05

237 21 8
                                    


¿Acaso estaba frente a un ángel? ¿En verdad esta persona existe? Oír su sonrisa fue como una bendición para sus oídos; sus bellos ojos marrones eran como dos cristales brillantes; ese cabello tan sedoso y resplandeciente como la suave nube que pasa por el cielo azul; todo él era arte. No podía creer que la persona que estaba parada al frente suyo era un ser humano, estaba realmente admirada de tanta belleza. No pudo articular ni una sola palabra; se limitó a quedarse quieta con la boca entreabierta apreciando al ángel que estaba presente.

A ella siempre le ha gustado contemplar el arte en cualquiera de sus formas; le tuvo una cierta atracción desde su niñez, por eso comenzó a desarrollar diversos talentos que le permitieron apreciar más de cerca al arte; desde tocar instrumentos, hasta pintar algún cuadro. Pero sin duda, el arte más hermoso que había visto en su corta vida, estaba delante suyo, con una sonrisa encantadora y una mirada inquisitiva.

-¿Te sientes bien?-preguntó aquel lindo ángel.

-Yo, ah... tú...-simplemente no podía decir nada, estaba perpleja.

-Tranquila, dilo despacio; ya sabes, pasito a pasito, suave suavecito.-intentó bromear con ella para tranquilizarla. Para su suerte, su técnica funcionó, pues se empezó a escuchar pequeñas risillas por parte de ella- Bueno, ahora que te has calmado, puedes decirme lo que querías.

-Yo... quería disculparme.-respondió avergonzada.

-¿Disculparte? ¿De qué?

-De haber hablado en voz alta cuando estabas presente, perdón si te incomodé.-habló más calmada realizando una inclinación hacia él como signo de disculpa.

-No tienes por que disculparte, pequeña. No me incomodó para nada.

-¿De verdad? Yo pensé que...

-Pues pensaste mal, linda.-interrumpió aquel chico con una sonrisa landina.

¿Estaba en un sueño? ¿Qué era lo que le pasaba? ¿Qué eran todas esas emociones que tenía al ver sonreír al chico? O mejor dicho, ¿al verlo a él? Le había llamado "linda", "pequeña", ya era mucho para su pobre corazón; si seguía así pronto se desmayaría de la emoción. Y es que, él parecía todo un idol; con un buen porte, gran estatura, rostro fino, delgado pero ejercitado, la ropa que vestía parecía cara; todo se le hacia alucinante en ese chico, en ese ángel.

-¿Pasa algo?- preguntó un poco preocupado por no recibir ninguna respuesta por parte de la chica.

-Eh, bueno, yo... gracias, sí, gracias.-Ari se estaba riñendo mentalmente por ni siquiera poder formular correctamente una oración.

-No agradezcas, linda. ¿Y segura que estás bien? Tu rostro está rojo.

-¡Oh no! Otra vez.- exclamó Ari, restregando sus manos por su cara pensando que así se iría el sonrojo.

Se escuchó una risa, una hermosa risa que hacía que su corazón palpite como si hubiera corrido en una gran maratón. Otra vez entro en trance de apreciación de aquella bella criatura parada en frente suyo.

-¿Cuál es tu nombre, pequeña?

-Me... llamo Ari.-dijo saliendo de su ensoñación.

-No no, hablo de tu nombre; Ari es tu apodo, quiero saber tu nombre-contestó divertido.

-Así me llamo, Ari; ese es mi nombre de nacimiento.

-¿En serio? ¿No te llamas Ariel, Ariadne o algo así?-preguntó curioso.

-Nop.-dijo mientras negaba tiernamente con la cabeza.

-Pues, Ari, déjame decirte que eres muy linda.

❧Little ;; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora