Monde De Cauchemar

Petite fille

La, la, la, la... La, la, la, la...

Tarareaba dulcemente la pequeña niña rubia al otro lado de la calle. ¿Qué haces aquí, si son las cuatro de la madrugada? Sé que es extraño, pero no tienes por qué quedarte parado.

Qué pequeña está. Tal vez esté extraviada, deberías acercarte a preguntar, podría ser tu buena obra del año. Aunque, si lo piensas bien, es extraño que esté parada ahí con aquel vestido blanco en un invierno tan crudo. ¿Qué tendrá en esa bolsa? ¡Combina perfecto con sus moños!

Pero mira qué linda se ve con esas coletas altas, y sus moñitos rosa pastel. Oh, pero si está descalza, en verdad deberías llamarla...

-¿Estás perdida?

En su rostro se dibujó una gran sonrisa:

-¿Tú estás perdido? Yo te puedo ayudar

Sacó de su pequeña bolsa unos guantesitos, tan pequeños como sus manos, se los colocó y algo en sus dedos brilló. Sus lindas coletitas se balanceaban de un lado a otro, mientras saltaba alegremente con sus largas y metálicas garras hacia ti. Esos grises ojos te tienen en la mira, tal vez deberías alejarte, esa enorme sonrisa no me da buena espina.

Oh, ya está aquí, ¿no estaba a unos diez metros?

Sus pequeños dientes se entierran tan fácilmente en ti, cada vez más y más profundo, mira esos son tus huesos. Sus lindas garritas comienzan a acariciar y cortar levemente tu piel, a pesar de la gran capa de ropa que traes. ¿No te gusta el lindo labial de sangre que posee? Espero que tus piernas no queden marcados para siempre, ni que tu novia vaya a confundir los rasguños con infidelidad... Oh, espera, no tienes novia, haha. Pero igual te va a desmembrar.

Comienza a escalar por tu pecho, enterrando sus garras para sujetarse, pero sin dañar tus órganos. Ahora que se ha puesto cara a cara contigo, puedes notar que es muy bella, aunque la mirada psicópata le reste puntos. Comienzas a sentirte mareado por verla a los ojos y ella, abre su pequeña boca cubierta de carmesí, para lamer tu mejilla. Ah, pero su saliva, ha comenzado a derretir tu piel. Uh, ese olor no me agrada. ¿Sabías que su aperitivo favorito son los ojos? Y casualmente los tuyos son hermosos... Después de los ojos, le gusta arrancar la lengua y morderla como un chicle, hasta que pierda su sabor. Luego entierra cuatro deditos en el pecho para deslizarlos hasta el abdomen, y poder romper tus costillas. Así puede arrancar más fácilmente tu corazón y beber su sangre tal como si fuera agua.

Pero, justo cuando ves su lengua acercarse a tus preciados globos oculares, despiertas. 

¡Ah, esa es la magia de las pesadillas! Salvarte de morir... Casi siempre lo hacen... Qué aburridas son. 

¿Ya viste? La luz blanca de la Luna, resalta bellamente los ojos grisáceos, de la petite fille al borde de tu cama.