Intenciones (Parte 1)

416 49 19
                                    


Malditos sucios humanos. ¿Por qué tienen que tener esos estúpidos sentimientos? Bueno, si no los tuvieran yo no tendría motivo de existir. Tome aquella copa de oro con diamantes esmeraldas y rubis incrustados, le di un sorbo al vino.

Mire mi celular una vez más, vaya que Sakurada no era fácil de convencer cuando se trataba del estupido detective, vaya a saber el porque, tengo mis sospechas pero es imposible ya que él estaría rompiendo las partes del contrato.

Kudo Shinichi parece haberse recuperado emocionalmente un poco y si ¿Jugamos un poco?, solo debo deshabilitar psicológicamente a ese estúpido pecador.

—Amo—. Escuche que me hablo Ema.

La mire unos segundos para ver detrás de ella a una mujer, su cabello blanco y largo, aquellos ojos rojos como si fueran sangre, y su piel blanca, digno de una albina, su rostro sereno que antes me gusto, aquella tranquilidad que mostraba era algo que me encanto, claro, cuando ella aun era mortal, toda aquella esencia de humano la abandono cuando ella dejo de ser aquella mortal que tanto fascinaba a cualquiera.

—Ella lo busca—. Se hizo aun lado dejando ver a la albina.

Dejando ver a la maldita Shinigami pecadora.

—Largate—. Le indique a mi esclava. —, Pasa Shinigami-San—.

Ella paso obedeciendome, sonreí ansioso esperando poder jugar con su mente y manipularla.

—Gabriel, deja de molestar a Shinichi Kudo—. Me pidió aquel favor, sonreí divertido.

—Oh querida, vamos toma asiento —. Dije burlón.

Ella se sentó en el sillón frente a mi, cruce mis piernas.

—¿Acaso te importa aquel mortal?—. Le pregunte con sarcasmo, ella asintió levemente. —¿¡Porque!? ¿¡Tanto te importa para cometer pecado!?—. Le grite.

No se sorprendió por mis gritos, solo me miro fríamente como aquellos ojos se lo permitían.

Ella ya no era aquella humana débil que podía manipular, no solo su físico había cambiado si no también aquella mirada, esa mirada ya no tenia nada de humanidad.

—Me importa Tairoku —. Me respondió sin mostrar alguna expresión frente a mi.

Reí levemente ¿Cree que me creeré ese estupido cuento de que es por Sakurada?

—¡A otro perro con ese hueso!—. Respondí. —Debes dejar que el tiempo siga su curso —. Ella me miro como si hubiese dicho algo malo.

—¿Y tu no matas a personas que aun no deben morir? —. Me respondió cruzada de brazos y con indiferencia.

Sonreí.

—Mujer, no deberías meterte donde no te llaman—. Le respondí con molestia fingida.

—Lo mismo digo—. Desvío la mirada. —¿Aparte que pecado cometió él?—. Preguntó volviendo su mirada hacia mi.

Pude notar aquella inocencia en sus ojos como cuando ella era humana, tan ingenua, siempre tardando en comprender las cosas.

—¿No es obvio mujer? —. Le respondí con enojo, ella negó con su cabeza. —¡Por que hizo un pacto contigo! ¡Por eso mujer! ¡Pecadores como él y como tú no merecen vivir!—. Le grite poniéndome de pie.

Me transporte frente a ella y la tome del cuello, no le apreté, simplemente coloque mi mano en forma de amenaza, pero ella ni se inmuto.

—¿Mujer? ¿Acaso no soy solo Shinigami-San?—. Pude notar cierto sarcasmo en su voz.

La muerte detrás de todo (KaiShin) (GinShin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora