maratón 2/3
Seguí caminando por el pasillo, no encontraba el jardín así que le pregunte a una enfermera: “Disculpe, ¿podría decirme donde está el jardín principal?” Ella me explico y le dije un “gracias” y busque el jardín como ella me había dicho, al fin lo encontré, esta tenía una puerta corrediza transparente, la corrí y salí, justo enfrente, en el enorme césped estaba mi hermana acostada.
Solo la observe.
Me preguntaba, ¿Por qué?, ¿porque sufre ella?, ¿porque no puede tener una adolescencia feliz? ¿Porque sufrir por mi?, todas esas preguntas sin respuestas me cuestionaban, mientras solo la observaba, tan inocente, tan joven, y sufriendo. Me acerque a ella y me acosté a un lado.
“Dios también se equivoca” le dije viendo las nubes. “¿De qué hablas?” Se paro del césped, sentándose, para verme. “De mi enfermedad, que tú la llevas” hice lo mismo que ella. “Claro que no hermana” me dijo viéndome a los ojos. “Mientes” “No, no miento, recuerdo cuando las dos éramos pequeñas, cuando yo tenía 6 años y tú 11 años que nuestra mamá -hizo comillas con sus dedos en la palabra “mamá”-´no nos cuidaba, y que vivíamos en ese puente, que tú me cuidabas, trabajas en donde sea, en las calles limpiando autos, lavando ropa ajena, en el supermercado de cajera, todo para darme de comer y poder comprar sabanas que cubrieran nuestro frio, recuerdo que a veces solo nos alcanzaba para un jugo y un paquete de galletas y tú me las dabas junto al jugo para que no pasara hambre y tú te quedabas sin comer. En ese tiempo, me habías hablado de Jesús y que dio la vida por nosotros, así que, yo cada noche le rezaba, para que me diera como agradecerte en un futuro todo lo que hacías por mí, entonces me hizo caso y te dio esa enfermedad, para que yo pudiera ayudarte, como tú lo hacías conmigo, hace 5 años” me dijo con lagrimas en sus ojos, yo también lloraba, todo lo que decía era cierto, solo la abrace y le dije “Entremos, ya casi es hora de la cena, y en serio quiero comer” “JAJA, claro entremos” me dijo con una sonrisa, las 2 nos paramos del enorme césped, fuimos hacia la puerta corrediza, la corrimos y entramos, caminamos por los enormes pasillos del hospital hasta llegar a mi habitación y cuando entramos vimos que la bandeja de comida estaba ahí llena en la mesa portátil.
Me senté en la cama a comer, y mi hermana prendió la televisión de la habitación, poco después dijo: “¿Me das carne?, es que tengo hambre.” Dijo viendo el pedazo de carne que estaba en el plato. “JAJA, no, no te doy” dije sonriente. “¿Por qué?” dijo triste. “Porque papá, me dejo dinero para que vayas a comprar una cajita feliz de McDonald’s, de aquí enfrente del hospital, te acompañaría, pero no puedo” –Mentí- papá no me había dado nada, ese dinero era para un medicamento que me dijo el doctor que comprara, pero prefiero que coma, después veo como lo consigo.- pensé. “Oh claro, gracias” dijo mi hermana sonriente. “Hermana, tal vez ahorita que regreses no estaré, porque iré a visitarla a una nenita, que se hizo mi amiga y prometí ir a visitarla, y también tengo que buscar a un chico, que ayer se porto bien conmigo, me salvo de un castigo y tengo que ir a darle las gracias” le dije. “¿Qué? ¿Cómo que castigo?” dijo mi hermana confundida. “larga historia hermana, mejor ya vete que se hará tarde y no quiero que salgas más tarde” dije haciendo con mis manos señas de que ya se fuera. “Hay si ya me voy, pero espera. “Dijo mi hermana en la puerta de la habitación. “¿Que paso?” dije sonriente. “¿El chico estaba guapo?”Dijo mi hermana sonriendo. “Hay Elisa, porque preguntas eso” le dije sonriente. “Hay lo siento, es que tal vez pueda ser tu” dijo y la interrumpí. “No no, aun no quiero novio, y ya por favor vete” le dije sonriente. “Hay esta bien ya me voy, enojona” Dijo sonriendo y saliendo la habitación, yo solo reí.
Poco después termine de comer, hice a un lado la mesa portátil y salí de la habitación dirigiéndome al piso 2 que estaba arriba del mío así que solo subí unas escaleras, y entre al piso 2, después me puse a buscar la habitación 124, me tarde 5 minutos hasta que en una puerta rosa, decía: “Habitación 124, Avalanna Bieber” -debe ser aquí, pensé- Algo de ese apellido se me hacia familiar, pero no recordaba, así que no le tome importancia y toque la puerta. Dentro de ella se escucho una voz. “Adelante, pasen”. Yo obedecí a esa voz y entre, abrí la puerta diciendo: “Hola”, lo primero que vieron mis ojos fue a Avalanna en una cama. “Hola Chelsea si viniste” dijo Avalanna sonriente. “JAJA si, te dije que iba a venir princesa” dije sonriente y volteé a ver el sillón que estaba al lado de la cama de Avalanna, ahí se encontraba Pattie y un hombre. “Hola Pattie” dije saludándola dándole un beso en la mejilla. “Hola Chelsea” Dijo Pattie haciendo lo mismo que yo. “Am, Hola señor mucho gusto yo soy Chelsea Woods” le dije al señor que estaba sentado al lado de Pattie y saludándole con un beso en la mejilla. “Mucho Chelsea, yo soy Jeremy Bieber el papá de Avalanna”. Dijo aquel hombre sonriente, entonces recordé, recordé a Justin Bieber el chico que estaba buscando. No le tome importancia y me senté a lado de Avalanna en una silla. “Princesa, ¿cómo te fue en tus terapias?” le pregunte. “Bien, oye le conté a mi hermano sobre ti” Me dijo Avalanna sonriente. “JAJA ¿en serio?” le sonreí “Si, le dije que eras la princesa perfecta para el” dijo la pequeña sonriente. “JAJA, hay linda” le dije tocando su mejilla suavemente.
Ella solo sonrió.