-¿Me has esperado mucho tiempo? Perdona, estaba aparcando.-dije mientras guardaba las llaves del coche en el bolsillo de la chaqueta y me quitaba las gafas de sol.
-No te preocupes, acabo de llegar.-dijo mi hermano mientras me observaba.-Ya he pedido, por cierto.
-¿Lo de siempre?-dije mientras tomaba asiento. Igor sólo asintió.-Deberíamos cambiar un poco.
-Eso dijimos las dos últimas veces y míranos.-recordó entre risas mi hermano. Comer arroz meloso en Tatel se había convertido en una tradición que mi hermano y yo cumplíamos al menos una vez al mes. Cuando comencé a jugar para el Real Madrid trajimos a mi padre a este restaurante para celebrar su cumpleaños como recomendación por parte de mis compañeros y desde entonces venimos muy a menudo.- ¿Qué tal el entrenamiento?-me preguntó mientras me servía agua en mi copa. Yo no era muy dado a beber y debido al fútbol no debería tomar alcohol.
-Como siempre, ejercicios, charla técnica... Creo que jugaré en el próximo partido.
-Eso es bueno, estaremos allí para animarte.
-Tengo ganas de jugar de titular, salir desde banquillo últimamente me está matando. Aunque preferiría que hubiese sido este fin de semana, a los no convocados les han dado tiempo para desconectar e irse de vacaciones, y necesito pasar unos días en Mallorca.
-Para ver a tus amigos hay tiempo. Además en un par de meses es Navidad, y volveremos a casa. Tú concéntrate en el fútbol.
-Hablando de concentrarse, hay una cosa que últimamente...
-¿Eres Marco Asensio, verdad?
-Sí.-contesté a un niño que se acababa de acercar a nuestra mesa.
-¡Qué guay! Mi hermano y yo somos del Madrid y te vemos todos los fines de semana.-dijo mirándome ilusionado. A lo lejos pude ver como una mujer se acercaba a nosotros.
-Álvaro, ¿cuántas veces te he dicho que no te levantes más de la mesa? Perdonad, chicos.-contestó la que seguramente era su madre.
-Pero mamá es Marco Asensio, el futbolista.-dijo mirándola.
-¿Eres el jugador del Real Madrid?-dijo sorprendida.
-Sí, y no se preocupe, su hijo no nos ha molestado en absoluto.-dije educadamente y con una sonrisa.
-¿Te importa si os hago una foto? En mi casa no para de hablarse de deporte.
-Claro.-dije mientras me levantaba de la mesa y me ponía al lado del niño, mientras su madre sacaba una foto con su móvil.
-Muchísimas gracias. Venga Álvaro, que estamos a mitad de comer. Disculpad de nuevo.-terminó de decir.
-No hay problema.-contesté volviéndome a sentar.
-Por fin una mujer que no te tira la caña.-dijo riéndose mientras yo lo miraba fatal. Desde que era jugador del Real Madrid la verdad es que no paraba de recibir comentarios de chicas al igual que en todos los eventos a los que iba notaba cómo me miraban y se me acercaban, y eso me hacía sentir incómodo en muchas ocasiones, porque se les veía lo interesadas que estaban en hombres con dinero.-Bueno, ¿qué querías decirme?
-Es que...
-Por aquí les dejo su comida, que aproveche.-interrumpió el camarero, depositando los platos en la mesa.
-Gracias.-dijo Igor.- ¿Y bien?-inquirió volviendo a mirarme.
-Nada, que me cuesta concentrarme cuando veo que últimamente aunque nos esforzamos los resultados no llegan.-dije llevándome un poco de arroz a la boca. Al final decidí omitir el tema de las llamadas de mi ex. No quería preocupar a mi hermano. Además, este es un tema que tenía que aprender a resolver solo.
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Dos mundos que colisionan IMarco AsensioI
Teen FictionMiriam estaba en problemas. Sin un euro, necesitaba desesperádamente un trabajo para poder sobrevivir por Madrid y no tener que dejar a sus amigos; volviendo a una casa dónde las cosas estaban fuera de control en una familia rota. Tras muchas idas...