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-Soy… soy Park Jimin.

Jimin temía dar un paso en falso, incluso respirar. El chico se veía a punto de colapsar por el miedo. Pero al momento se atrevió a recuperar valor, no era hora de volverse un estúpido. Dio un paso seguro, pero llegó hasta ahí al escuchar el contundente grito.

-¡No te acerques más! -lloró, pero se secó las lágrimas tan rápido como aparecieron- ¡vete!

-No te haré nada. -dijo, un poco torpe, poniéndose nervioso con la actitud contraria.

-¡No te creo una mierda!

Tan pronto dejó salir esas palabras, se sostuvo el costado izquierdo de su cabeza y cerró los ojos con fuerza.

-¿Estás bien? -Jimin se preocupó al instante, recordando el sonido que escuchó cuando estaba en la cocina. Lo asoció inmediatamente cuando vio al hombre en el piso-, ¿te golpeaste la cabeza?

-No te incumbe. -soltó en cambio, orgulloso.

Jimin giró los ojos, intentando mantener un poco la calma.

-En realidad, sí lo hace. Si te ayudé allá en la otra casa, ¿por qué ahora no me interesaría tu salud? -obvió Jimin, contraatacando, sonando casi como un niño pequeño.

Y fue bueno intentar razonar con él, porque en cuanto terminó la frase, el chico no respondió, pareciendo conectar los hechos.

El joven seguía temblando, con sudor en la frente y los ojos más abiertos de lo usual. Él estaba alerta en caso de cualquier peligro que amenazara contra él, peligro, que en ese entonces, creía que era Jimin.

-¿Puedo acercarme? -preguntó, temeroso de su respuesta, la cual era obvia.

-No… -lo supuso.

Jimin hizo una mueca, pero comprendió al instante, por lo que asintió de vuelta y giró para volver a la cocina por su almuerzo.

-Yo… -Jimin se detuvo y escuchó- necesito tiempo para… pensar. -tartamudeó, ya no tan asustado, pero aún en estado de alerta.

-Está bien. Estaré en el comedor, tengo hambre así que… como sea -rascó su nuca, algo nervioso, sin saber que más decir- me llamas cualquier cosa. Si tienes hambre, o sed, o lo que sea. Me llamo Jimin.

Luego recordó el golpe en la cabeza que se dio el chico, y añadió.

-Intenta no dormir, creo que te golpeaste algo fuerte en la cabeza. En fin, mantente despierto. -el tipo no se movió por unos largos segundos, pero luego asintió lentamente- ¿No quieres hielo? Por tu cabeza, me refiero.

-No… -susurró de vuelta. Si no hubiera tanto silencio, Jimin no habría sido capaz de escucharle.

Ese silencio se vio interrumpido por el chirrido de su timbre. El hombre se sobresaltó y chilló un poco fuerte para su gusto. Jimin intentó silenciarlo con su dedo sobre sus labios y su otra mano aleteando, como queriendo decir que baje el volumen a su voz. El hombre comprendió de inmediato, pero se asustó aún más, pensando que Jimin estaba aliado con el hombre que hizo de sus días una pesadilla. Por lo que solo atinó a subirse a la cama y taparse completamente su cuerpo, que todavía estaba desnudo, pero que él había olvidado por el impacto de encontrarse en otra casa, con otro desconocido.

-No es él -Jimin creyó leerle los pensamientos-, te aseguro que no es él.

-¿De verdad?

-De verdad.

Jimin caminó algo tenso a la puerta, tenía una pequeña idea de quien podría ser, pero no quería dar detalles ni explicaciones, por lo menos ese día, o ese mes completo.

-¡Boo! -gritó su vecino, también amigo, apenas abrió su puerta, a lo que Jimin rotó los ojos por haberse asustado de verdad.

-Jódete. -rió sin ganas, un poco molesto.

-¿Nueva conquista? -fue la respuesta que recibió a cambio, lo que lo dejó sin entender nada.

-¿Eh?

-¿Nueva conquista? -repitió estúpidamente- ¿tienes una?

Hoseok se desesperó un poco al ver que su amigo no le estaba entendiendo, por lo que empezó a dar pequeños saltitos en su lugar con los puños apretados, entrando tan veloz como un tornado a su casa, invadiéndola como de costumbre hacía casi todos los días.

-¡Tú! -señaló Hoseok.

-¿Yo?

-¡Aaagh! -Hoseok se detuvo en la cocina solo para sacudir a Jimin de los hombros-. Escuché un grito, ¿está bien? Creo que se trata de un chico, ya sabes… -sacudió sus cejas de modo gracioso, a lo que Jimin no pudo evitar reírse un poco, luego sacudió su cabeza- ¿no?, pero lo escuché.

-Mira, contigo no puedo ser un imbécil. En realidad no tenía ganas de hablar de ello ¿sabes? -Jimin tomó una silla de la isla de su cocina mientras suspiraba, derrotado, y se sentó, Hoseok lo imitó segundos después, viendo que no hablaba, pero fue paciente, sabiendo que Jimin continuaría- ¿Quieres almorzar acá?

-Claro. -ladeó la cabeza, tal cual cachorro que trataba de entender lo que su amo le dice.

Jimin explicó, en medio de su almuerzo, todo lo transcurrido desde la mañana hasta ese momento. Del cómo encontró a su padre, de lo que le descubrió haciendo, y del chico que en ese momento estaba en su habitación, con toda seguridad, asustado. Hoseok tampoco podía creerlo. No conocía al padre de Jimin, ya que a él lo había conocido desde que su menor se mudó al departamento de al lado, pero había visto fotos de él, y Jimin también ayudó complementando con relatos de su infancia. Parecía haber sido un buen hombre.

-Entonces es algo complicado todo esto y… hablando del Rey de Roma.-Jimin estaba mirando hacia el pasillo que conectaba su comedor con las demás habitaciones, por lo que Hoseok también lo hizo, dando con un hombre prácticamente en los huesos, tal vez de la misma edad de ellos.

-Yo… -aclaró su garganta, pues delataba lo nervioso que estaba- tomé tu ropa prestada…

-Oh. No me importa. -Jimin estaba abofeteándose mentalmente por no haberse dado cuenta que no le había dejado ropa al chico- En realidad, no pensé en darte ropa porque asumí que querrías darte una ducha primero.

-Yo… ¿puedo? -preguntó, él realmente se sentía sucio. En todo el sentido de la palabra

-Claro que puedes. -Jimin sonrió, un poco forzado. No es que quisiera ser de esa forma con él, solo que no sabía aún cómo actuar frente al hombre.

Disculpándose con Hoseok por la pequeña interrupción, caminó en dirección al chico, guiándolo. El hombre no caminaba ni muy cerca ni muy lejos de él, afirmándose de cualquier cosa estable, todavía débil por no comer, también pareciendo no saber qué hacer cuando está Jimin.

-Perdón. -murmuró.

-¿Por qué? -entró al baño y sacó una toalla del pequeño y único mueble que se encontraba allí.

Jimin se quedó esperando una respuesta que creyó no llegaría nunca, así que le dio la toalla al tipo, totalmente dispuesto a salir de ahí.
-Por tratarte así… -Jimin no estaba entendiendo, así que esperó un poco más por si el hombre se aclaraba un poco- tú me ayudaste.

El tono de voz fue tan confuso que Jimin levantó una ceja y ladeó su cabeza hacía la derecha, que en realidad era una manía de Hoseok que se le traspasó a él.

-¿Me estás preguntando, o diciendo? -cuestionó Jimin, burlándose un poco, más que nada para sentir el ambiente menos pesado.

-Lo estoy afirmando. -dijo con más fuerza ahora, sin embargo bajó su mirada con un poco de temor y aclaró su garganta. Incómodo con la presencia de Jimin.

-Está bien, tú no debes por qué disculparte. Luego de la ducha ve al comedor a almorzar con nosotros. -cambió su actitud y se obligó a ponerse más firme-. Quiero hablar contigo sobre algunas cosas.

Superhero • Jimsu • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora