SUEÑOS Y POEMAS

POEMA II.

EL POEMA.

Es una chica que perdió a su madre a los 4 años, sus tíos la mandaron a un orfanato, ellos siendo muy ricos viajaban por todo el mundo y no podían encargarse de ella.

La pequeña creció en una habitación estrecha del orfanato, comía allí, ahí se aseaba y ahí hacia de sus necesidades, pero ¿Porque lo hacía?, Porque había algo en su habitación que hacía que pasara todos los días ahí dentro, ella no decía ninguna palabra sobre eso, solo hacía lo de siempre; la primera y última vez que la vieron fuera de su habitación fue en una camilla con una sábana blanca encima.

El psicólogo que se encargaba de la chica:
-Ella tenía una hermana gemela que le cantaba todas las noches para arrullarla, acariciaba su cabello y le daba un beso en la frente.

Los investigadores del caso de la muerte de su madre dijieron que efectivamente ella tenía una hermana gemela pero que había muerto unas pocas horas despues de nacer.

El psicólogo:
-Su madre antes de morir le dijo a la pequeña que tenía una hermana gemela pero que ahora estaba en el cielo.

La pequeña le dijo al psicólogo que su hermana quería que estuvieran las dos en el cielo para estar por siempre juntas.

Un vecino de la habitación de la pequeña:
-Una noche me levanté al baño, tallaba mis ojos cuando escuché a alguien que cantaba, miré hacia los lados y el pasillo estaba sombrío y solo, me dirigí a la habitación de ella y el canto se escuchaba cada vez más fuerte, así que me detuve tras la puerta mientras pegaba mi oído en la cerradura, era una melodía algo triste, sentía mucho escalofrío así que regresé a mi habitación en puntillas y esperé a que amaneciera para hacer pipí.

La directora del orfanato:
-El día que encontramos a la chica muerta en su habitación, vimos que tenía en su brazo escrito un tipo de poema que decía:
"Es hora de volver a donde mi madre y mi hermana están, para estar juntas siempre y cantar por la eternidad"

Aunque los psicólogos que la trataban decían que ella ya estaba muerta, que no tenía alma, no sonreía, ni siquiera lloraba, que era fría como un cadáver y que no la podían ayudar.
Se sentían raros junto a ella tanto que no lo podían explicar.