A sus treinta años Kim JongDae ha tenido más fracasos amorosos en su vida que cualquier persona normal, sumado a eso su padre pide un heredero para su imperio de autos Alfa Romeo antes de morir; no es que JongDae no desee dárselos pero ¿Qué puede ha...
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JongDae sentía que iba a morirse, era un poco exagerado pero el pelinegro decía no soportar más aquella incertidumbre de no saber qué pasa con Daeul y MinSeok.
¡Hacía diez minutos su novio y su hijo habían traspasado aquellas puertas que decían "solo personal" y nadie se había dignado a salir y decirle que estaba pasando! Tal vez exageraba un poco, pero ante los acontecimientos que se desarrollaron era inevitable sentirse así.
MinSeok y él estaban durmiendo tranquilamente hasta que un grito fuerte despertó al pelinegro; MinSeok se torcía de dolor, grandes lágrimas se derramaban de sus ojos castaños; JongDae estaba impactado, nunca lo había visto así, pudo reaccionar gracias a que MinSeok apeas pudo vocalizar un Dae el bebé viene, muévete, luego de eso todo fue a cámara rápida; JongDae tomo a MinSeok y en cuestión de segundos llamo a su doctor, a la doctora Wendy y como pudo a JongHyun, luego condujo al hospital donde atendían a MinSeok y lo vio perderse por esas estúpidas puertas que lo separaban de sus dos seres más importantes.
JongDae estaba a punto de no importarle nada y atravesar esas puertas si no hubiera sido por la mano sobre su hombro, cuando se giro unos ojos negros iguales a los suyos lo miraban preocupado.
Era JongHyun, su padre.
JongHyun le dirigió esa mirada. –Ven a calmarte hijo mío. –pidió en un tono sereno
JongHyun tenía ese tipo de poder sobre él que podía ponerlo nervioso, estresado o en esos casos calmarlo como si fuera un niño pequeño; JongDae respiro profundamente y siguió a su padre hasta esas sillas de plástico incomodas que el pelinegro tanto odiaba pero que igual se desplomo completamente cansado psicológicamente de la situación.
—Por como estas asumo que aun no hay noticias. –hablo JongHyun, JongDae asintió. —Y estas a punto de perder la paciencia.
—Oh pero que sabio, estoy ante el sabio del siglo veintiuno.
JongHyun le dio una palmada detrás de su cabeza. —Respétame, cielo.
—Papá estoy a punto de enloquecer, por favor no me hagas la situación más difícil, ¿acaso tu no sufriste esto cuando mamá me tuvo?
JongHyun dio una sonrisa triste. —Claro que sí.
JongDae sintió que se paso. —Lo siento, no debí haber dicho eso.
—Está bien hijo. –JongHyun sonrió. —Recuerdo perfectamente cuando tú y tu hermano vinieron a este mundo, al igual que tú yo también sentía que iba a enloquecer, pero pedía a Dios que dejara que ambos estuvieran bien; cuando tu naciste, tu mamá atravesó muchas complicaciones aunque su gran amor hizo que tu estuvieras bien y también que resistiera todo; por eso te diré esto hijo mío: MinSeok estará bien y Daeul igual, el amor que comparten será un gran escudo que los envolverá para que nada malo pase, solo confía en ello.
