Capítulo 4

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-Próxima estación: Ciudad Universitaria.

Iba tan distraída que ni me di cuenta de que el trayecto en metro ya había acabado. Empezaba una nueva semana, y si ya un lunes de por sí era duro este lo iba a ser dos veces más.

Mientras salíamos todos los estudiantes del vagón, yo no podía parar de pensar en la conversación que tuve con mi padre este fin de semana.

-Está bien, está bien, te escucho.-dije tumbándome en la cama.

-Tu madre ha llamado.-eso hizo que me incorporara rápidamente.

-Pero...

-Te he dicho que no me cortes, Miriam. Dice que va a Madrid esta semana, por unos asuntos de la empresa y que quiere verte.

-Vaya, pues yo no quiero verla. ¿Podemos simplemente ignorar que ha llamado y ya está? Sinceramente, papá, yo no entiendo ni por qué descolgaste el teléfono.-dije mientras jugaba con un bolígrafo. Esta conversación no iba a acabar muy bien y necesitaba distraerme de alguna manera.

-Mira Miriam, ya sé que sigues cabreada por todo lo que pasó y tú más que nadie sabes que las cosas tampoco han sido fáciles para mí; pero no por ello puedes olvidar quién es tu madre.

-Creo que con 20 años que tengo soy lo suficientemente mayorcita para decidir a quién quiero en mi vida y a quién no, pero gracias por el consejo.

-Va a ir con tu hermano, Miriam.-terminó soltando mi padre. Que Carlos formase parte de la ecuación de esta sorprendente visita a Madrid era algo que yo no esperaba y que cambiaba totalmente la situación. Hacía mucho que no lo veía y lo echaba mucho de menos. Sin embargo, yo sentía que esto era una especie de chantaje emocional para que cruzáramos palabra. Y no me molaba nada.

-¿Miriam sigues ahí?

-Sí, sólo estaba pensando. ¿Viene con él? ¿No se supone que tiene clases?

-No lo sé, hija. Pero eso es lo que me ha dicho. Pensaba que te interesaría.-yo sólo pude resoplar.

Así que así me encontraba, en un dilema del que no sabía muy bien cómo salir. En verdad, tenía muy claro lo que quería, y era ver a mi hermano, la persona a la que más quiero, por encima de todas las cosas. Pero eso suponía tener que enfrentarse a volver a ver a mi madre, y no estaba muy preparada para ello. Por si no tenía ya de por sí problemas, añadamos uno más a la lista.

-Bu!-dijo Lucía empujándome el hombro.

-Tía, estos sustos a estas horas, no, por favor.

-Llevo un minuto gritando tu nombre por el campus, y no me hacías ni caso. Seguro que ya soy la loca oficial del mes gracias a tu sordera. Cuando quieras te acompaño a un médico, payasa.-dijo excusándose.-Por cierto, ¿te pasa algo?

-Nada, sólo estoy un poco agobiada, por el examen y eso, ya sabes.-mentí. Aunque confiaba en mi amiga, no quería sacar el tema. Ya tenía bastante con todo lo que se me pasaba por la cabeza y quería desconectar un poco.-Pero bueno, dejemos de hablar de mí, ¿qué tal tu fin de semana?

-Estudioso, pero bueno. También saqué tiempo para ir al cine.

-Uyyy y con quién, si se puede saber.-la miré mientras le daba golpecitos en el brazo cuando entrábamos al edificio.

-Pues con alguien al que conoces muy bien.-dijo levantando las cejas.

-Hola chicas.-saludó Fran, un chico de nuestra clase. No hacía faltar ser muy observador para ver la mirada especial que le soltó a mi amiga.

Dos mundos que colisionan IMarco AsensioIWhere stories live. Discover now