PRÓLOGO

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Tengo frío... Mucho... frío... ¿Por qué me siento así? Nunca había sentido esto en las calles de mi ciudad natal, cierto es que no teníamos mucho debido a nuestra condición, pero nunca me había faltado una capa y un sombrero con las que frenar la gélida caricia del viento, debe ser porque este uniforme militar es una birria o que los excrementos de los cerdos y la basura caldeaban el ambiente de Madrid... Je...

Mi mujer... ¿Por qué diantres no puedo moverme? ¡Maldita sea! Le prometí a María que volvería para cuidar de nuestro futuro hijo. ¿Qué clase de hombre no es capaz de cumplir las promesas que le hace a su esposa? ¡Soy ridículo! Mi cuerpo no es capaz de derramar una sola lagrima de dolor por no poder volver a verla, realmente soy una vergüenza para todos los hombres de este país.

Ahora sólo me queda esperar, supongo... De nada servirá lamentarme, una herida así en campo enemigo no tiene solución, tan sólo deseo dos cosas ahora mismo; que mis compatriotas logren llevar al trono a los Borbones y que un enemigo me encuentre para acabar con todos los pensamientos que atormentan mi mente.

Un paseo históricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora