Especial Halloween

761 40 11
                                    

The four little girls.

ʟᴀs ᴄᴜᴀᴛʀᴏ ɴɪñɪᴛᴀs.

Lunes, 31 de octubre - 2005.
8:16 p.m.

La noche de Halloween nunca ha sido una de mis favoritas, no le veo mucho sentido a que los niños se disfracen y pidan dulces solo porque sí. En realidad me parece algo tedioso tener que ir de casa en casa diciendo: «dulce o truco»; no es algo que me llame la atención y por eso siempre he tratado de evitarlo.

Incluyendo hoy.

Mis padres salieron a una fiesta aprovechando que mañana será día cívico por ser el día después de Halloween, de esta manera todos podrían hacer sus fiestas sin ningún tipo de inconveniente. En mi caso, me quedé en casa haciendo mis deberes y escuchando un poco de música. Mis padres insistieron en que comprara dulces y los entregara a los niños cuando tocaran a la puerta, pero simplemente no lo hice.

Durante todo el rato, venían niños pidiendo dulces gratis que yo no tenía, y solo podía darles una respuesta:

No hay dulces esta noche.

Claramente no es la respuesta que un niño quiere en una noche como esta, pero me temo que si yo no disfruto la noche de Halloween, no tengo porque ayudar a los demás a hacerlo.

Pasaron al rededor de 10 minutos, cuando volvieron a tocar la puerta, la abrí esperando ver otro pequeño grupo de niños listos para decirme la típica frase.

Pero no fue así.

En mi puerta se encontraban cuatro pequeñas niñas tomadas de la mano y con sus ojos cerrados: una rubia, una pelirroja, una castaña y una azabache. Tenían una expresión triste en su rostro y estaban algo desarregladas, claramente no traían disfraz. A pesar de que tenía la certeza de que no querían dulces, me animé a decir:

-... Lo siento niñas, hoy no tengo dulces.

A lo que me respondieron al unísono:

No queremos dulces.

Las voces mezcladas de las cuatro niñas me hicieron temblar, realmente no fue una sensación agradable.

-De acuerdo, ... ¿Entonces qué quieren?

Sus aspectos me hacían sentir un poco incómod@.

Queremos entrar.

Esta vez sus voces no fueron tan macabras, fueron más como un pedido de auxilio.

-Tenemos frío, y nadie quiere recibirnos, ¿podrías acogernos un rato?- suplicó la castaña.

Dudé un poco en qué responder, supongo que no le haré daño a nadie, después de todo, solo se quedarían un rato.


Está bien, pasen.

Me asombraba la forma en la que aún con sus manos entrelazadas y sus ojos cerrados, caminaban a la perfección.

Tomaron unos cojines del mueble de mi sala y se sentaron en el suelo formando un medio círculo, también pusieron uno en frente, que asumí, era para mí.

BLACK PINK😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora