Uno se presenta, con el mismo cuerpo dispuesto a descarrilarse,
Y puede que todavía no vea esa idea de que no todo lo está,
Intente, por manía ordenarlo, y creer que puede corregirse,
Quiebres entre nuestros huesos rellenos de odio,
Y aun así, no puedo verme, en este espejo y reflejo,
Solo quiero quemarme en los males,
Y quedarme, perplejo, dibujando malditos corazones,
Sobre papeles ya desechos, en bares ya olvidados,
Mira, y es que olvido rápido y quiero querer aún más,
Pero esto supera, hasta la idea, de volar,
Y no figuradamente, sino que retórica a la idea de quererme,
Dispuesto a olvidarme y doblar por otra esquina,
Mirar las rejas, sentirme preso,
Puede, que el sol nunca entre en mi cárcel nicotínica,
Y que el líquido ya sea presión en mis sanguíneas formas,
Pero ya no desecho la forma,
Desde ahora,
Fundo en mis pies, la tatuada figura,
Quemó sobre mis ojos, papeles húmedos, lentos a arder,
Escribo dentro, piezas entera de dolor,
¡¿Por qué que vamos nosotros a entender?! Lo que siempre fue de otra forma,
Siempre perteneció a otro mundo,
Otra idea,
Otras mil formas de arruinar a alguien,
Dibujándola en sí, su propia y misma razón,
Y aun así, nos queremos engañar, tras risas,
Y aun así, insisto en quererte observar por sobre la madrugada...