LA FIESTA

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Adrien estaba en su habitación pensando la mejor opción para llevar a Marinette a la fiesta de Chloe, pues la azabache era su mejor amiga y la chica que le gustaba. En vista de que no convenció a Chloe de invitarla, decidió tomar medidas drásticas y hablar con su padre, pues sabía que aprovaba su amistad con ella y sentía una gran admiración por su talento.

- Papá, ¿puedo hablar contigo un momento?

Gabriel Agreste estaba revisando unas cosas en su computadora, pero miró a su hijo y aceptó escucharlo.

- Dime hijo, ¿te pasa algo?

- No en realidad,es solo que... - Adrien se puso nervioso pues nunca le había hablado a su padre sobre ninguna mujer - quiero que Marinette me acompañe a la fiesta de los Bourgeois pero Chloe y ella no se llevan bien así que no quiere invitarla y la celebración es mañana...

- ¿Qué quieres que haga?

- ¿Podrías... convencer al alcalde para que pueda entrar?

- ¿Hay algún motivo relevante para que ella vaya? - El Sr Agreste miraba a su hijo divertido, entendía por qué quería su ayuda, y fue una gran dicha saber que Adrien estaba interesado en una jovencita como la señorita Dupain-Cheng.

- Bueno... ella... sabes que es mi mejor amiga... y pues si, ella es mi amiga...

- Te ayudaré hijo...

- ¡¿De verdad?!

- Déjame terminar, te ayudaré si después la invitas a una cita como un verdadero hombre.

Auch. ¿Acaso su padre le dijo que era poco hombre? Eso le dolió.

- Está bien... te lo agradezco papá - después de hacer un puchero sonrió a su padre y se puso de pie para salir

- Adrien...

- ¿Si papá?

- No dejes ir a la señorita Cheng.

El chico se ruborizó completamente y sonrió apenado.

En la casa de los Dupain-Cheng

- A ver si entendí: ¿mi deber en este momento como "princesa" es regresar para combatir un poder maligno que está matando gente?

- Pues... si, básicamente es eso...

- Te faltó decir que te han estado vigilando sin que lo supieras desde hace unos dos años - si antes Tikki no me ayudó con su respuesta, Plagg me hizo sentir peor.

Estaba en una encrucijada mental. Técnicamente debía dejar de lado mi vida en París para aprender magia en un país encantado y acabar con yo no sé qué. Todo esto me resulta absurdo, aunque algunas cosas cobraron sentido: que mis padres quieran que estudie Ciencias políticas, su insistencia por enseñarme lecciones de etiqueta, todo lo que me enseñaron, las clases extra...
Lo más increíble de todo es que no tengo la opción de elegir. Al ser hija única estoy obligada a subir al trono. De las pocas cosas que en verdad me emocionan es saber que mi abuela materna está viva y esperándome allá, además ¡resulta que llevo magia en mis venas! ¿quién podría imaginar algo así? No creo que todo pueda ser tan malo.

- Hija, tenemos una última cosa que decirte: nuestra partida será en dos días. Mañana en la fiesta de los Bourgeouis serás presentada ante el mundo como la princesa heredera del reino de Miraculous.

Eso sí que no me lo esperaba.

- ¡¿Qué?! ¡por qué! ¿no es muy pronto? ¡a penas lo estoy asimilando!

La princesa perdida (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora