Capítulo 4: Bea

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Si alguna vez salen con un futbolista, antes de hacerlo asegúrense de que lo conocen bien y de que es un buen tipo, de lo contrario estén listas para encender la TV y escuchar en un programa de chismes cómo su novio la pasó excelente el fin de semana con un montón de fulanas luego del partido que jugó en Argentina.

Okay, yo estoy bien, ya lo superé.

Perdida y enredada entre tantos pensamientos choco con alguien por accidente y las hojas que traía en la mano salen volando esparciéndose por todo el piso. 

Ay no, lo siento mucho -Digo avergonzada y recuperándome de mi distracción-

Cuando levanto la mirada para ver de quién se trata me doy cuenta de que es nada más y nada menos que Gabriel Fernandez, que en estos momentos es algo así cómo...mi jefe.

Mi padre insistió en que debía hacer mis practicas de administración de empresas en el club, porque ¿qué mejor lugar para hacerlas que en una de las inversiones de mi padre?. En fin, acabe aquí y hace como mes y medio tengo que trabajar junto con Gabriel así que la situación no podría ser más vergonzosa.

No te preocupes Bea, deja yo lo recojo -Dice mientras toma las hojas del piso y las extiende hacia mi-

Gracias, y de nuevo lo siento mucho -Digo ordenando mis papeles-

De nuevo no hay problema -Responde riendo- ¿pasa algo?, te ves distraída y un poco cansada 

No, está todo bien -Digo intentando restarle importancia al asunto- bueno estoy mejor ahora que te veo, tenía que entregarte estos análisis financieros y no quería ir hasta el cuarto piso -extiendo dos de las hojas de vuelta a sus manos-

Y yo que ya me estaba emocionando por tu comentario, pensé que te hacía feliz verme -Dice con una mirada seductora que me deja sin aire. ¿Qué rayos está pasando aquí?-

Yo solo me río algo sonrojada. 

¿Te parece si vamos a mi oficina y me explicas esto?, no me cuadraban con las facturaciones del mes pasado..

Claro, no hay problema..

Gabriel estaba pisando los 40 años pero se conservaba genial, estaba tan sexy o incluso más que cuando era joven. Se había retirado de ser jugador pero conservaba un puesto en la administración además de haber adquirido acciones en el club. Tenía llegada con los chicos porque todavía conservaba a muchísimos amigos en la cancha así que para los del directorio era como su conexión más preciada, él tenía la capacidad de hablarles persuasivamente y convencerlos de algunos cambios a los que se oponían.

Llegamos a su oficina que tenía unos ventanales de vidrio con magnífica vista y todo parecía estar en perfecto orden, en resumen, no parecía una oficina para mí pues cuando yo trabajo hago un desastre de hojas y tazas de café.

Siéntate -Dice señalando los asientos de cuero de la pequeña antesala a su escritorio- ¿quiéres algo de beber?

No gracias, esto será rápido -Digo abriendo un expediente-

¿Tienes prisa?

No, sólo no quiero quitarte tu tiempo, por eso traje todo bien organizado -Digo sonriendo-

No me quitas el tiempo, tal vez no te has dado cuenta pero disfruto de tu compañía, trabajar aquí implica muchas horas de soledad al día..

Ohh... bueno, supongo que gracias, eres muy dulce -Respondo con una genuina sonrisa-

Y era la verdad, desde que trabajamos juntos Gabriel había evidenciado ser amable y considerado en extremo, es la clase de hombre que hasta te pregunta a qué temperatura deseas el aire acondicionado para que no sufras de frío, y sí no las pasábamos bien, él era bueno escuchando y aunque no me gusta admitirlo yo hablo mucho...

Pero en realidad era dulce... y a quién quiero engañar, desde el primer día todo en el me parecía atractivo, su cuerpo, su mente, su actitud, su forma de ser. Pero seamos realistas, sería una completa desubicada de fijarme en él, el hombre me dobla la edad, literalmente podría ser mi padre y tenemos una relación estrictamente laboral, lo único que puede existir entre él y yo, son fantasías.

No tienes que agradecer nada, desde que llegaste has hecho mi trabajo mucho más sencillo, eres eficiente y muy buena con los números, de hecho quería darte algo..

Ohh, y ...¿Qué cosa? -Pregunto bastante intrigada-

Se pone de pie y camina hacia su escritorio para abrir un cajón y sacar una pequeña bolsa de color celeste. 

El fin de semana estuve en Nueva York, y esto me pareció un lindo agradecimiento de mi parte -Dice mientras camina en mi dirección con la bolsa, es de Tiffany & co -

Señor Fernandez, en serio no puedo aceptarlo, es demasiado -Digo contrariada por mis emociones- 

No te dejes engañar por la bolsa, no es un anillo de diamantes -Dice riendo- es sólo un pequeño detalle, algo sencillo..

Tomo la bolsa y al abrir el empaque me encuentro con una pequeña pulsera color plata con un diminuto dije de brillante. Es realmente la cosa más sencilla pero linda que he visto, simplemente me encanta... 

                                             






Fire meets gasoline | FutbolistasWhere stories live. Discover now