«Two Ghosts» ➴Mettablook

☀『03:00 a.m.』🌙

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Napstablook y yo vivimos juntos.

Napstablook es mi novio.

Pero Napstablook últimamente se ha sentido decaído.

Esta semana se ha despertado cada día a las 03:00 am y ha comenzado a llorar.

Llora y llora hasta que parece que no le quedan más lágrimas y yo me quedo ahí, a su lado. A veces diciéndole cosas lindas al oído, a veces acariciándolo o a veces sin decir nada, simplemente observándolo.

Estoy algo preocupado.

No quiero que mi pequeño esté triste.

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Son las 03:00 am y Napstablook ha comenzado a llorar.

Algo lo tiene deprimido y no puedo descifrar qué es.

Despertó llorando, seguido de chillidos y balbuceos que decían que era su culpa. También se aferraba a las sábanas y cerraba los ojos con tanta fuerza que comenzaba a preocuparme.

No sé realmente a qué se refiere, pero ahí estuve yo: abrazando su cuerpo con mis ambos brazos y susurrándole lindas palabras al oído.

Lo abracé hasta que se quedó dormido. Eran las 05:00 am aproximadamente, y cubrí su cuerpo con las sábanas blancas que hace unos días él había lavado. También besé su mejilla y pude verlo sonreír por unos segundos.

No sé qué tiene tan deprimido a Blooky, pero en verdad quiero saberlo.

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Son las 03:00 am y Napstablook ha comenzado a llorar.

Nuestra habitación está hecha un desastre: botellas de vidrio, bolsas de plástico, prendas de vestir y algunas sobras de comida regadas por todo el lugar.

No quiero decirle nada a Napstablook sobre aquel desastre porque sé que sólo lo pondría peor y por ahora, es lo que menos necesita.

Se levantó de repente.

Pensé que iría al baño y se mojaría la cara como solía hacerlo a veces en la madrugada, pero empezó a destruirlo todo.

Lámparas, retratos, ropa, la alarma y todo lo que estuviera en su paso salía volando en la habitación. Tomó una apariencia bestial y comenzó a tirar cada objeto a su vista, incluyendo las botellas de vidrio y cualquier otra cosa que estuviera en la habitación.

No supe qué hacer.

—"Napstablook!" Hice un intento de grito demandante pero salió una voz llena de preocupación.

—"¡Déjame en paz!" Chilló, pateando la mesita de noche y tirando la lámpara al suelo.

Siguió haciendo lo mismo durante un largo tiempo. Parecía que no quería dejar una sola cosa intacta, y cuando por fin hubo un leve brillo de satisfacción en su mirada al observar la habitación destruida, volvió a sentarse en la cama y siguió llorando.