Varios años pasaron desde aquella tarde de Marzo, en la que tiernamente los dos niños se decían te quiero por primera vez. Más específicamente 20 años, los separaban de lo ocurrido, convertido por ambos en un hermoso recuerdo de nenes, que ni Gala ni Mateo se había animado a compartir con nadie, nunca.
Durante este tiempo, el pequeño Mateo se fue transformando en un hombre. Terminó el colegio en Nápoles, la ciudad italiana en la que se había radicado con su madre y sus tres hermanos. Jugaba al rugby en el club más importante de la ciudad, y aunque había comenzado y abandonado un sinfín de carreras universitarias, aún se encontraba pensando que quería para su futuro. En cuanto a sus sentimientos estaba muy lejos del nene tierno que a los 7 años creía en el amor eterno y se había animado a expresarlo. Ahora se había convertido en un mujeriego, y desde el secundario sus amigos lo apodaban como el galán rompecorazones, por el que todas las chicas morían. Además como era el capitán del equipo de rugby tenía mucho levante y junto con su grupo de amigos estaban todo el tiempo de joda en joda. De a poco, fueron madurando, y el grupo de amigotes fue de a uno poniéndose de novio. El turno de Matt, se había hecho esperar, o mejor dicho él se había encargado de seguir muy soltero, pero desde hace poco menos de un año, estaba de novio con una muy linda chica italiana de 21 años, que había conocido en un bar en el que ella trabajaba de mesera. Su nombre era Anna y aunque el al principio no quería nada serio, la costumbre de verse todos los días y de compartir mucho juntos los llevó a ponerle título a su relación. No había vuelto a Argentina, porque su padre literalmente había desaparecido de su vida y la de su familia, y hasta hoy, el día de su cumpleaños número 27, no había sentido ganas de regresar.
Después de la gran fiesta que había organizado con sus amigos para celebrar su cumpleaños y de cierta forma despedirse, decidió comunicarle a su madre y a su novia que tenía muchas ganas de hacer un viaje a su país de origen. A Laura le pareció muy buena idea, ya que seguramente sus familiares estén muy contentos de ver a su hijo, sobre todo sus abuelos, y porque además últimamente lo notaba medio perdido, desganado y sentía que le iba hacer bien volver, tomarse unas vacaciones, estar tranquilo y reflexionar un poco.
Diferente fue la reacción de Anna, que comenzó a los gritos y a insultarlo sin casi respirar. Mateo no sabía si llorar, irse y dejarla hablando sola o reírse porque era muy gracioso escuchar como lo puteaba con su tonada italiana. Terminó por elegir la última opción y tras escucharlo reírse a carcajadas el enojo de la chica fue aumentando cada vez más, no entendía lo que le ocurría a su novio, ni mucho menos porque ahora que estaban tan bien éste decidía irse, lo que si sabía era que de ninguna manera lo iba a perder, y mucho menos iba a dejarlo irse solo. Se tranquilizó, lo pensó bien, y le ofreció irse juntos.
-Dale amor, quiero ir con vos. Quiero conocer tu país, acompañarte en esto. Supongo que mis padres no tendrán problema.- proponía Anna.
Mateo vaciló unos instantes sin saber que lo llevaba a decir un NO rotundo ante la idea de su novia, pero sin otra opción, pensó que, después de todo, estaría bueno irse juntos por lo que no muy convencido y tartamudeando, logró esbozar:
-S..sí..si, acompáñame, vayamos juntos.-
Ese mismo día compraron sus pasajes, se prepararon y en dos horas estaban despidiéndose de sus seres queridos y amigos en el aeropuerto, para realizar un viaje de 12 horas con destino a Buenos Aires. Ambos se encontraban muy entusiasmados y felices, pero individualmente Mateo estaba invadido por muchos sentimientos, y sobre todo sentía una presión muy grande en el pecho y la sensación de que su vida cambiaría por completo en este viaje.
En el mismo momento en el que Mateo pisaba nuevamente la ciudad de Buenos Aires, tras su largo vuelo, Gala luego de un cansador día universitario, se dirigía junto a su mejor amiga Candela hacia el bar que sus padres habían abierto en Recoleta para comenzar su turno, ya que había decidido atenderlo de viernes a domingo para que ellos descansen, muy a su pesar era algo que sus padres necesitaban. Atender el bar le parecía divertido, y había contratado a sus tres amigas Rocío, Candela y Clara para que la ayuden y así pasar más tiempo juntas. Y además, a partir de este fin de semana inaugurarían el karaoke, para los clientes pero también para que ella pudiera cantar, ya que le encantaba hacerlo y honestamente, lo hacía muy bien.
Al igual que para su antiguo mejor amigo, los años habían pasado y la pequeña Gala era toda una mujer. Conservaba la inocencia que la caracterizaba de niña, era muy risueña, alegre y buena amiga. Estaba de novia desde hace un par de años con Benjamín, un chico que había conocido en la universidad, que tenía 32 años, por lo que era siete años mayor que ella, situación que no les gustaba mucho ni a sus padres ni a sus amigas, sumado a que el chico no se hacía querer mucho y era "raro".
Mientras preparaban la barra y ordenaban un poco las mesas, las cuatro amigas charlaban sobre cómo había sido su día y para no variar mucho la rutina Rochi no dejaba de hablar de Pablo. Él era muy amigo de las chicas desde la secundaria y desde entonces, Rochi estaba enamoradísima, pero siempre lo había ocultado porque el chico era de los más mujeriegos del colegio y siempre estaba con chicas distintas, por lo que ella sufría en silencio desde aquellos tiempos.
-Bueno, para mí hoy fue un día increíble- manifestó Rochi con una sonrisa enorme en su rostro, que traía consigo desde que llegó al bar.
-Adivino por qué – se burló Candela.
-No seas así Cande, es normal que Pablito cambie el humor de Ro con su simple presencia, así es el amor. Que vos nunca te hayas enamorado no te da el derecho a reírte de los que sí, el amor es algo hermoso.- le retrucó la dulce Clara
-Dale boluda, no me hagas reír con cursilerías, que para eso está Gala con su abuenovio pegagoso, que espero que hoy no aparezca por acá, ya tengo mucho con ustedes.- respondió Cande intentando pelear a Gala, quien simplemente ni la escuchó.
-Siempre discuten y nunca me escuchan, es cierto que fue un día increíble por Pabli, vino a la facu hoy y se sentó conmigo, ¿conmigo, entienden? Me morí muerta en ese instante.- Siguió contando Rochi, claramente la más dulce y enamoradiza del cuarteto de amigas- y me animé a invitarlo al bar, viene con los chicos asi que pónganse contentas porque esta vez aparecen todos: Gas, Tincho, Nico, Euge y AGUS –resaltó Agus para burlarse de Cande, que se hacía la desentendida en cuestiones de amor pero moría porque el chico le dé bola- y dijeron que traían una sorpresa.
Clara y Cande aprobaron la invitación, asintiendo con una sonrisa, pero Gala seguía sin omitir palabra.
-Ei Gali, ¿podes volver de donde sea que estés volando?- incitó Clara.
-Dale piba, estas por la estratósfera- se sumó Cande
-¿EH? ¿Qué decían? Me concentré limpiando- les respondió su colgada amiga, no muy convencida de lo que decía. No entendía muy bien porque, pero no se sentía del todo bien esa noche.
-Dale no te hagas, estaba contando que viene Pablo con los chicos esta noche. ¿Pero qué te pasa? ¿Problemas con el abuelito? ¿Qué te hizo esta vez? Decime, así ni bien cruza esa puerta le meto la piña que quiero darle hace tiempo- le dijo Rochi.
-Epa epa, la pacifista Rocío Irrazabal con un ataque de bronca, ¿Qué paso amichi? Jajajajajaja- como siempre Cande burlándose de Rochi, y su personalidad relajada, tranquila, pacífica y sus gustos por la espiritualidad y yoga.
-Basta chicas, no sé en qué momento se me ocurrió que trabajar con ustedes estaría bueno, no paran- contestó Gala, para seguir- En realidad no sé qué me pasa, con Benja todo mal, se enojó porque ahora voy a trabajar cada viernes, y como siempre que vengo al bar es un problema para él, ya me tiene cansada y no le doy ni bola con ese tema. Pero no es eso, no es por él. Siento algo raro, estaba lo más bien y de repente empecé a sentir algo raro acá en el pecho, una sensación fea y a la vez como si algo bueno va a pasar, no sé, no me den bola y sigamos preparando todo que en media hora abrimos.
Ninguno de los dos jóvenes se imaginaba lo que ocurría esa noche en sus vidas.
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AMOR ETERNO
RomancePodrá nublarse el sol eternamente; Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra Como un débil cristal. ¡todo sucederá! Podrá la muerte Cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mí podrá apagarse La llama de tu...