A sus treinta años Kim JongDae ha tenido más fracasos amorosos en su vida que cualquier persona normal, sumado a eso su padre pide un heredero para su imperio de autos Alfa Romeo antes de morir; no es que JongDae no desee dárselos pero ¿Qué puede ha...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
KyungSoo sentía que la escena que se desarrollaba ante sus ojos era muy familiar, JongIn sostenía la misma taza amarilla llena de café como aquella primera vez que se vieron en la que JongDae la pareja de MinSeok fue a buscarlo a su casa cuando el castaño escapo; el silencio los envolvía, luego de que JongDae le dijera aquello a KyungSoo el bajito se quedo pensando seriamente en ello y en sus sentimientos por JongIn, el moreno de sonrisa infantil que le fue arrebatando lentamente el corazón hasta tenerlo en sus manos pegado con cemento para no devolvérselo jamás.
Todas aquellas invitaciones a cenas, conciertos de música indie y ferias de libros que amaba ir KyungSoo fueron despertando en él ese cálido sentimiento que provoca estar enamorado de una persona, pero así como crecía ese sentimiento crecía el miedo. KyungSoo se prometió así mismo no amar a nadie más que no fueran sus hermanos Han y MinSeok, ya que el ya no se sentía digno de aquello, solo podía manchar a otra persona y el no sería capaz de hacerlo, por ello también renuncio a su sueño de tener su propio bebé algún día.
Pero observando a JongIn sentado frente a él, con su hermoso rostro de preocupación observarlo intensamente como siempre ha hecho, no puede evitar sentirse tan, tan enamorado. Y duele, duele porque él no es digno de tan hermoso ser humano y no se refiere solo a su apariencia física o que sea Kai el modelo más deseado, no, si no esa parte que nadie conoce de Kim JongIn; su dulzura, sus sonrisas tiernas e infantiles, sus ojos cuando brillan por la emoción cuando ve algo que ama o lo adorablemente destructivo que pueden ser sus manos cuando toman algo y luego sonríe como si no las hubiera reducido a nada.
KyungSoo se refiere a esa parte hermosa de JongIn, y no puede evitar que sus lágrimas salgan.
—¿Que ocurre KyungSoo? –dice preocupado JongIn tomándolo por su rostro lloroso
—Yo... debo decirte algo que debes saber sobre mí.
—¿Y por eso lloras? ¿Acaso estas casado y no lo sé? –bromeo para aligerar el ambiente, KyungSoo no rió. —Okey era broma, disculpa. Pero puedes contarme lo que sea, está bien.
—Estoy enamorado de ti, JongIn.
—Kyung...
—No. –lo corto KyungSoo con sus manos sobre su boca. —Escucha hasta el final, por favor.
El moreno asintió. —Estoy enamorado de ti, JongIn pero está mal, y está mal porque estoy enfermo y no soy digno de amar a nadie ni que nadie me ame, yo fui manchado para siempre, esto es como una maldición en mi vida, JongIn.
—Pero Kyung ¿Por qué dices eso de ti? No es cierto.
—Soy VIH positivo JongIn, lo que las personas denominan SIDA.
—¿Co-como?
—¿Cómo la adquirí? Bueno, hace muchos años, MinSeok hyung, Han y yo estuvimos en el tráfico sexual de personas; cuando tenía quince años la policía hizo una redada y salvo a muchos de los que estábamos ahí; incluyendo a MinSeok hyung y Han, pero yo no salí, hasta un año después ya que ni Min ni Han se rindieron buscándome; parecía que la pesadilla acabaría y podíamos seguir los tres con nuestras vidas pero el pasado vino a por mí para que jamás escapara de el y me condeno a esta enfermedad, hasta que muera. Por eso es que no es correcto que alguien me ame, ni yo amar a alguien.
