Actualmente, la ciencia se ha puesto a la par con casi todos los problemas de salud que victimizan al hombre. La cirugía plástica es una de las más avanzadas. Ahora, el sector médico es capaz de reconstruir, prácticamente, todas las partes del cuerpo humano. Sin embargo, esto no siempre fue así.
Entonces, ¿qué sucedía en el pasado con aquellas enfermedades que no tenían respuestas? Se sabe que muchas de las epidemias antiguas (la plaga negra, la sífilis, etc...) fueron estudiadas hasta que el tiempo permitía encontrarles una cura definitiva. Pero, ¿qué ocurría con aquellas personas cuyo mal era físico no representaba una amenaza mortal, sino que era una deformidad física?
Las sociedades humanas siempre han tenido una sola reacción hacia lo desconocido y desconcertante: aislarlo y mitificarlo. Esto fue lo que ocurrió con Edward Mordrake, quien debido a un problema genético tenía dos rostros. Su segundo rostro se encontraba en la parte posterior de su cuello y cabeza. Sin embargo, eso no era lo más impactante con respecto a esta historia. Además, se decía que su otra cara era totalmente funcional y que pertenecía a una hermosa mujer.
Como era de suponer para la época, la posición social de este hombre de dos caras empeoraba el trato que recibía de las personas que lo rodeaban. Edward Mordrake era un burgués ingles que pertenecía al siglo XIX. Su madre era la condesa de Darlington, en Inglaterra. Por lo general, para esta fecha, los personajes de alta sociedad se mantenían en el centro del ojo público. No hay dudas de que su poder social y su malformación causaron grandes y crueles críticas hacia el joven.
Las leyendas nacen a partir de una serie de exageraciones alrededor de un hecho real. Para Edward, la envidia por su poder económico y el odio por su aspecto físico crearon terribles rumores que lo convertían en un monstruo. Un ogro excluido socialmente. Pero, en realidad solo era un ser humano que sufría una enfermedad que, por su complejidad, carecía de respuesta científica para la época. Sin embargo, los médicos han estudiado este caso por años, descubriendo que se trataba de una condición llamada: duplicación cráneo facial.
La facial de Edward nada tenía que ver con la unión de embriones (como ocurre con los siameses al nacer). El inusual aspecto físico de este hombre se debía a una mutación en la proteína que se encarga de los cambios cráneo-faciales durante el desarrollo humano. Las anomalías en esta proteína pueden resultar desastrosas, no solo creando dos rostros, sino que podría arrojar cuatro orejas o cuatro ojos.
Esta condición médica atribuye músculos y nervios a los miembros extras. Es decir, en el caso de Edward, su segunda cara, ubicado detrás de su cabeza, tenía nervios y músculos. Aunque los miembros extras, que se originan a partir de esta enfermedad, sufren de distrofias, en casi todos los casos estudiados poseen cierta movilidad. Es decir, La cara extra de Edward podía moverse hasta cierto punto.
Según la leyenda, Edward era atormentado por una voz que provenía de la persona que tenía pegada a él. Todos los comportamientos erráticos de Mordrake eran justificados porque, según él, solo hacia lo que le ordenaba la entidad ubicada en la parte posterior de su cuerpo. Sin embargo, actualmente se cree que todo aquello era resultado de la depresión causada por el aislamiento social al que fue sometido este burgués.
En 1900, George M. Gold, autor de Anomalías y Curiosidades médicas, escribió el testimonio de Edward Mordrake en su obra. Estos archivos son los únicos que poseen información sobre el curioso caso de deformidad. Y se cree que, a partir de ellos, tuvo lugar el gran mito que se forjó alrededor de lo que era un hombre atormentado y solo, a quien la ciencia no podía ofrecerle ninguna solución.
Edward, en los escritos de Gold, expresa lo siguiente: "La imaginación no puede abarcar en todo lo que estoy envuelto. Por alguna fechoría de mis antepasados estoy atado a un demonio, yo sé que es un demonio. Estoy seguro de eso. Deseo que lo eliminen del mundo, aunque mi muerte sea la consecuencia". A pesar de los diferentes estudios y esfuerzos médicos, los doctores decidieron no intervenir quirúrgicamente, ya que los recursos de la época, para una cirugía de esa magnitud, eran escasos y ponían en extremo peligro la vida de Edward.
Mordrake, atormentado por la supuesta entidad demoniaca, decidió acabar con su vida. Con tan solo 23 años de edad, se ahorcó en un balcón. Luego de su muerte, salieron a la luz innumerable representación en yeso de sus dos caras. Se suponía que su uso iba a ser estrictamente médico, sin embargo, muy pocos pudieron resistir la curiosidad e indagaron sobre aquella insólita historia de deformidad. De esta manera inició el mito del demonio de dos caras.
Todas las leyendas con respecto a este hombre se remontan a imágenes y al testimonio, colocado entre comillas, en la obra de George Gold. Nada pudo ser comprobado. Pero eso no ha detenido el terror que sigue causando el tenebroso mito.
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Dónde Nada Se Oculta
AléatoireHola! Esta es una recopilación de misterios, asesinatos, leyendas o casos paranormales. Si eres fanático de lo que no tiene explicación, lee, te va a gustar.