Son las doce de la noche del mismo día.
Ese día, a David se le había hecho tardísimo. Había mucha faena en el banco después de aquel robo de más de cincuenta mil dólares. Lo habían dejado completamente liquidado y sin economía. Por eso y más, había despedido y embargado a varios de sus trabajadores. Entre ellos… ___________________.
Bajo de su precioso Audi. Negro y polarizado. Lo cuidaba más que su propia vida. Cerró delicadamente las puertas de este y se aseguró de colocarle la seguridad por dentro. Caminó lentamente hasta las puertas de su moderno edificio. A pesar de la zona, New York no era seguro en ninguna parte después de las doce. Entonces camina, camina más… y siente que alguien camina detrás de él. Se voltea, no hay nada. Vuelve a caminar con más seguridad, y voltea tratando de hallar lo que había atrás de él, pero no hay nada de nuevo. Está a punto de llegar a las puertas de su edificio, cuando escucha el fuerte golpe de un bate de beisbol golpear una de las puertas de su Audi. Hay alguien ahí.
- ¡Joder! – se quejó David. Se puso las manos en la cabeza. - ¡¿pero queco.ño te pasa im.bécil?! – gritó. Zayn detuvo el bate y lo hizo chocar contra el piso. Miró a David, es un cabrón. Y le tiene miedo. Eso le gusta.
Otro golpe más. Esta vez en el parabrisas. David abrió los ojos, están golpeando su jodido auto. Un tipo vestido de negro y con pasamontañas.
- ¡Basta! – corre hasta su auto desesperado.
- ¿Sabes que co.ño me pasa? – le preguntó Zayn, levantó el bate y golpeó una vez más el parabrisas del auto. Este reventó en pedazos sobre los asientos. – ¿quieres saberlo? – le preguntó gritando. Golpeó una vez más. David cerró los ojos con fuerza.
- ¿Quieres dinero? – le preguntó el rubio, sacó su billetera completamente desesperado.
- Devuélvele el jodido trabajo a _________________ Peterson. – le dijo Zayn, apretando con fuerza el bate. – devuélveselo, o serás tú quién termine como tu jodido auto.
Golpeó una vez más. Las puertas del Audi quedaron abolladas por completo. Y de pronto, un golpe por detrás directo a las piernas de David. Este cayó al suelo de inmediato forzado por la inercia. Se quejó en el suelo… y cuando pudo abrir los ojos… él ya no estaba.