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—¿Qué tal tu esposa, ojitos?— pregunto Pimentel cuando Erick lo saco de su habitación para llevarlo a las duchas.

—Eso no te importa.

Joel rió bajo y asintió. —Como tú digas, precioso.

De alguna manera Erick sintió que sus mejillas estaban calientes. Tal vez se sonrojó por como lo llamo Joel.

—Entra conmigo.— Joel dijo como orden a Erick.

Erick negó. —Entra tú, ya.

Joel miró serio a Erick. Y Erick pudo jurar que su piel se erizó por la mirada fría de Joel.

—Oye, ojitos.— inició Joel. —Haz lo que te pido y entra. Me agradas precioso, pero si empiezas a negarte a lo que te pido, solo te irá mal y realmente quiero que tu trabajo sea agradable y no un infierno, ¿entiendes ahora?

Sus miradas conectaron y las de los dos era seria y fría. Erick fue el primero en bajarla, Joel sonrió al saber que su guardia no resistía a su mirada.

—¿Qué harás?— pregunto Erick al rendirse y entrar a la ducha con Joel.

Joel sonrió y se acercó a Erick. —Pues deseo besarte.

Erick se alejo hasta que chocó contra una pared. Joel se acercó y esta vez Erick no tenía salida.

—Oye, puedo ser un monstruo con cualquiera.— Joel dijo mientras llevaba sus manos a la cintura de Erick. —Pero, si tú me lo permites serás un Dios ante mis ojos.

Joel acariciaba las caderas de Erick con las yemas de sus dedos, eso relajó a Erick.

Joel le parecía hermoso, cabello rizado, piel color canela, ojos cafés tan penetrantes cuando los miras. Aunque Erick nunca se lo menciono a nadie, a él también le atraían los hombres. Es más su primer beso fue con un hombre y siempre a mentido sobre su orientación sexual por su familia. La típica familia religiosa con ideas del pasado en sus cabezas.

—Pimentel, tengo esposa y realmente no me apetece serle infiel.— está vez hablo Erick. —Porque la amo.

Joel rió sarcásticamente y pegó a Erick más contra él. —¿Crees que ella te ama a ti?— pregunto directamente y sin rodeos. —Desde el primer momento que te vi me pareciste lo más fascinante de este maldito lugar.

Sus cuerpos estaban tan juntos que Erick hasta sintió asfixiarse por lo magnífica que era esa cercanía.

—No es correcto.

Joel negó y acercó sus rostros, hasta que sus narices chocaron y sus labios estaban a centímetros, su respiración se volvió una y sus miradas brillaban. Los dos sintieron eso, sintieron que era malditamente incorrecto, pero uno perdió el sentido de la razón hace muchísimo y el otro estaba a punto de perderla.

Perfecto.

Es como si fueron hechos el uno para el otro.

Pero tristemente, a los buenos siempre les llega su destruction y Erick no iba a ser la excepción en eso.

Lo que es el dolor para unos, es el placer para otros. Erick y Joel no serían la excepción de eso, serían los protagonistas de los pensamientos más sucios y oscuros del ser humano.

Pobre guardia, cayó en manos de su peor pesadilla.

MANICOMIO [joerick]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora