Marinette se quedó solo algunos minutos más para darle a Plagg su medicina y ayudarle a Adrien a limpiar al minino. A pesar de su debilidad parecía disfrutarlo mientras hacía evidente un sonoro ronroneo, mientras entre Marinette y Adrien pasaban sobre su pelaje los pañitos húmedos para retirar la mugre que había acumulado al estar abandonado en las frías calles parisinas.
- No te preocupes Plagg, esta semana cuidaremos de ti para que te mejores- decía Marinette mientras le limpiaba sus patitas-. Verás que sentirás que somos como tus padres y pronto te sentirás...
- ¿Sus padres? - inquirió Adrien mirando a los ojos a Marinette quien se sonrojó rápidamente. Aquello lo había dicho sin pensar y ahora se sentía completamente avergonzada.
- Disculpa... yo... no quería... yo... ha... hmmm...
Adrien tomó entre sus manos al minino y lo colocó entre sus brazos mientras sonreía.
- Pues por esta semana seré el mejor papá del mundo- dijo con inocencia sin saber por la vergüenza que hacía pasar a la azabache- Mira Marinette, tú serás su mami mientras tanto, ¿Verdad?
Marinette abrió sus ojos con sorpresa. No sabía cómo reaccionar ante tanta dulzura e inocencia de parte del joven rubio que le devolvía una tierna mirada dulce mientra hacía que el gatito hiciera una tierna postura con sus garritas bajo su mentón. Asintió con un leve movimiento de cabeza y se levantó con torpeza del suelo para recoger su bolsa. Se despidió entre balbuceos del joven y salió rápidamente de la casa aún más avergonzada. ¿Cómo rayos iba a decir eso? ¿Sus padres? ¿En qué rayos estaba pensando cuando dijo eso? ¿En qué rayos estaba pensando Adrien para dejar pasar ese comentario como si nada? ¿En realidad estaba pensando en algo?
Adrien se quedó un poco confundido, mientras envolvía entre las cobijas al pequeño minino que se había quedado dormido. ¿Había dicho algo malo? ¿Por qué había reaccionado así? Igual estaba decidido a disculparse con ella la próxima vez que la viera. Lo cierto era que cada vez menos entendía a la chica.
Se dispuso a hacer los deberes mientras la noche caía y tras terminar se dio una refrescante ducha, para luego bajar a la cocina por un poco de leche. Sin embargo, al llegar, algo no andaba bien con Plagg. Respiraba irregularmente y estaba frío y rígido.
Sintió que su corazón se aceleró se aceleró a mil por hora y la sangre se le helaba. ¿Qué le pasaba a Plagg? Aquello definitivamente no era bueno y había olvidado pedirle a Marinette su número de teléfono. Ya era de noche y sabía que no lo dejarían salir, pero no tenía opción, era eso o dejar que su querido Plagg muriera. Lo envolvió en su cobija térmica y con mucho cuidado se escabulló por la ventana sin tener muy claro hacia donde debía ir. Sin embargo sus pasos lo llevaron a la residencia de su amiga Marinette. Se dispuso a tocar la puerta que para su sorpresa la puerta se abrió de golpe mientras ella iba saliendo.
- ¿Adrien? ¿Qué haces aquí?
- Mira... yo me disculpo si dije algo que no te gustara, pero... algo le pasa a Plagg- dijo Adrien con angustia descubriendo al minino solo un poco. Parecía estar más débil que la última vez que ella lo había visto.
Sin pensarlo dos veces, Marinette cerró la puerta y salió corriendo llevando al rubio de la mano que corría detrás de ella, y a menos de dos cuadras, entraron a lo que él reconoció, como el lugar en el que la había encontrado el otro día que la ayudó con su sombrilla.
Estaba cerrado, pero Marinette golpeó la puerta con desespero hasta que un hombre de poco más de treinta años les abrió. En cuanto le contaron lo que ocurría, los hizo pasar al consultorio y se llevó con el al gatito. Ellos aguardaron por varios minutos hasta que perdieron la cuenta de cuánto tiempo había pasado.
- Lo siento- dijo Adrien en un susurro-. Tal vez sea mejor que no esté conmigo. Lo descuidé solo un momento y cuando me di cuenta- Adrien intentó no quebrarse delante de su amiga, pero realmente se sentía culpable.
- No es tu culpa- intentó consolarlo ella sin saber si tomar su mano y transmitirle confianza o tan solo palmearle levemente su espalda. De igual manera se moría de ganas de hacer alguna de las dos, ya que ella también necesitaba un poco de apoyo emocional. Estaba asustada-. También habría podido ocurrir en la mañana mientras estábamos en la escuela.
Adrien sonrió. Ella tenía razón. Además, bien era cierto que la situación de Plagg era delicada. El veterinario salió de su consultorio y se sentó frente a ellos con un semblante muy serio y aquello les asustaba aún más.
- Lo veo más limpio que ayer... díganme ¿Lo bañaron?
- Solo le pasamos unos pañitos húmedos sobre el pelaje para quitarle la mugre- respondió inmediatamente Marinette a lo que el veterinario exhaló un fuerte suspiro.
- Sufrió un fuerte caso de shock por hipotermia- dijo él mientras sobaba su frente. Estaba agotado-. Cuando los animalitos se encuentran en estado de extrema desnutrición y debilidad... es mejor no bañarlos hasta que recuperen fuerzas ya que para ellos que son tan pequeños es difícil que su organismo se mantenga en una temperatura constante y adecuada, aún más estando en ese estado delicado. Sin embargo, hiciste bien al envolverlo en la cobija térmica. Al menos eso le dio tiempo a que yo pudiera atenderlo.
Adrien y Marinette se sintieron terriblemente. Habían cometido un error muy grande pensando que estaban haciéndole un bien, pero ahora Adrien se sentía un tanto mejor con lo último dicho por el doctor.
- Le coloqué un poco de intravenosa tibia para calentar su torrente sanguíneo. Se lo podrán llevar a casa en unos minutos- dijo él levantándose de la silla-. Deben mantener su camita con cobijas que le generen calor o en su defecto una botella de agua tibia servirá.
En cuanto Adrien recibió poco después a Plagg, lo envolvió entre la cobija nuevamente. Acompañó a Marinette a la panadería poco después de que ella fuera por el mandado y se dirigió discretamente hacia su casa para escabullirse por su ventana. Acomodó a Plagg sobre su cama.
- Esta noche dormirás conmigo- dijo el acomodándose junto a su nuevo amigo para compartirle un poco de calor-. No me vuelvas a asustar así pequeño Plagg.
Y por primera vez en toda su vida, esa noche no pudo dormir ni un poco.
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¿Qué les pareció el capítulo?
El siguiente será un lindo miércoles o tal vez no... quién sabe que pasará el miércoles para nuestra parejita.
Créanme, no es fácil levantar a un pequeño gatito en esas circunstancias, por lo tanto, plasmaré algunas experiencias propias que he vivido con algunos mininos y haré sufrir un poco a esta adorable parejita.
Espero que les haya gustado, nos vemos la próxima semana que viene con algunos cuantos capítulos más.
Un abrazo...¡¡¡Bye!!!
😸😽😸
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El Gato Que Nos Unió. MLBAA18
FanfictionEsta historia se desarrolla sin la presencia de los Miraculous, pero estarán presente el resto de los personajes. De alguna forma también estarán presente Plagg y Tikki. Ya se darán cuenta cuando lo lean. Marinette se encuentra un pequeño gatito q...