionEl mundo estaba dividido. Eso no era un misterio para nadie, sobre todo para las personas conscientes de sí misma, las clases que componían a la sociedad, bien y mal. Como si no fuese complicado moverse en una realidad fragmentada en tres grandes cl...