-¿Ha habido suerte?
-¿Tú que crees, papá?
-Seguro que encuentras algo, cariño.
-Si mamá no se hubiese ido...
-Miriam, no empieces otra vez.-dijo mi padre tajantemente. Habían pasado siete meses ya de eso, pero yo no podía quitarme el asunto de la cabeza.
-Lo siento papá, pero no puedo evitar pensarlo. Nunca me hubiera esperado esto de mamá.
-Deberías hablar con ella. Estás siendo demasiado rencorosa.
-Yo creo que eres demasiado compasivo.
-Sigue siendo tu madre.
-Y Carlos sigue siendo tu hijo, aunque a ella parece que le dé igual.
Odiaba cada vez que salía este tema de conversación. El divorcio de mis padres aún coleaba en el ambiente, y es que todo me parecía aún increíble. Mamá era la típica mujer modelo que todos querían a su alrededor: era guapa, simpática con todo el mundo, trabajadora y una madre que adoraba a su familia. Siempre me sentía orgullosa de ella, de decir que era mi madre. Sin embargo, todo ha cambiado. Primero fueron los viajes de negocios, luego las cenas de empresa, las reuniones nocturnas. Ya no había quién se creyera eso, después de dos años igual, así que todo explotó. El día que mi madre nos dijo que se había enamorado de Jose, para mí dejó de existir.
Poco después del divorcio, y cuando parecía que las cosas volvían a su cauce, vino el juicio por la custodia. Papá y yo estábamos seguros de que iba a ser compartida, pero ella nos sorprendió pidiendo la custodia total de mi hermano de 11 años, alegando que con ella iba a tener mejores condiciones de vida. Por si no era suficiente palo para papá que ella se hubiera marchado, engañándolo y dejándolo humillado, ahora pretendía dejar claro su problema para encontrar trabajo mientras que Jose era dueño de una importante fábrica de textil y con un nivel de vida que le permitía cualquier lujo.
No hace falta que os diga cuál fue la resolución de la sentencia.
-Sabes que tu hermano está muy contento con ella.
-También nos echa de menos a nosotros.
-Y ella a ti también.
-Buen chiste.-dije irónicamente.- Por eso nunca se ha preocupado por mis estudios. Tanto dinero del que presume y no le he visto ayudar nunca con mi educación aquí en Madrid.
Y es que así era. Durante estos tres años de estancia en la capital española, papá siempre era el que se había ocupado de los gastos de la universidad y del alquiler del piso que compartía con mis tres mejores amigos. Todo iba bien hasta que se nos cerró el grifo de los ahorros. El paro de papá había bajado considerablemente y no podía permitirse los gastos de dos personas. Ni falta hace decir que no pensaba acudir a mi madre para que me diese dinero. Así que así estaba la situación: en búsqueda de un empleo que no encontraba.
-Deberías llamar a tu....
-Ni se te ocurra volver a decir eso. Tengo que irme. Te llamaré mañana. Un beso.
-Otro para ti, hija.
No pude evitar masajearme las sienes, y respirar profundamente en un intento de aliviar tensiones. El café se había enfriado, igual que lo iba haciendo poco a poco mi cuenta corriente.
-¿Te han llamado?-dijo mi compañero tumbado en el sofá pasando canales de televisión sin fijarse mucho en lo que estaban poniendo.
-Ojalá Alberto. Era mi padre. Quería saber cómo iba todo, como si algo hubiese cambiado en estos días.-dije mientras entraba al salón y me sentaba a su lado.
-No te desanimes, seguro que encuentras algo.
-¡Lo he probado todo! He llamado a tiendas de ropa, restaurantes, pubs... En ningún sitio necesitan personal. Creo que tendré que volver a Albacete y dejaros.
-Eso no lo digas ni en broma. Ven aquí, anda.-dijo Alberto extendiendo sus brazos hacia mí. Alberto es ese hermano mayor que nunca tuve, pero que tanto he necesitado. Cuando me vine a Madrid, no conocía a nadie y él ha sido mi guía durante todo este tiempo. Desde que lo conocí cuando buscaba piso, no ha dejado de protegerme y de darme consejos. Los dos nos tenemos mucho cariño, y aunque no me lo diga, él también está muy preocupado con mi situación.
-Creo que yo también necesito un abrazo chicos.-dijo Claudia entrando por la puerta.
-Alguien tiene envidia.-dije yo sonriendo, intentando picarla.
-Ten 4 horas de derecho constitucional un jueves por la tarde, y entonces me cuentas.- Claudia estaba ya en su tercer año de carrera. Tuvo una etapa un poco complicada al empezar a estudiar en la universidad. Dejándose guiar por el amor adolescente, decidió quedarse en Valencia, de dónde era, a estudiar arquitectura con el que consideraba el amor de su vida. Un par de meses más tarde, descubrió que el tío era un gilipollas de campeonato que la había estado arrastrando en las decisiones sobre su vida y alejando de sus amigos; así que cortó de raíz y se vino a Madrid, donde empezó derecho y una nueva vida. Al igual que todos nosotros.
-Touché.-respondí, levantando las manos en son de paz.
-¿Dónde está Rodri?-preguntó, buscándolo con la mirada.
-¿En serio preguntas eso? Adivina.-contestó Alberto rodando los ojos.
-Esa chica lo va a volver loco.-dijo Claudia entrando a la cocina.-He comprado alitas de pollo. ¿Hago unas patatas fritas y cenamos juntos?
-Y que lo digas, últimamente no está nada centrado. Y mira que le gusta medicina. Por cierto, sí a lo de las patatas.-dije enfilando el pasillo.
-Creo que prefiere estudiar anatomía de otra forma.-dijo partiéndose de risa Alberto, el mayor de los cuatro 'sevillanos'. Escogimos ese nombre para el piso tras una fiesta flamenca en casa que no salió como esperábamos. Todavía me acuerdo de cuando apareció la policía por la puerta poniéndonos una multa por ruidos. Aún sigue colgada con un imán en la puerta del frigorífico, por si se nos pasa por la cabeza hacer algo así otra vez.
-Por cierto Miriam, ¿qué tal la búsqueda de empleo?-dijo Clau.
-Mejor no preguntes.- respondí cerrando la puerta de mi habitación.
Hola gente! Espero que os guste este proyecto en el que me embarco con una gran ilusión. Hace mucho tiempo que leo historias en wattpad, pero nunca me he animado a publicar las ideas locas que se me pasan por la cabeza. Sin embargo, me gustaría compartir con vosotros algo que me lleva rondándome durante un tiempo y que espero, disfrutéis tanto leyéndolo, como yo escribiendo. He de avisaros, que habrá dos o tres capítulos introductorios a la historia antes de que aparezca nuestro Marco, pero espero que la espera merezca la pena para que conozcáis un poco mejor la historia de este grupo de chicos tan particular, y especialmente la de Miriam, nuestra protagonista.
Asimismo, me gustaría deciros también que debido a mi vida personal (estudio en la universidad) no podré publicar todo lo frecuentemente que me gustaría, pero espero sacar tiempo para hacer uno o dos capítulos a la semana. Ya me contaréis qué os parece.
Deseando conoceros,
Carmen.
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Dos mundos que colisionan IMarco AsensioI
Teen FictionMiriam estaba en problemas. Sin un euro, necesitaba desesperádamente un trabajo para poder sobrevivir por Madrid y no tener que dejar a sus amigos; volviendo a una casa dónde las cosas estaban fuera de control en una familia rota. Tras muchas idas...