LAS GEMELAS SILENCIO.

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Hay quienes aseguran que los gemelos comparten una conexión única entre ellos, aunque de esto no hay prueba científica alguna

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Hay quienes aseguran que los gemelos comparten una conexión única entre ellos, aunque de esto no hay prueba científica alguna. June y Jennifer Gibbons llevaron este tabú a otro nivel mucho más avanzado. No solo compartían entre ellas un lenguaje inusual, sino que no hablaban con nadie más. Ni siquiera entre ellas articulaban palabras, no obstante, lograban entenderse a la perfección. Quienes las conocían afirmaban que su sincronía era tan acertada que podían llegar al punto de coordinarse como si se tratara de una persona al mirarse al espejo.

Estas gemelas, nacidas el 11 de Abril de 1963, crecieron en , una Isla ubicada en Inglaterra. Fue en ese lugar donde June y Jennifer Gibbons comenzaron a ser llamadas como "las gemelas silenciosas". Estas extrañas hermanas eran inseparables. Al parecer nadie lograba entenderlas. Y por si fuera poco, además de que no hablaban con nadie, eran las únicas niñas de origen afroamericano en su escuela, por lo cual sus compañeros no se relacionaban con ellas.

Se dice que el trauma que las indujo al mutismo comenzó en la escuela. Esto debido a que las gemelas debían salir antes del horario estipulado para evitar abusos por parte de los otros niños. Sus padres intentaron diferentes métodos de terapia, e incluso, a la edad de 14 años decidieron separarlas enviándolas a diferentes escuelas. El resultado impactó a sus padres: ambas se volvieron catatónicas. Actuaban como zombis, por lo cual tuvieron que reunirlas nuevamente. Lo que nadie anticipó es que en esa nueva etapa juntas, comenzarían a desarrollar conductas criminales.

Al ser reunidas nuevamente, las gemelas se mostraban más aisladas que nunca del mundo. Pasaban mucho tiempo en su cuarto creando obras de teatros con muñecas. Sorprendentemente comenzaron a leer sus historias en voz alta, pero solo dirigidas a la otra hermana. Nunca para otra persona fuera de su hermandad.

Inspiradas por unos diarios que le regalaron en la navidad de 1979, estas jóvenes se iniciaron en el arte de escribir novelas. Su entusiasmo era tal que sus padres decidieron inscribirlas en un curso de escritura creativa por correo. Con el tiempo lograron publicar algunas de sus novelas en Estados Unidos, sin embargo, no obtuvieron el éxito esperado.

Extrañamente, todas sus historias incluían jóvenes que tenían conductas violentas y antisociales. Con el paso del tiempo encarnaron parte de sus historias y se convirtieron en criminales. Aunque no asesinaron a nadie, decidieron recrear sus relatos. Robaron e incendiaron varios lugares. Pero no solo arremetían contra lo ajeno, sino que también intentaban asesinarse entre ellas. Lo más difícil de entender es que, a pesar de que June intentó ahorcar a su hermana y Jennifer quería asesinar a June, jamás dejaron de ser inseparables.

Durante varios años, la vida de estas dos jóvenes que vivían encerrada en su propio mundo, siguió encausada hacia la violencia. En 1982, fueron atrapadas por la policía cuando intentaban incendiar un bar. En menos de un año fueron sentenciadas a pasar 14 años en prisión. Pero debido a sus problemas mentales, el juez decretó que serían enviadas al Este hospital, ubicado en Inglaterra, no solo se encargaba de cuidar a personas con desórdenes mentales, sino que además era la casa de violadores y asesinos.

A los 18 años de edad, con el record de las personas más jóvenes encerradas en el sanatorio de Broadmoor, comenzaron a cumplir su sentencia. Con el tiempo y las dosis excesivas de medicamentos, perdieron la concentración para escribir. Se especula que a causa de esto, Jennifer Gibbons fue diagnosticada con el desorden de movimientos involuntarios. Lo que la alejo aún más de la escritura.

Desafortunadamente para Jennifer y June Gibbons, los médicos del psiquiátrico, decidieron mantenerlas en diferentes salas. Lo que nadie esperaba es que, en cada oportunidad que tenían de verse, comenzaban a atacarse entre ellas. E incluso intentaron suicidarse. Esto de alguna extraña manera que solo ellas entendían, les hizo creer que una de ellas debía morir para que la otra sobreviviera.

De manera repentina Jennifer les comentó a sus doctores que ella iba a morir, pues ya lo habían decidido. Poco tiempo después en 1993, Jennifer murió a causa de una inflamación en el corazón. A pesar de que los médicos buscaron en su sistema drogas o venenos, no consiguieron nada. Hasta el día de hoy, se desconoce la causa de su muerte convirtiendo este hecho en una de los más espeluznantes y misteriosos de la historia.

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