Capitulo dos

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Capítulo 2: Enfrentar la verdad.

Le di toda mi atención a la taza de café caliente que arrojaba humo cada que movía la pequeña pajilla, mientras mis pies inquietos se encargaban de hacer ruido contra la madera vieja de la mesa para llamar la atención.

No pensaba beber del café y menos dar un mordisco a esa rosca de pan, en esa situación. El apetito era lo último que había en mi cabeza. Suspiré al recordar los acontecimientos de hace unos minutos, donde mi celular me fue arrebatado por el castaño, cuando se dio cuenta que tramaba marcar emergencias.

Llevaba más de veinte minutos esperando que alguien vuelva. Aunque ofreci mas de una vez que podría irme y jamás decir lo que vi, él se mantuvo firme y por la mirada austera que tenía, supe que no tenía opción de negarme, no deseaba otra migraña o algún golpe que acabará con mi vida.

La puerta rechinó y de inmediato me puse de pie. Tambalee al ver a Natalie, compañera del año pasado en la universidad, que no volví a ver más hasta hoy, cruzar esa puerta con una mirada pasmada.

—¿Mayden?

Dejé la sorpresa a un lado, para avanzar hacia ella, unos pocos pasos.

—¿Qué haces aquí?

Iba vestida de negro y sus ojos saltones estaban casi del mismo color. Maldijo y se volteó decidida a irse pero se detuvo volviendo a mi. Sus ojos no sabían donde quedarse al igual que sus pies, más que sorprendida parecía asustada.

—¿También te tienen?

No respondió. Eso sólo hizo que yo la llenará de más preguntas y avanzará hasta ella para sacudirla de los hombros teniendo su atención al lograr sacarla de aquel trance.

—Dime que sucede, Natalie.

—Soy de aquí —finalmente respondió una de mis preguntas casi con vacile—. ¿Ellos te encontraron?

—No, o bueno si, en su puerta.

—Tú eres la humana —afirma para ella misma y suspira con pesar.

—¿Acaso ustedes no?

—Mayden, hay más detrás de este vacío pueblo.

—¿Qué van hacer conmigo? —mas que una pregunta suena a una suplica.

—No lo sé, ni si quiera entiendo como sigues aquí —frunce los labios y su mirada púrpura me atraviesa, hay lamento en ella—. Los versales toman como amenaza a personas como tú. Y más con ese cadena...

—¿Quiénes son los versales?

Ella frunce el ceño, como si no entendiera la razón de mi pregunta.

—Ellos... Nosotros. Friedrich esta al mando, lo que supongo es bastante favorable, dado que te conoce. Pensé que ya te habían comentado sobre nosotros.

—¿Qué significa eso?

—¡Que estás en problemas! ¿Qué tenías en la cabeza al venir a este lugar?

Sus palabras me desconciertan y estremecen, invocando al desasosiego en mi sistema. Además de no tener idea que esta hablando, no tengo idea que hace en este lugar y eso me intriga.

—¿Qué haces tú aquí?

—Yo pertenezco aquí. Personas como tú no. Personas como tú nos podrían poner en peligro.

—Ayudame a salir de aquí entonces —le pedí, es mi única oportunidad para arrepentirme de mi desequilibrado plan al venir aquí.

Ella vaciló, dio vueltas en su lugar, y terminó por asentir nerviosa y eso me sorprendió.

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