Me encuentro en el ático acomodando todo. Este lugar está hecho un asco, pero con mi rapidez y una buena escoba quedará limpio.
Es lo que hice segundos después de haber dejado a la señora Gaos —quien me preguntó cómo sabía su apellido, y decidí decirle que su hijo me lo había dicho—, me dispuse a limpiar y ordenar un poco el lugar.
La señora me brindó todo tipo de ayuda y me ofreció más luz, a la cual me negué dado que me gusta estar en la oscuridad. Su bondad con una simple mujer a quien apenas conoce me hace sentir extraña. Siempre odié a la gente porque todas las personas solo buscan un beneficio para sí mismos, sin importarles si lastiman a otras personas, a un animal o al mundo mismo. Pero ella está cambiando ese pensamiento.
La bestia también lo está haciendo. A pesar de que lo ataqué y planee su muerte, él simplemente me halagó y me trajo a su casa a conocer a su familia y a darme un lugar donde quedarme. El acto me sorprendió tanto que hasta pensé si debía darles las gracias, pero no tuve oportunidad.
Ahora, estoy observando a través de la única ventana que hay en este lugar, a la noche: las estrellas iluminan el cielo y la luna es tapada por nubes grises, anunciando una tormenta. Los árboles secos y con hojas caídas se mueven lentamente al compás del viento, y siento ganas de salir.
No puedo evitarlo, la libertad me llama.Salgo por la ventana con cuidado de no hacer ruido alguno. Finalmente dejo que la gravedad haga su trabajo y me dejo caer por ella, tocando el suelo y observando a mi alrededor de que no haya nadie. Escucho un corazón oculto en una de las paredes, así que no corro y simplemente decido adentrarme en el bosque para evitar una persecución.
Paso árbol tras árbol, identificando cada uno y analizando su contextura para no olvidarme del camino. Correr a esta velocidad es lo más magnifico del mundo; sentir el viento en tu cara, los fuertes golpes que das contra el suelo y la magnificencia de los distintos aromas es algo único. A pesar de ser un monstruo, tener esta clase de sensaciones es algo difícil de describir.
Minutos después encuentro un alce cerca de un riachuelo, y me aseguro esta vez de que sea un animal y no un niño. Me acerco tan rápido como puedo y, en el momento en que el animal nota mi presencia y trata de huir, clavo mis colmillos en su cuello.
Siento mi garganta arder conforme el líquido carmesí baja por mi esófago y cae a mi estómago. La sensación es exquisita y placentera. Cierro los ojos y me dejo llevar por el sabor de el líquido que produce el animal que se encuentra en mis brazos retorciéndose. Y minutos después el mismo cae al suelo, inmóvil y sin vida.
Limpio lo mejor que puedo mi boca y me doy cuenta de que he manchado mi vestido. Maldigo en voz baja y decido marcharme lo más rápido que puedo hacia el hogar de la bestia. Mi preocupación comienza en cuanto observo el sol salir, y me veo obligada a apresurar mi cuerpo.
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LABIOS CARMESÍ © | TERMINADA
VampiroMi vida siempre había estado tan perfecta como podía tratar de hacerla: tareas, deporte, bailes, reuniones... Todo marchaba bien. Pero no imaginé que tras la aparición de uno de los príncipes más codiciados del mundo mi vida se iba a desboronar par...