Eran las ocho de la noche. Alex, su madre y Jake estaban comiendo tranquilamente cuando el teléfono de Alex comenzó a sonar alertándola de un mensaje. Era de Sarah, avisándole que pasaba por ella en media hora para ir a su casa y cambiarse allí.
- ¿Quién es, cariño? –preguntó su madre-.
- Es Sarah. En media hora pasará por mí
- ¿A dónde irán a estas horas?
- Jessi nos ha invitado a dormir a su casa, algo así como una pijamada
- Oh, está bien, cariño. Ve a preparar tu bolso que Jake me ayudará a acomodar aquí
- Gracias, má
Se levantó de la mesa y subió las escaleras salteando de dos en dos los escalones. Al llegar a su habitación buscó en su armario un pequeño bolso en el cual entrara tanto la ropa que llevaría para dormir de Jessi como la ropa para salir esa noche.
No estaba decidida si llevar aquel hermoso vestido color verde de mangas ¾ o el de color crema de encaje mangas chinas que le había regalado su hermano para su último cumpleaños, luego de decidirlo unos segundos opto por el color crema, agarró sus zapatos tipo botitas en color negro y metió todo dentro del bolso.
Una vez que tuvo todo preparado y terminando de acomodar unas cosas en su habitación, escuchó que su madre le gritaba desde el piso inferior que Sarah la estaba esperando en el auto.
- Nos vemos mañana, má! Te amo
- Yo también, hija. Cuídense y no se desvelen
Se subió al Corolla de su amiga tirando el bolso al asiento trasero y se colocó el cinturón de seguridad. Ambas se miraron y sonrieron para luego emprender camino hacia la casa de Jessi. Por el camino iban escuchando One more night de Maroon 5 y cantaban a todo pulmón.
Esa noche, era SU noche.
Jessi las esperaba en la puerta de su casa con una barrita de chocolate en su mano. Había dejado de fumar no hacía ni dos días y para reemplazar el vicio del tabaco comenzó a comer chocolate. Agradecía de tener un metabolismo súper rápido para quemar todas aquellas calorías.
Entraron corriendo en la casa de la rubia para subir directo a la habitación de ella, gritando de pasada un ‘HOLA SEÑORES SMITH’ quienes solo miraron las escaleras algo extrañados.
Las tres chicas tenían una hora y media para estar listas, así que se turnaban, una maquillaba y la otra arreglaba el cabello de la que faltaba y así hasta quedar todas perfectas, se pasaron crema humectante con aroma a vainilla por el cuerpo y luego se pusieron sus vestidos.
Faltaban solo diez minutos para las once de la noche y las chicas se juntarían con sus amigos en la puerta del club Ministry Of Sound. Iban a ese lugar porque el de seguridad era el hermano mayor de uno de los chicos, y siendo que era para mayores, él los hacía entrar sin mostrar identificaciones.
En el momento que llegaron al lugar, se acercaron a la fila y se encontraron con el resto del grupo, la gente se quejaba porque ellas se metían pero no le tomaron importancia, sus amigos estaban allí.
Dentro del establecimiento se distinguían tres pistas con diferentes colores: la azul en la cual estaban pasando música electrónica, la verde que pasaban pop movido, y la roja en la cual pasaban música un tanto extraña, ya que todos se movían sensualmente y estaba rodeada de una cuerda de terciopelo…parecía una sala VIP.
Todos caminaron hacia la barra de la sala azul, pidiendo cada uno su bebida, las cuales no bajaban de una alta graduación de alcohol, los más tímidos se quedaron en allí bebiendo para entrar a tono y bailar, el resto se dirigió a la pista de baile y saltar al ritmo de Aviici.
Entre tanta diversión y saltos, Alex volvió a la barra para pedir un refresco y mientras esperaba miraba alegre hacia sus amigos los cuales bailaban ridículamente. El barman le dejó su bebida frente a ella y estaba a punto de agarrar la lata cuando un hombre se posicionó a su lado.
- Hola, bonita, ¿puedo pagarte una bebida?
- No, gracias. Ya tengo la mía –contestó ella mostrándole lo que había frente a ellos-.
- ¿¡OYE QUE CREES QUE HACES!? –gritó el hombre provocando que Alex mirara hacia otro lado-. Lo siento, es uno de mis amigos. Nos vemos luego, hermosa
Y sin más se fue dejando a la castaña un poco desorientada.
Sin prestarle atención a aquel extraño que se había aparecido a su lado, volvió con sus amigos mientras tomaba su refresco y bailaba al ritmo de la música que rodeaba la sala azul.
A eso de las tres am se sentía un poco sofocada entre tantas personas, así que diciéndole a sus amigas que iba a salir a tomar aire fresco, comenzó a caminar hacia la salida del club mientras trataba de esquivar a las personas que se metían en su camino o la empujaban al saltar.
Estuvo unos minutos apoyada contra la pared con los ojos cerrados y respirando tranquila el aire fresco que corría por las calles de Londres a esa hora de la madrugada.
Un extraño ruido proveniente del callejón frente al club llamó su atención, así que sin importarle qué era lo que estuviera ocurriendo, llevada por su nata curiosidad, caminó a través de la calle y al llegar al otro lado, unas manos se posaron en su boca tapando los sonidos que la castaña emitía del susto.
La trasladaron hacia el fondo del callejón, resultando ser uno sin salida y completamente oscuro, que tenía como única iluminación la luz de la luna cuando se dejaba ver entre las nubes. Allí ella se dio cuenta que el extraño que se había ofrecido a pagarle una bebida estaba frente a ella otra vez, pero rodeado de sus amigos y una sonrisa socarrona en los labios.
Estaba perdida.
Jamás había estado en una pelea y menos siendo cinco hombres contra ella sola.
Sonrisita Socarrona comenzó a tocar sus piernas ascendiendo cada vez más mientras que otro tapaba su boca impidiendo los gritos que trataba de emitir. En el momento en que ese hombre asqueroso rozó con sus dedos las bragas de ella, Alex mordió la mano que estaba en su boca y comenzó a gritar como loca.
Dudaba que con la música que salía del club alguien pudiera escucharla, se sentía impotente por ser tan débil.
Se sorprendió al ver cómo Sonrisita Socarrona era empujado y caía contra la pared con un fuerte golpe. Un chico comenzó a pelear con los chicos que la tenían acorralada en aquel callejón y no vio que no le importaba estar en inferiores condiciones que ellos.
Golpeó y luchó, aguantó los golpes que recibía y cuando quedaron solamente dos de pie y lo vieron realmente se susurraron entre ellos y salieron corriendo. Alex no entendía por qué habían hecho eso hasta que el chico misterioso se dio la vuelta y la miró.
- Oh por Dios –susurró casi sin aliento…y fue lo último que vio-.
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Monster #WATAwards
Fanfiction¿Qué se puede esperar de un encuentro entre una chica de 17 años y un hombre de 22? Para empezar, la diferencia de edad. En segundo lugar, la personalidad de él. Alex Whitmann fue salvada por Harry cuando unos hombres quisieron asaltarla a la salida...