Cuando empiece el amanecer. (Daryl Dixon)

Capítulo 1  

Capitulo 1.

Sigo caminando por la carretera, huyendo de la ciudad plagada de esas… ¿Cosas? Llevo dos días sin encontrar un lugar y para mí sorpresa.  Me llamo An y tengo diecinueve años. He perdido a todo ser querido mientras mis ojos veían como eran devorados.

Camino y camino hasta que caigo sentada en el andén de la carretera, aunque que más daría si fuese en mitad, en está apocalipsis no quedan coches. Miro las reservas que tengo de comida y agua, de comida nada. De agua media botella pequeña. Genial. Mis pastillas de tratamiento y una sudadera.  

De un momento a otro miro hacia el lado derecho de la carretera y veo que vienen una caravana y coches detrás, se paran a unos diez metros de mí y rápidamente me escondo detrás de un árbol.

-¡Ha sido la maldita manguera otra vez! –dice un hombre que parece tener unos sesenta años, va vestido de camping y lleva una gorra- Rick ¡Te dije que no aguantaría!

-Bueno Dale, cálmate ¿Vale? –le dice quién parece ser Rick-.

El señor entra refunfuñando a la caravana y otro hombre se acerca a él.

-Rick, ¿Qué hacemos? No nos podemos quedar aquí.

-Shane, lo sé. Déjame pensar. De momento ir a buscar cosas útiles al bosque, pero no os alejéis mucho –le dijo al resto del grupo-.

Parecía ser que ese tal Rick era como un ¿Líder? Seguía escondida detrás del árbol y al momento note cómo dos personas reían detrás de mí. Me giré.

-¡Está viva! ¡No es un caminante! ¡Mamá, no es un caminante! –gritaba una niña de unos doce años, rubita con el pelo corto-.

-¡Shh! Porfavor, cállate.

-¡Mamá! –gritó el niño- ¡Venid! ¡Hay una chica!

-Callaos porfavor, no. ¡Shh! ¡Niño, shh!

Y noté como alguien venía corriendo, era una mujer y ese tal Rick y esté último me apuntaba con el arma.

-Vamos mi niña, vamos Carl –dijo la mujer llevándose a los niños-.

-¡Baja el arma! –grité- ¡Bájala! No te voy a matar, estoy indefensa.

-¡No grites! –dijo el hombre alterado mientras bajaba el arma- pueden venir más caminantes.

Me examinó durante unos segundos.

-¿Qué edad tienes? –me preguntó extrañado-.

-Diecinueve.

-¿Sólo? –volvió a preguntar pero esta vez que con una expresión de sopresa-.

-Sí.

-¿Cuánto llevas caminando?

- Dos días.

El hombre me cogió del brazo y yo lo retiré rápido.

-Tranquila. Tranquila. No te haré daño. Quiero que vengas y te daremos algo de comer, nada más.

-¿Comida? –pregunté con los ojos como platos-.

-Sí. –extiende su mano- soy Rick.

- Ann –le digo cogiendo su mano-.

Bajé de la pequeña montaña y caminé hacia un grupo de gente que me miraba expectante. Cuando me puse frente ellos me observaban y los niños que me había descubierto hablaban bajito entre ellos. Estaba… ¿Dale? Que había salido de la caravana, había tres mujeres, una rubia, una morena y otra con el pelo corto. También un asiático , un hombre de color y otro hombre más.