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Sus pequeños ojos negros miraban con curiosidad como su madre preparaba un delicioso pastel de chocolate, analizaba cada movimiento que hacía Milk sin despegar su vista de ahí.

Su cumpleaños era exactamente ese día, Milk le había preparado un a pequeña fiesta en su casa, ya que su pequeño niño ya iba a cumplir 10 años y eso lo tenía que recordar siempre.

-Mami... ¿vendrá Trunks? - Milk dejó de hacer el pastel y miró a su pequeño hijo con una leve sonrisa.

-Claro que sí, es tu mejor amigo, ¿por qué no debería de venir? -volvió a lo que estaba haciendo esperando por la respuesta de Goten.

-Trunks dice que las fiestas infantiles son de niñas...-

Milk volteó a mirarlo y miró como Goten tenía la mirada baja, todo lo que le decía Trunks, era un golpe bajo para él.

-No es así, Goten.-

El día pasó rápido, hasta que llegó la hora de la fiesta.
Todos los invitados llegaron, dejando regalos para el pequeño Goten, todos estaban emocionados por el festejo del peli negro, excepto...

- ¡Trunks! -Goten corrió hasta su amigo al ver como éste llegaba junto con su madre y su padre.

-...-El pelilila desvió la mirada y extendió una pequeña bolsa de regalo ante Goten.- Toma, es tu regalo. -las palabras de Trunks salieron secas, sin ninguna emoción.

- ¡Gracias! -

La fiesta continuó, hasta que llegó la hora de abrir los regalos.

Todos se emocionaban cada vez que Goten abría un regalo.
Pelotas, libros de colorear, colores, ropa, y cosas así venían en los regalos.
Hasta que llegó el turno del regalo de Trunks.

Goten emocionado empezó a abrir aquél regalo, viniendo de su mejor amigo quizá era algo increíble, un carrito de control remoto, un juguete moderno ó...

-Una corona de flores... - susurró Goten, Trunks sonrió de lado y cruzó sus brazos.

-Perfecta para ti.

A veces la mentalidad de los niños es más cruel que la de un adulto.

No te acerques→ TrutenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora