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•Casa Karasu•  

[POV. LEE JIHOON]

Las cosas no iban bien, más bien estaban peor que nunca. 
Chikusatsuba nunca ha destacado por ser un sitio hospitalario;  era un lugar lúgubre que con el paso del tiempo lo convertías en tu hogar. 

Pero el castillo no era hogar para nadie, no en aquellas circumstancias. 

Los Anti-Magos estaban por todas partes: la biblioteca, las aulas, el comedor, los pasillos y los muchos otros espacios públicos. Incluso el director Liei había dado vía libre a que algunos vigilaran las salas comunes de cada casa, quitando toda la privacidad que estas otorgaban.
El único lugar que quedaba libre de ellos era la sala del consejo y no fue porque no lo hubieran intentado.

Aquel espacio cerrado no quería ser mancillado de aquella forma y gracias al hechizo impuesto en él hace cientos de años no dejaba pasar a los indeseables.
Pero aquello no quitaba que los del consejo no nos libráramos de la eterna vigilancia, al contrario, estábamos siempre en el punto de mira.

Caminaba a paso apresurado por los helados y largos pasillos del castillo ganándome las miradas desconfiadas de los anti-magos.  Cargaba en mis manos seis libros prestados de la biblioteca, cada uno más amplio que el anterior, que me dificultaban ver por donde iba pero que no me impidieron llegar hasta al comedor donde la gente estaba un poco más animada,  pero no tanto como antes. Todos nos sentíamos observados de una manera escalofriante.

Llegué hasta los asientos de mi casa y me senté al lado de YoonGi, quien estaba devorando un trozo de pan con mantequilla mientras hablaba animadamente con JooHeon, el cual le escuchaba con la boca llena de cereales.

El líder de mi casa, con la mirada algo somnolienta, se encontraba bebiendo una taza de café delante de mí mientras que con la mano derecha sostenía uno de sus cigarros mañaneros. 

—Buenos días, Pyo.

—Buenos días, Lee , ¿tienes alguna novedad para mí? 

Negué con la cabeza algo desanimado. Me había pasado toda la noche leyendo libros sobre magia negra, portales dimensionales y teletransporte pensado que podría hallar alguna respuesta a la desaparición de nuestros hyungs.  Pero no conseguí nada, solo un dolor de cabeza horrible y miles de conceptos que dudaba que recordara más adelante.

—No te preocupes, JiHoon.  Solo debemos seguir buscando.

Pyo me encargó buscar información sobre cualquier tipo de huida grupal mediante la magia y aunque intenté convencerle que era muy poco probable que NamJoon hyung y los demás utilizaran alguna de estas técnicas, él insistía en que debíamos investigarlo todo antes de descartar cualquier posibilidad.

Miré a mi líder a la cara, la cual cada día que pasaba estaba más maltratada por culpa de los anti-magos.

—¿Vuelves a tener el labio roto? —pregunté acercando mis dedos hasta su boca, examinando con cuidado la herida— ¿Qué ha pasado esta vez? 

—Nada, uno de los anti estaba molestando a uno de los de primero, simplemente intervine —apartó con cuidado mi mano de su rostro—. Se creen muy hombres por pegar a niños de doce años.

—A este paso te van a matar —él se encogió de hombros y acabó de darle la última calada a su cigarro—. Debes ir a la enfermería, que te miren la herida y te la curen. Seguro que Chan te ayudará.

Su cuerpo entero se tensó cuando escuchó ese nombre. Rápidamente cambió su expresión a un más relajada cuando vio mi cara de confusión.

—No es necesario, JiHoon. En nada habrá sanado, que los de la enfermería usen sus remedios con los demás y que no los malgasten más conmigo.

√ Aquelarre // yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora