2

2.2K 317 61
                                    

—Por ultima vez que lo repito.— él guardia hablo nuevamente. —No te tengo miedo y no vengo a hacer lo que me ordenes.

—Oh vamos, ojitos. Entra conmigo y verás que estás muy equivocado.— la voz de Joel era traviesa. —Desde que te vi esta mañana lo único que quiero hacer es, meter mi polla en tus preciosos labios.

—A dormir.— golpeó nuevamente la puerta. —Y retomó tus palabras, amo demasiado mi vida como para estar con alguien como tú. Y sí, amo demasiado a mi esposa como para perderla por un idiota.

—¡Dios, pero que rompe pelotas eres, ojitos!— Dijo Joel riendo. —Te aseguró que un día estarás en esta jodida habitación, estarás disfrutando de cómo mi polla está dentro de ti, tocando tu delicioso punto dulce. Mierda, ¿que tan estrecho estarás?, será una maravilla que me montes, ojitos.

—Tú deja ya de romperme las pelotas, ya, a dormir.

—No sé, pero te me haces conocido. ¿Donde te habré visto, ojitos?

Erick rodó los ojos, de verdad que Joel Pimentel era un rompe pelotas. Se le estaba acabado la paciencia, era tan molesto.

—¿Y tu familia?

—Dios, eres como un grano en el culo. ¿Que quieres saber de mi familia?

Joel río. —Simple curiosidad, ojitos.

—Están muertos.

—Oh, Dios, ojitos.— falsa empatía había en su voz. —Lo siento tanto.

—Por el mismísimo infierno Pimentel, no vengas con eso.

Joel río tan cínicamente, le encantaba tanto jugar con las personas. Era satisfactorio para él.

Él guardia negó, ¿que mierdas hacía contándole eso a un enfermo?.

—¿Cómo te llamas, ojitos?

Él guardia dudo, ¿realmente iba a tener una relación de charlas con Joel?
—Erick, me llamo Erick.

—Es un gusto, Erick.— Joel sonrió y sus ojos se llenaron de brillo.

Pues sí, Erick tendría eso y mucho más.

MANICOMIO [joerick]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora