Cuando me enamoré de ti

Capítulo 3

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, todos los personajes son propiedad de la franquicia de DC, yo solo los pido prestados para traerles esta historia

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Luego de lo que le dije a Ted, no lo volví a ver por qué me dedique a entrenar, lo extrañaba demasiado, pero si quería decirle lo que sentía y quería mantener mi beca, tenía que concentrarme o al menos, intentarlo. Y así, avanzaron los largos días, hasta que llegó el día antes del partido, ese día fui a ver a Ted para recordarle que debía venir a verme. Lo busque por todos lados y a la final, acabé por encontrarlo en la biblioteca.

A penas lo vi, y por qué se había hecho una costumbre, me abalance sobre él dándole un abrazo, quedando mi mentón sobe sus rizados cabellos castaños, apercibiendo por unos segundos su shampoo, para luego mover mi mano sobre su pecho. - ¿No te has olvidado Ted a lo que te invite?

Ted negó. -iré a ver tu partido mañana, es un hecho. -Me dijo, y luego de ello, me quedó mirando por unos segundos. -Sabes que no tienes que demostrarme nada ¿verdad?, es decir si quieres, lo que tengas que decirme, puedes hacerlo ahora.

Yo lo miré y aunque era muy tentador, negué. -Quiero que vayas y me veas jugar, y para decirte lo que quiero decirte amerita que me lo gane.

Lo intentaba demasiado, pero es que de verdad, sentía que debía ganarme a la gente. -A demás, no hay nada de malo en hacer que pierdas un poco de tu tiempo estudiando para verme. Lo merezco.

Ted me vio y se hecho a reír, pero no me contradijo, por lo que no le dije nada tampoco, más aún cuando me encantaba hacerlo reír, su risa era hermosa y contagiosa a la vez. Si, por mi fuera, le hiciera chistes todo el tiempo, solo para escucharlo.

- ¿Nos vemos mañana entonces? -Le pregunte para soltarlo, y el asintió.

Pasaron unas cuantas horas y llegó el día del partido. Normalmente no estaba nervioso, pero por que hoy tenía a quien me importaba, sentía que me sudaban las manos y que mi estómago revoloteaba, aun así. Sabía que podía hacerlo. Es de las pocas cosas que no dudaba que podía hacer, el balón y yo fluíamos, era mi amigo, así como yo era el suyo.

Me cambié y me puse el uniforme que teníamos. Era verde, porque Hal lo había decidido así y Barry no se negó. Mi número era el 8 y mi camiseta en la parte de atrás llevaba mi sobrenombre: Booster Gold.

Para quienes no lo sepan, Booster significa Estímulo, y Gold, bueno, oro. Yo era para el equipo, un estímulo, no era lo suficiente bueno para ser el principal, pero no era tan malo como para ser ignorado, y por la manera en la que jugábamos, mi presencia solía hacer presión para los competidores. Y pos si las dudas, todos tenían en sus chaquetas los seudónimos que mejor loes quedaban. Flash para Barry, por que corría tan rápido que parecía que viajaba a la velocidad de las ondas de luz (figurativamente claro está), Hal se hacía llamar Linterna Verde, por que solía brillar en el campo, pero más allá de eso, el siempre hacía los tiros más esperanzadores de los partidos, los que emocionaban al público. Guy, tenía en su camiseta Linterna Corps, porque su manera de jugar era brillante como la de Hal, pero era mucho más tosca, como una armada o una corporación. Y el de Oliver, era Flecha Verde, Flecha porque sus tiros tenían a seguir un curso muy preciso y verde por que al igual que Hal, sus tiros también solían llamar la atención de las mujeres, las porristas... aunque el solo quería la atención de una. Dinah Lance.

Sea como sea, una vez listo, salimos al campo.

Barry, nos puso en un círculo, y nos dio una pequeña charla motivacional. -Chicos, saben que hoy nos toca un partido difícil, pero confíen en ustedes mismos, sé que podrán, siempre que hemos estado juntos hemos ganado, así que a jugar chicos.