·I just need a new toy·

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(Narra Abi)

(Girls, Girls, Girls - Möthley Crüe)

Steve hacía una fiesta en su casa esa noche, no tenía mucha relación con él, pero había sido invitada y me venía bien para conocer a la población de Hawkins de mi edad, así que me arreglé un poco más de a lo que acostumbraba a hacer, pintalabios rojo, sombra negra, y un vestido corto.

Una vez allí, saludé a los pocos compañeros de clase que conocía, pero no a Steve, le vi hablando con una chica de cabello rubio y ojos claros, Lynn, decidí no molestarles, por lo que me dirigí a la zona donde estaban las bebidas y me serví de una fuente, desconocía por completo lo que era, pero tampoco es que le diera mucha importancia. Me iba a sentar en uno de los sofás del salón, todo iba bien, la gente bebía y se divertía, hasta que todas las miradas se dirijieron a la entrada, Billy Hargrove, el hombre que menos se esperaba ver por allí, todo el mundo conocía su complicada historia con Steve.

- ¿Qué haces aquí, Hargrove? Nadie te ha invitado - Preguntó el anfitrión de la fiesta, acercándose con el ceño fruncido en dirección al chico.

- No necesito invitación, yo mismo me he invitado... - Respondió Billy apoyándose en el marco de la puerta con una media sonrisa dibujada en los labios.

-Venga ya, Harrington, no seas aguafiestas, no conoces ni a la mitad de la gente que está aquí, ¿es que acaso tienes miedo? - Dijo uno de los "secuaces de Billy"

El estrés y la presión podían leerse en la expresión de Steve, que se rascó la frente, pensativo, y tras negar con la cabeza alzó su vaso, y continuó con la fiesta. No quería que recordaran su fiesta por otro encontronazo con el que decían que le había quitado el puesto ahora que siempre se juntaba con aquel grupo de niños pequeños.

El ambiente se sentía un poco más tenso desde aquel encuentro, me mantuve sentada en uno de los sofás bebiendo de mi vaso, hasta que Steve se acercó a mi con una encantadora sonrisa en los labios, como de costumbre.

-Hola Abigail, no te he visto llegar, ¿te lo estás pasando bien? -Preguntó sentándose con las piernas abiertas junto a mí, apoyando los brazos en el respaldo del sofá.

-Por supuesto, gran fiesta, a pesar de... Ya sabes- Dejé escapar una pequeña carcajada, poniéndome el pelo tras la oreja.

-Oh, ya, bueno... He oído por ahí que a ti también te da problemas, se dice que en uno de los recreos se os vio manteniendo una acalorada discusión.

-Exacto, desde el primer día, creo que está frustrado porque no pudo seducirme con esa camisa abierta, mostrando su pelo del pecho, y repito, su pelo, en singular.

Steve no pudo evitar reír, su aliento olía a alcohol, se acercó un poco a mi oído y comenzó a hablar.

-Escucha, por lo que veo puedes cuidarte sola bastante bien, mejor que muchos de los chavales que hay por aquí, pero si necesitas ayuda... Cuenta con Steve, el para siempre Rey destronado.

Tenía la mirada fija en sus brillantes ojos castaños cuando me disponía a responder, pero entonces él llegó como un terremoto, inoportuno como siempre, los brazos en jarra, parándose frente a nosotros con una mueca de superioridad realmente desagradable.

-Vaya, vaya... ¿Interrumpo algo? -Preguntó tras carraspear con la garganta.

-Hombre, si es el chico con una mofeta por pelo, no te puedes imaginar lo mucho que te echaba de menos- Respondí con ironía, alzando una de mis cejas.

-Si pasaras una noche en mi cama no serías tan dura, aunque estoy seguro de que ese cuerpo ya está lo suficientemente manoseado... - Se mordió el labio inferior mirándome de arriba a abajo.

- No permitiré que trates así a nadie delante mía, y menos en mi casa, en mi fiesta, Billy. -Steve se levantó del sofá con rapidez, acercándose al contrario de forma desafiante.

-¿Por qué no te callas y vuelves con la zorrita friki? Está claro que no puedes aspirar a nada mejor.

Pude notar como Steve llenaba su pecho de aire, y sus fosas nasales se abrían a la vez que la vena de su frente se hinchaba, ya no había vuelta atrás, un puñetazo se dirgió a una de las mejillas del rostro de Billy con rapidez, lo que provocó que escupiera un poco de sangre, a partir de ese momento los golpes empezaron a volar uno detrás de otro, todo el mundo les observaba expectantes, mientras yo trataba de hacer que pararan, llevándome también algún golpe.

Lynn apareció en la escena, ayudándome a separarles, ella agarró a Steve a la vez que yo tiraba de los brazos de Billy hacia atrás, tratando de inmovilizarle.

- ¡Estás muerto, Harrington, muerto! -Gritó Billy mientras yo le arrastraba con todas las fuerzas que tenía hacia la salida de la casa, sabía que si le soltaba volvería a tirarse sobre su contricante.

-Se acabó el espectáculo chicos, seguid con la fiesta. -Escuché decir a Lynn, antes de salir de allí por completo.

Una vez en la calle, solté a Billy junto a su coche, a esa distancia tendría tiempo de reacción si trataba de volver corriendo al interior de la fiesta, pero aún así tuve que agarrarle del pecho en numerosas ocasiones, su respiración estaba completamente acelerada al igual que los latidos de su corazón, y sus pupilas dilatadas.

-¡Ya vale, joder, ya vale! ¿Eres un hombre o una puta bestia? Porque te juro que ya no estoy tan segura de la respuesta por muy obvia que parezca.

-Déjame en paz, tú no eres mucho mejor que yo, sé cosas de ti, Sanders, o acaso crees que por venir a un pueblucho como este no te iban a tener fichada, no puedes huir de tu historial.

-¿Has estado investigándome? Eres un puto enfermo. -Escupí al suelo, justo a unos centímetros de sus pies, tratando de ocultar que realmente me había acojonado tras escuchar aquello.

-Puede que lo haya hecho, o puede que me haya tirado un farol para sacarte información... -Se mordió de nuevo el labio, acercándose peligrosamente a mi de manera que mi cuerpo quedó encerrado entre el suyo y su coche.

-¿A qué juegas Billy? -Dejé que se acercara, quizá los efectos del alcohol no me dejaban pensar con claridad, pero tenía un plan.

Se agachó levemente hasta que los rostros de ambos llegaron a estar a la misma altura, pude sentir su respiración sobre mi, y segundos después su labio inferior rozaba mi labio superior, cerré los ojos y finalmente fui yo la que le agarró de la nuca, acercándole a mi por completo, de modo que los labios de ambos se fundieron en un intenso beso, que comenzó a acelerarse. Él bajó sus manos hasta mis caderas, juntando su cuerpo con el mío con un brusco movimiento, ya le tenía donde quería.

Bajé los dedos por su pecho, acariciando su piel con las yemas de los dedos, sin cortar el beso, excepcuando por algunos pequeños mordiscos en su labio inferior, hasta que finalmente llegé a la parte más intima de su cuerpo, la cual agarré con tanta fuerza que llegué a clavar las uñas en ella. Pude escuchar el fuerte quejido que salió de su boca al notar aquel dolor.

-El que juega con fuego, se quema... Y tú tienes quemaduras de segundo grado cariño... -Susurré en su oído, moviéndole hacia atrás para poder separarme del coche y quedar completamente libre.

Le solté, escuché como me insultaba pero continuaba inmóvil por el dolor y la confusión, aproveché aquel tiempo de margen para entrar en mi coche rojo y pisar el acelerador cuando observé que se dirigía a mi con una mueca realmente aterradora. Le lancé un beso a través de la ventanilla, para sacarle el dedo después con una sonrisa en los labios.

Aquella noche yo había ganado, aunque sabía que sin duda eso era el comienzo de una de las peores guerras posibles entre aquel muchacho y yo.

My cherry pie (Stranger Things, Billy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora