CONOCIÉNDOTE OTRA VEZ

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Holiiiiii ya casí termino parciales así que quise dejarles esto por aquí...

Besooooos

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Estar con ella era una experiencia increíble. Siempre lo había sido. Viendo esa seguridad y esa indiferencia totalmente atípicas de ella eran algo nuevo y refrescante. Le encantaba el hecho de tener que coquetear con ella día y noche para enamorarla de su otro yo. Sabía que no sería fácil, además no podría decirle que él era Adrien. Su única opción para poder estar con ella era fingir que era alguien más; por ahora, Adrien Agreste debía ser llevado al olvido. 

Habían salido a patrullar la pequeña ciudad tan solo tres veces, pero para él era lo mejor que le había podido pasar desde hacía mucho tiempo, pues no solo estaba a su lado, también corría de tejado en tejado sin preocupación alguna, sentía que volaba y que gozaba de total libertad. No habían encontrado nada fuera de lo común, los ciudadanos creían que eran tan sólo dos vigilantes enviados desde el palacio, porque aunque Marinette tuviera que salvar a su pueblo, ellos no podían saber que desde hacía un tiempo estaba en las calles. Así que al igual que él, ella llevaba un magnífico traje moteado con un antifaz mágico que la protegía de revelar su verdadera naturaleza real, así que por ahora el reino conocía a los dos enmascarados como Chat Noir y Ladybug. 

De vez en cuando él la observaba sin disimulo alguno, se veía tan libre, tan natural... tan Marinette. Pero había algo en ella que no encajaba. Cuando lo pillaba mirándola ella no se sonrojaba como pasaba con el joven Agreste, su mirada era fría, dura. Tal vez sería el cambio de ambiente, la lejanía con sus amigos, pero era como si dentro de ella faltara algo y lo pidiera a través de sus ojos. Cansado de esa lejanía con su adorada azabache decidió averiguar qué le sucedía, por lo que primero debía lograr ser su amigo. Esa noche, mientras miraban el pueblo desde la cima de un ciprés intentó sacar algo de información. 

- Así que, Bugginette, princesa de día y heroína de noche. 

- ¿Hasta ahora lo notaste, gato tonto? 

Bueno, eso sí que era un mal comienzo. Debía intentar por otro lado.

- ¿Fue difícil acostumbrarse a esto? Es decir, tú te enteraste que eres de la realeza y para colmo tienes magia y te llevaron casi a la fuerza de tu ciudad natal, pero yo solo fui notificado de tu llegada y bueno, vine, no hubo muchos cambios en mi vida. 

- No fue a la fuerza, yo accedí a venir. 

- Lo siento, no quería ofenderte, es solo que no sabía como darme a entender y no creí que pudiera sonar ofens...

- No te preocupes, no me ofendiste - la primera sonrisa sincera que le dirigió desde que se conocieron - es solo que tenía que aclarar eso. No me obligaron a venir, no directamente, no tenía otra opción... 

Su voz se fue apagando lentamente y agachó su cabeza. 

- Lo lamento mucho. 

- Yo también. 

Bueno, al menos logró que se abriera un poco con él, poco a poco iría quitando los ladrillos del muro invisible que ella construyó a su alrededor. 

- ¿Cómo era tu vida en París? 

- ¿A qué te refieres? es decir, ¿en qué sentido?

- Bueno, debías tener amigos, estar en una escuela, tener alguien que te guste... 

Marinette se tornó completamente roja. Una sonrisa se formó en sus labios pero esta no llegó hasta sus ojos. 

- Eres muy curioso, ¿no es así, Chat?

- Bueno, al fin y al cabo soy un gato, está en mi naturaleza. 

El chico le regaló una sonrisa cómplice y le guiñó un ojo, ella tan solo puso sus ojos en blanco. 

- No respondiste mi pregunta. 

Ladybug miró hacia el cielo y después de un rato cerró los ojos. 

- No quiero sonar grosera, pero no te conozco, no te tengo la suficiente confianza como para contarte de mi vida. 

Chat miró hacia el pueblo pensando en las palabras correctas, esta era la oportunidad que tanto estaba esperando. 

- Bueno, en eso tienes razón, y no puedo obligarte a que respondas. Pero quiero conocerte, estaré protegiéndote de ahora en adelante, además mientras estemos cumpliendo nuestro deber, no podemos socializar con nadie, según el maestro Fu, cualquier ciudadano es sospechoso, así que no debemos fraternizar con nadie que no seamos nosotros dos. No quiero que me tengas lástima pero... aquí, yo estoy solo. - Se giró hacia ella y se dio cuenta que esta lo miraba. Puede que le dijera que no quería que le tuviera lástima, pero ese era justamente su objetivo: despertar compasión dentro de ella. - Así como tú, yo no soy de aquí. Me hicieron venir solo, yo no tuve la posibilidad de venir con mi familia. También dejé amigos, además de la chica que adoraba... - Enorme mentira, fue tras ella, ups. Se puso de pie y estiró sus músculos. - Quiero conocerte porque eras la única amiga que se me permite tener aquí. Bueno, creo que no hay nada por hoy. Ya va a amanecer, con su permiso distinguida dama, pero tengo que retirarme. - Hizo un reverencia y saltó con elegancia hasta un tejado cercano. Se giró para mirarla una última vez y le gritó - nos vemos esta noche, my lady. 

No supo si se despidió, si lo observó irse o si se fue inmediatamente, pero notó que algo en sus ojos cambió: había calidez en ellos otra vez.    

La princesa perdida (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora