Capítulo 7

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Harry se empeñaba en no utilizar Occlumancia, decía que nunca iba a dominarla; a veces dejaba que su mente vagase dentro de su conexión con Voldemort, aseguraba que necesitaba saber qué estaba haciendo, a pesar de odiar el vínculo que los unía; eso nos permitía una cierta ventaja, pero también significaba que Voldemort podría ver a través de los ojos de Harry, en cualquier momento. Por ahora, sabíamos que buscaba a Gregorovitch, otro fabricante de varitas, posiblemente para raptarlo, igual que había hecho con Ollivander... Harry seguía insistiendo en que Voldemort seguramente querría averiguar qué había ocurrido cuando los hechizos lanzados por sus varitas habían colisionado... Era una tontería insistir en el tema, pero no dejaba de sentirme incómoda, tenía una mala sensación con todo esto.

Aquella mañana Kreacher nos había dado la noticia de que Alecto Carrow sería la nueva directora de Hogwarts, y quisiéramos o no, no podíamos dejar de pensar en nuestros amigos, todos ellos partían en esos instantes hacia el castillo, posiblemente planeando nuevas maneras de joder el régimen que se impondría en el colegio. Sabía que eran lo bastante fuertes para aguantar todo lo que estaba por venir.

El día anterior  a nuestra incursión, habíamos planeado una forma de entrar en el Ministerio De Magia, posiblemente el lugar más peligroso para nosotros en los tiempos que corrían, pero había que intentarlo. Durante horas discutimos sobre quién debía o no ir, y Ron, por mucho que adorase al maldito cabezota, se empeñaba en que debía quedarme en la casa, esperando su regreso. Jamás me hubiese planteado semejante estupidez, por muy hija de muggles que fuese, nadie me iba a quitar el derecho de ayudar a mis mejores amigos. Así pues, cuando llegó el momento, nos aparecimos en el callejón donde tendría lugar la primera fase de nuestro plan.

-Todo en orden- dije- debería estar aquí en cinco minutos, más o menos. Cuando la haya dejado sin sentido...

-Hermione, lo sabemos- me interrumpió Ron- ¿Y quién se supone que iba a abrir la puerta antes de que llegue?- dijo señalando a la puerta de incendios que daba al viejo teatro.

Pegué un respingo, y abrí la cerradura del candado con un Alohomora. Ron colocó la capa de invisibilidad sobre nuestras cabezas, agachándonos para que nuestro cuerpos, mucho más desarrollados que en la época en que Harry la recibió, cupiesen bajo ella. 

A los pocos minutos, la pequeña bruja del Ministerio apareció y fue impactada por un hechizo aturdidor por mi parte. Cogí varios cabellos de su pelo gris y los añadía a un matraz de barro que contenía la poción Multijugos. Llevamos a la bruja a través de la puerta.

-Es Mafalda Hoppkiss- dijo Ron leyendo una tarjeta que la identificaba como ayudante de la Oficina Contra el Uso Incorrecto de la Magia-. Será mejor que te vayas preparando, Hermione. 

Empecé a vestirme con la ropa de Mafalda tras beber la poción Multijugos, colgándome su bolso al hombro. 

-Vamos, Hermione, date prisa- me apremió Harry.

-Ya va. 

Salí corriendo a la calle, entornando la puerta donde descansaba nuestra víctima, y esperé a que llegasen nuestros siguientes objetivos.

Un pequeño chasquido me alertó de la aparición de un nuevo mago, bajo y con cara de perro.

-Oh, hola, Mafalda.

-Umm, hola, ¿qué tal todo?- pregunté en guardia.

-Pues no muy bien...

-Lamento oír eso... ¿un caramelo? Un dulce siempre ayuda cuando uno se siente decaído, ¿no lo crees?

-Eres muy amable, querida- dijo tomando uno de los caramelos vomitivos, creación de Fred y George. El efecto fue prácticamente inmediato... el pobre hombre se inclinó en cuestión de segundos, expulsando todo el contenido de su estómago.

En Nombre de SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora