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La castaña de ojos verdes: Emma Aldrich, miraba con nostalgia el asiento vacío a su lado. Hace semanas que su amigo Arturo Pendragon se había ido del internado para gobernar Muy, Muy Lejano. Lo extrañaba mucho, y esperaba que él también lo hiciera.

Al finalizar la clase, la de ojos verdes se dirigió a su casillero para sacar algunos libros. Escuchó murmullos en el patio y se dirigió al lugar para averiguar qué pasaba. Al llegar, guardias reales estaban tocando sus trompetas anunciando su llegada, lo cual le hizo sentir muchas emociones a la de ojos verdes. ¡Ellos tenían el símbolo del reino de Muy, Muy Lejano en sus ropas! ¿Estaría su amigo rubio aquí? ¿Vendría a visitarla?

Desesperada apartó a algunos estudiantes para acercarse más, pero no vio señales de su amigo. Solo estaba uno de los guardias que desplegaba un pergamino para empezar a hablar.

Carraspeó. —El rey Arturo Pendragon, solicita a la joven Emma Alice Aldrich a que pase al reino. Es de suma urgencia. —Al terminar de decir eso, todos los ojos de los estudiantes se posaron en la castaña de ojos verdes. Se sintió incomoda. Pero la incomodidad se fue cuando reaccionó. ¡Arturo quería verla! Pero... ¿Para qué?

—Y bien, ¿quién es Emma Alice Aldrich?—Preguntó el guardia real paseando sus ojos por todos los estudiantes.

La castaña reaccionó y dio un paso al frente. —Soy yo. Eh... ¿Para qué quiere que vaya?

El conductor no respondió, simplemente extendió su brazo indicando que lo siguiera. La castaña aún estaba confundida, pero si en la carta decía que era de suma urgencia, no podía rechistar. Caminó a paso lento y nervioso, antes de salir de la escuela se volteó a ver a los estudiantes, todos la miraban con repugnancia. Y era obvio, era la amiga del fracasado de Arturo Pendragon, que ahora que es rey se creé la gran cosa, según ellos.

Frunció el ceño y finalmente salió de la escuela Worcestershire. Fueron caminando unos minutos, después se fueron en barco. Y ahora sí, el viaje iniciaba.

En su cabeza habían millones de teorías de por qué Artie quería verla y por qué era de suma urgencia.


[...]

Caminaba la de ojos jade por los pasillos del castillo, acompañada de los guardias reales. Estaba maravillada, el castillo era enorme y hermoso. ¿En serio Artie era dueño de todo esto? Porque aún no se hacía la idea.

Llegaron al salón real y allí se encontraba el joven rey, caminando de un lado a otro con la mano en su mentón y la mirada baja. Se le veía muy nervioso. Cuando la castaña posó sus ojos en él, sintió que lo que le fue arrebatado volvió a ella, se sentía completa, y muy feliz de volver a ver a su amigo.

—¡Artie!—Su voz hizo eco en todo el salón. El rey dejó de caminar y posó la mirada en su castaña amiga que venía hacia él, corriendo. Se subió encima de él como poste en medio del mar. —¡Te extrañé mucho!

Río nerviosamente—Sí, yo también, Em.

El rey le hizo una seña a los guardias indicando que lo dejaran solo con la nueva invitada.

—Bien, te preguntarás por qué estás aquí— Supuso el rubio soltándose del agarre de su amiga.

—Exacto, su majestad—Dijo en tono burlón la castaña—¿Por qué me mandaste a buscar?

El rubio no sabía como decirle el pequeño problemita que tenía, y como su amiga reaccionaría.

—Veras... Es una historia muy divertida, porque... —El joven no pudo continuar porque el canto de una voz increíblemente desafinada se escuchó por el lugar.

—¡Si es invierno, búscame!—El burro de pelaje gris entró a la sala junto con dos ogros y un gato. Al principio la castaña se asustó al ver a los ogros, pero por alguna razón no se veían atemorizantes.

—¡Burro!—Regañó el joven rubio—Estoy tratando de decirle la situación.

—¿Quién es ella?—Preguntó el hablador poniéndose en medio de los dos amigos— ¿Tu novia?

—¡Habla!—Dijo sorprendida la castaña ignorando la pregunta del asno.

—Sí, el verdadero problema es callarlo. —Dijo Shrek con tono cansado.

—Que buen gusto tiene, majestad. —El gato habló por primera vez colocándose al lado de la castaña y acariciando su bigote, en un intento de coquetear con ella.

—Que gatito tan... Encantador. —Añadió la de ojos jade ignorando el hecho de que también el gato habla.

—Artie, ¿Ya le dijiste?—Preguntó la princesa Fiona dando un paso al frente para hacerse notar.

—En eso estaba. —Dijo entre dientes el joven rey mirando a el burro de forma molesta.

—¿Qué cosa?—Indagó la chica recién llegada.

—Verá, la Lillian quiere que Artie se-

La gigante mano de Shrek tapó el hocico del burro para que no eche todo a perder, como siempre.

Se escuchó el sonido de unos tacones. Fiona se alarmó. ¡Era Lillian! Tenían que actuar ya.

—¡Es mamá!—Le gritó a Artie en tono bajo.

El rubio no sabía qué hacer o donde esconderse. Respiró hondo y tomó a su amiga de los hombros.

—Emma, solo... Sígueme la corriente. —La castaña frunció el ceño. ¿Qué estaba pasando y por qué Artie dijo eso?

La ex reina hizo acto de presencia al fin. Todos silbaban en un intento de aparentar estar normales, excepto por la castaña, que no entendía nada.

—¡Mamá! ¡Hola!—Saludó nerviosa la pelirroja—¿Qué tal la tarde de té con la Bella Durmiente?

—Bien, querida—Respondió con voz calmada—Aunque se dormía cada tres segundos. Fue algo incómodo. —Los ojos azules de Lillian se posaron en la joven castaña que se sintió pequeña bajo la mirada de la señora. —¿Y ella es...?

Artie respiró hondo. Emma lo mataría, pero era la única solución.

—Es Emma Aldrich. Mi prometida.

Compromiso. [Arturo Pendragon y Tú] [Shrek Tercero] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora