Martes en la tarde; Conociendo a Plagg.

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A la salida de la escuela, todos se dirigieron directamente a la casa de Adrien. Estaban ansiosos por conocer al minino.

Adrien no le había dicho mucho sobre él a su amigo y durante el camino le había estado explicando a Marinette, que solo había dicho que el gato era de una amiga a la que le ayudaría a cuidarlo durante la ausencia de su padre, pero pensaba que ella estaba enojada con él por este asunto. Pensó que ella quería tenerlo en secreto de momento, pues apenas había balbuceado respuestas monosilábicas y lo miraba de vez en cuando con sus mejillas enardecidas. Lo que él ignoraba era que la razón de aquel enardecimiento eran las mil sensaciones maravillosas que él mismo le provocaba a la chica con su cercanía.

Alya y Nino llevaban algunos días de haber iniciado una relación oficial. Caminaban tomados de las manos justo delante de ellos sin sentir ninguna vergüenza, mientras Adrien y Marinette les seguían los pasos a pocos metros de distancia desde atrás. Adrien intentó varias veces iniciar una conversación con su querida amiga, pero esta, cada vez parecía más nerviosa... o enojada. Aún no lograba descifrar tanta confusión.

Y la verdad era que, en todo el camino, la pobre azabache no lograba quitar de su mente aquel beso que el joven le había pedido a cambio por haberle prestado ayuda. ¿Y si se lo pedía? ¿Y si se lo daba? ¿Cómo se sentiría? ¿A él le gustaría? Porque a ella le encantaría que él la besara... pero él le pidió un beso a ella y ella tendría que darlo... Pero no le dijo en dónde específicamente hablando. ¿Lo querría en la boca? ¿En la comisura de sus labios? ¿Estaría bien si se lo daba en la mejilla? ¿Se desilusionaría si se lo diera en la mejilla? Y sin darse cuenta entraron todos a la habitación de Adrien. No se dio ni cuenta a qué hora sus pasos la habían transportado hasta aquel lugar al que por primera vez entraba.

Sin lugar a dudas era una habitación muy grande. Incluso tenía en la parte superior una gran colección de Cds, un gran televisor y una consola de videojuegos, su escritorio con una pequeña librería y hasta un par de rampas de skeatboard, y debajo de su escritorio se encontraba en una pequeña y cómoda cajita, con una fina manta abrigadora, el pequeño minino negro.

Todos se acercaron a mirarlo y al apreciarlo más de cerca, Alya frunció el ceño. El minino estaba realmente mal, pero parecía tener fuerzas suficientes como para levantarse y maullar.

¬- Está realmente mal- dijo Alya mientras acariciaba su cabecita. Lo tomó cuidadosamente y lo sacó de la caja para darle un poco de la dieta que Marinette le había llevado en su maleta, la cual sirvió en el platito que Nino le llevó de obsequio- ¿De dónde sacaste ese alimento? - inquirió Alya con suspicacia.

- Es que... yo... Ayer yo... el gatito... vi que Adrien y entonces... yo pensé que... el veterinario...

- Mary... dime- insistió Alya cruzándose de brazos.

- Yo encontré a Mary afuera de una casa veterinaria y vi que estaba en problemas- respondió Adrien al ver que la chica no podía articular coherentemente una sola oración-. Solo quise ayudarla.

- Fue Marinette todo este tiempo aquella amiga a la que le ayudarías con el gatito? - inquirió con sorpresa Nino-. ¡Y por qué no nos lo dijiste!

- Claro que se los dije, solo que omití el nombre de esa amiga- respondió Adrien serio ayudando a comer un poco al minino-. Además, ustedes saben que además de ustedes, mi otra amiga es Chlóe y créanme, ella no es de recoger gatitos.

Y a este comentario todos soltaron una carcajada, ya que no se imaginaban a Chlòe recogiendo gatitos.

- Bueno, yo ya me tengo que ir- soltó Nino de repente tomando del suelo su maleta-. Debo acompañar a mi madre a hacer las compras porque mi padre está ocupado trabajando esta semana.

- Te acompaño un tramo Nino, así aprovechamos y pasamos un rato juntos- se apresuró a decir Alya con una linda sonrisa en su rostro-. Marinette, ánimo amiga. Esta es tu oportunidad, no la desaproveches.

En cuanto dijo esto Alya, Marinette se sorprendió por la falta de prudencia de su amiga. Lo había dicho en voz alta delante a todos y al mismísimo Adrien que la miraba con esos ojos verdes que la hacían sentir en las nubes y al mismo tiempo la atormentaban entre tantos nervios provocados. Nino soltó una carcajada y agarrando a Alya del brazo se la llevó arrastrada para que no fuera a soltar otra imprudencia delante del rubio.

- ¿Oportunidad? - inquirió el rubio en cuanto ellos se fueron.

- Es que tú... me gustaaaaa... El gato... Me gusta el gato y yo... es solo que... yo quiero que... el gato se mejore- dijo ella sonrojada, intentando ocultar toda la frustración que sentía ante aquella nueva fallida declaración que se sumaba al repertorio de tantas otras pasadas.

- ¿Y... a qué se refería con oportunidad? ¿Por qué te daba ánimos? - volvió a preguntar el rubio haciéndola sonrojar un poco más. Comenzaba a adorar atormentarla un poco, pues se veía preciosa cuando esto sucedía.

- Haaammmm... Pues verás... yo... Había pensado en hacerle ropa. Un abrigo... para que no pase frio- pensó rápida Marinette intentando controlar sus nervios ante la sonrisa que se dibujaba en el rostro del rubio.

Sacó un metro de su maleta y comenzó a medir cada parte del gatito y a apuntarlo en su libreta. Adrien sabía que los diseños de la chica eran perfectos, aunque solo los había visto una sola vez.

- Marinette... - dijo Adrien mientras su amiga seguía en su labor-, ¿Tú también crees que Plagg... es un nombre malo para el gatito?

Marinette soltó un suspiro mientras guardaba su libreta. Si bien si creía que era un tanto gracioso y extraño, sabía que la actitud de sus amigos había lastimado un poco al rubio.

- La verdad es que me parece adorable, como tú- Adrien se sorprendió mucho y sus mejillas se colorearon bastante ante aquellas palabras-... ¡No! Lo que quiero decir es que, todo lo que haces es adorable... No que tú seas adorable... quiero decir... si eres adorable... pero no es... cómo decirlo... El nombre, el nombre que le pusiste es adorable...

- Gracias Mari, tú también eres adorable- soltó el rubio haciéndola sonrojar tanto o más que él mismo.

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Y la cabeza de Marinette explotó, jajajajajaa... no pudo con tanta presión, con tanta emoción y el humo escapaba por sus orejas.

No mentira. Aquí un regalito y otro que publicaré en unos minutos. Ya los tenía listos desde ayer y la verdad tengo un tanto más, pero los guardaré para que los lean la próxima semana.

Es la primera vez que escribo un fanfic y me estoy divirtiendo tanto con esta parejita... jejejejeje...


Hasta dentro de un rato con el siguiente cap.


El Gato Que Nos Unió.    MLBAA18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora