T E R C E R O: sufrimiento

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La sangre que corria por sus venas me llamaba para cortarlas y que saliera de su blanca piel, los ruidos del bosque me alentaban a siguir mi plan tal cual como lo ingiene en un principio.

El maullido de un gato era mi aconpañante invisible, negro como la noche misma, me hacia compañia, velando que nadie interrumpiera mi objetivo en este cuarto.

Los petalos de la rosas caian conforme el latir del corazón de mi víctima , que aún en los brazos de Morfeo, no sabía que al despertar, le haría sufrir y pagar todo lo que ha hecho, que lloraría de dolor como nunca le se hubiera imaginado su pequeño cerebro, que más pensar como un ser humano, al igual que muchas personas hoy en día piensan como ratas inmundas que lo único que tiene en mente es sobrevivir en base al dolor ayeno, aunque para mi dicha, los papeles han cambiado, dejandome a mi satisfaciendome de su dolor.

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Poco a poco comenzó a recobrar conciencia, la escasa luz que escapaba de las orillas de la puerta dejaban ver su estado; amarrada de pies y cabeza, todas sus estremidades encadenas con su ropa mal oliente formaban que mi humor se elevara como un pajara alzando su vielo.

Un grito ahogado de su parte llego hasta mis oidos, causandome alegria y extasis, sus lágrimas eran mi recompensa de tantos años, ella surgio en mi un mar de lágrima y ahora que ironica es la vida, el destino de un momento puede cambiar de opinión y recompensarte o joderte aún más.

Comence a reír maleficamente,acariciando el dorso de mi peludo amigo mientras contemplaba la masacrada figura frente a mi ojos, en este instante su cuerpo moribundo me daba asco y lastima, pero eso no evitaba escanecerme ante su estado.

- agua...por favor...a-gua- hablaba en un hilo de voz que me confirmaba que ya era hora empezar.

-Mariana- ante oír mi nombre levanto su rostro para que luego es su vista estuviera presente el miedo hacia mi ser. Amo ver ese sentimiento, me llena el alma y es por causa mia aún más.

-Ay mi querida Mari, te ves tan diva- al decir lo último estalle en risa.

-¿quién te crees para hablarme así?, ¿acaso no sabes quién soy ?

-Mari, Mari, yo se perfectamente quien eres, eres...todo menos una santa paloma, eres una hijita de papi, alimaña rastrera, además de puta que te tiras al primer hombre que ves con chaqueta de marca.

-Cállate, te arrepentidas de tus palabras.

-Aún en estas circunstancias, te crees mucho, mosquita muerta, pues dejame decirte que no sere yo, quien se arrepentira de sus palabras.

Finallizando me acerqué lo más posible, para juntar mis nudillos contra su perfecto rostro de Barbie de quinta.

Sangre salía disparada de su nariz, después de escuchar el crujir de sus huesos de mandíbula, mi monstruo interno, mi alma cubierta completamente de saña, quería más y yo con mucho placer se la daría.

Oscuro AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora