Chica

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Horaculo se miró al espejo con fastidio, pasa su mano por su cuello luego dirigiéndose hacia sus pechos, de sus pechos a sus caderas.

Su cuerpo había cambiado mucho desde que era una niña, cuando era niña todo era más fácil, todavía su pecho no se había desarrollado y no tenía las curvas que tenía ahora. Antes su cuerpo no era tan distinto que el de los chicos, podía ser uno de ellos.

¿Podía ser uno de ellos?

"Eres muy femenino para ser un chico Horaculo"

Siendo el más sensible del grupo no deberías andar dando tales comentarios, Marsh.

"Me recuerdas a mi hermana, Horaculo, tengo la extraña necesidad de protegerte"

No necesitaba ser protegido, Mccormick, Horaculo era uno de los miembros más fuertes del equipo, no era alguien débil.

"Eres muy lindo para ser un chico, Horaculo"

Los chicos también son lindos, creo que tú mismo eres una prueba, Leopoldo.

Y ahora todo había empeorado según él ahora que los chicos sabían que no era un chico cisgenero, el trato de algunos había cambiado y ahora eran más atentos.

Horaculo busco en su cajón el sostén deportivo para luego volver a ponerse otro encima, y empezar a cambiarse.

No podía esperar para por fin ser mayor de edad y poder tener un cuerpo con el que se sintiera cómodo, porque sus padres le dijeron que la operación no la podría hacer hasta cumplir la mayoría de edad.

Termino de cambiarse y bajo para tomar el desayuno, ahora que sabía la verdad tomaba las pastillas de enfrente en vez de comerlas sin saber en sus platos, se despidió de sus acaramelados padres que estaban en el sillón.

Caminó sin ningún rumbo, solía hacer eso a menudo en busca de hacer algo, siempre podía salir algún recado.

Su teléfono vibró, era un mensaje de la señora Cartman pidiéndole si pudiera repartir más tarjetas para sus "clases particulares"

El nuevo dió la vuelta y se encaminó a la casa de Cartman, no podía decirle que no a esa señora, no podía decirle que no a cualquiera de las madres de sus amigos, eran tan lindas y siempre tan atentas, excepto Sheila, aún le fastidiaba tener que aguantar al primo de Kyle.

Camino y se dirigió a la cocina para ver a la señora que le prometió un delicioso postre para cuando termine de repartir todas las tarjetas.

Horaculo se fue de la casa para su mala suerte encontrarse con vagabundos.

—¡Ven aquí mocoso!—

El chico trans ya estaba listo para atacar cuando alguien se puso delante, nadie menos que el único chico inmortal de South Park.

—¿Tem esmtam molesmamdo, Horamculom?—

El nuevo rodó los ojos, solo eran dos vagabundos... Podía fácilmente con ellos, pero no le quedó de otra que aceptar la ayuda del rubio.

Una vez terminada la pelea siguió con su camino, yendo a paso rápido para evitar mayor charla con Kenny, no quería que luego se ofreciera a llevar su mochila.

Quería a Kenny, le parecía buena persona, pero le fastiaba lo distinto que se empezó a comportar al saber que era una chica.

¡En serio! No veía que con Wendy fueran así y ella sí que se veía como una chica, aún que era de género fluido y a veces salía a la calle como Wendell, pero el caso es que con ella no mostraban tanta caballerosidad.

Termino de repartir las tarjetas y ahora estaba en el parque comiendo unos buenos brownies que la señora le había preparado, como amaba la comida de Liane, si su madre cocinara así también sería gordo como Cartman.

Cartman también era otro caso, no era tan exagerado como Kenny pero igual se notaba como su paciencia había aumentado considerablemente, y los halagos a su persona habían aumentado.

Pero él que más halagos le daba era Butters, pero con él no podía molestarse.

—¡Hola, Hodaculo!—

Se movió un poco en la banca para que Scott tuviera espacio para sentarse.

El diabético no le trataba distinto, lo trataba como le trataba cuando eran niños.

Porque no sabía que era físicamente una mujer.

No debía enterarse de ello, debía seguir pensando que era un chico cisgenero, aún que sabía qué tal vez el saber que había nacido una chica le daría oportunidades al ser el de pecas un chico heterosexual, no quería decirselo, no quería que Scott cambiará su trato.

Conjunto de One-shots de un diabético y un pedorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora