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Tienes un alma hermosa...

Podría pasar incluso toda la eternidad contemplándola.

Toda la eternidad.

Mercy (Fragmento)Pro Azrrael Domah.


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Había una vez, un ángel que se enamoró; pero su amor era de un mundo distinto al suyo.

Ella pertenecía a la nada y el, al mundo de los mortales.

Ambos eran tan distantes justo como el sol y la Luna.

Pero, aun así, ellos se amaron por muchos años.

Todo sucedió cuando el universo era joven y solo existía: El día, la noche, la creación, la destrucción y la muerte...Ella era lo último

A pesar de ser quién era, en su alma albergo el sentimiento más puro y cándido, que Dios pudo otorgar a criatura alguna.


Había una vez un ángel que se enamoró.

Y a pesar de todo ese amor, tuvo que guardar silencio.

El, también la adoraba. Pero su amor estaba prohibido.


Había una vez, un ángel que se enamoró.

Y cierto día, tuvo miedo —El único miedo que ahora alberga mi alma, es verlo marchar de vuelta al abismo—se repetía a sí misma.


Había una vez un ángel que se enamoro

Pero tuvo que guardarse sus sentimientos

Así que  lloraba mucho.

En medio de la nada, siempre observaba desde lo lejos

En silencio...Lo amaba, lo amaba tanto.

Así pasaron, los días, meses. Y detrás los años.

Y el ángel vio cómo su amor pronto moriría...


Un buen día, aquel hombre murió.

El ángel lloró tanto que paso siglos. ¡Ahí en medio de la nada!. Su corazón se había roto.

Se sentía perdido; sin esperanza.

Entonces. Dios vio como aquel ángel sufría.

El ángel dijo a Dios que daría todo porque ese mortal volviera.

Dios, escucho sus plegarias, pero hubo otro ángel no estuvo conforme con eso... Así que la corte quedó dividida en dos. Jokyōkō , se fue al norte a lado de Zarama

(...)

Había una vez un ángel que se enamoro

Y renuncio a su inmortalidad con tal de proteger a quién amaba.

Había una vez un ángel que se enamoró.

Y por amor, decidió vivir como un ser humano.

Para que su amor nunca muriese

A pesar de ser una dolorosa historia de amor, nos habla de la renunciación, del sacrificio y que incluso la muerte original, fue capaz de amar de forma incondicional. Este fue el primer ser que se encargó de cuidar de la divinidad. Aislado y solo en el mundo de la nada... El abismo; aquel lugar que las almas cruzan cuando les llega la hora de partir.

Pero, después de esto. Hubo alguien que nunca más pudo morir... Las estrellas cayeron a la tierra como higos maduros y una melodía pudo oírse a lo lejos; era la canción de los cielos.




La canción de los cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora