-Y allí se encontraba el joven Friss, empuñando fuertemente la espada dragmatizada con sus dos puños, fijando su mirada en la yugular del gran Wysserdon mientras caía como del cielo hacia el dragón, ya nada podía impedir que lo degollase y acabare con todo, y justo al caer sobre el colosal escupefuego... Ah! Bienvenido a la fogata del viejo Thomm! Veo que eres un extranjero y estás muy exhausto. Soy Thomm, guerrero del ejército Driminher, segundo al mando de la caballería número cuatro, y dueño de esta fogata, el placer es mío. Justo estaba contándole la historia del gran Friss a mis amigos, pero creo que se durmieron... Un segundo, ¿a ti te gustaría oir la historia? Claro! Búscate una botella de Frök y siéntate en ese tronco petrificado, pero debería empezar desde cero.
No creo que conozcas la historia ni las creencias de nuestra nación ni del pueblo, así que te explicaré. En el principio, se habla de que seis sabios ancianos hermanos se habían juntado en la antigua mesa de piedra en medio del bosque para debatir quién se haría cargo del control de la vida de las personas, de las plantas y los animales, de la tierra, de los cielos, de los mares y del tiempo. Dios les había concedido a cada uno un cetro con una gema en la punta, con los cuales gobernarían todo lo conocido. Rav tenía poder sobre la vida y la muerte de los humanos, por lo que podía crearlos tal y como lo hace hoy en día, y Azev empoderaba el tiempo, cada hora, cada minuto, cada segundo, lo conocía a la perfección.
Cuando Rav creó el primer pueblo lo llamó Silin, los hizo humildes, amables, de buen corazón a cada uno de ellos. El segundo pueblo fue Gares, poseían algunos privilegios extras, pero disponían a utilizarlo y compartirlo con los habitantes de Silin. El tercer pueblo se llamó Torren, ellos eran despiadados, sumamente intolerantes y ruines con los otros pueblos, pero a pesar de tanta maldad tenían la mayor cantidad de recursos y otras cosas necesarias para formar su ciudad. Pasaron los años y cada uno de los pueblos creció, hasta formarse grandes imperios: Sefarad del este (el primer pueblo), Grimoire del oeste (el segundo pueblo) y los los Vars del norte (tercer pueblo).
De cada pueblo surgió un paladin y se rumoreaba que la descendencia de cada uno de ellos iba a ser escencial para el rumbo de cada uno de los imperios. Del este salió Adham III "el Grande", rey de Sefarad, del oeste salió Bran "el Magnífico", primer hijo del rey de Grimoire, y del norte salió Meseroth, conocido como "el Temible", capitán del ejército de los Vars del norte.
Ningún paladin tenía poder por sobre los ancianos ni sus cetros, pero la vanidad cegó los ojos de Meseroth, la codicia lo envolvió y la maldad tomó poder en su cuerpo. Su sed de autoridad era insaciable. Una noche se dirigió a la mesa de piedra donde habitaban los ancianos y mientras éstos meditaban, los asesinó. Intentó robar los cetros de cada uno, aunque el que le interebasa era el del tiempo. Creía que con este podría volver al pasado y reencontrarse con su padre para que pueda ver sus logros antes de morir, pero Adham y Bran lo sabían, sabían que Meseroth no era una persona cualquiera y pidieron a los espías de sus imperios a que lo siguiesen, hasta entender su pensamiento y su necesidad del cetro. Los siguieron hasta la mesa y lo sorprendieron.
-Meseroth, ¿que haces aquí?- dijo Adham. -¿Acaso no lo entienden aún? Con los cetros podemos volvernos inmortales, podremos controlar todo lo existente y gobernar a nuestro modo.- respondió Meseroth. -Sabes bien que los cetros son sagrados- dijo Bran- y pertenecen a los ancianos, ellos nos crearon y les debemos la vida. ¿Te parece que robando las gemas podrás controlar todo, sin siquiera poder controlarte a mi mismo? No dejaremos que te los lleves-.
Meseroth desenvainó la espada -¡Tontos! No saben de lo que tienen enfrente. No podrán detenerme, los ancianos los crearon, ¡pero yo seré quién los envíe al Gladior!
Los paladines lucharon con sus espadas, pero era tanta la cólera contenida de Meseroth que empujó a Adham, cayendo al suelo, y quitó la espada de Bran de sus manos y la destruyó, así como a su casco de hierro. En el acto, Adham presenció cómo Meseroth clavaba su espada en el pecho de Bran, traspasándolo. Adham no pudo contenerse de ver a su amigo morir, por lo que enfureció y agarró un tronco de roble como a un escarbadientes y se lo lanzó a Meseroth con tal fuerza que quedó atrapado entre el tronco y una piedra, rompiéndole una pierna y un brazo. Con sus últimas fuerzas, Adham tomó el cetro del tiempo y corrió, escondiéndolo en un antiguo baúl, sellándolo con un hechizo y lanzándolo al río bajo un viejo puente. Adham siguió corriendo, pero Meseroth lo encontró. Entre puñetazos e insultos, Meseroth comenzó a empujar a Adham hacia el abismo del bosque, aunque ya ninguno tenía fuerzas suficientes. Meseroth lo arrastró hacia el borde, ayudándose de su espada, tratando de lanzar a Adham al vacío, pero Adham, de un giro totalmente inesperado, torció la pierna de Meseroth, quién quedó desbalanceado contra el abismo, cayendo a la infinita oscuridad en el fondo del bosque. Los espías del imperio del este llegaron al lugar y trataron de salvar a Adham, pero sus heridas eran demasiado profundas. Sus últimas palabras fueron: -He aquí se desatará una gran guerra por el cetro del tiempo, donde los soles se esconden, y los demonios se encuentran, allí estará él, el único con... con poder de... de...-.
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Las crónicas de Friss
ФэнтезиEsta es la historia del joven Friss, descendiente directo de Adham III y último varón de la genealogía de los Andervens, quien es llamado por el rey de Driminthar a embarcarse en una historia de fantasía para proteger a su nación del Imperio de los...