Capítulo 3

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Discusión.

Joel entró al apartamento. Su rostro reflejaba enojo y frustración. No pretendía hablarle después de lo qué pasó esta tarde pero la curiosidad era más por saber lo que había pasado con Kiara.

Mi orgullo era más que la curiosidad pero en el fondo solo quería que viniera hacía mi y me diera una buena explicación pero eso no sucedió. Pasó de largo a mi lado y entró al baño sin dirigirme palabra alguna. Levanté las cejas algo sorprendida, honestamente no esperaba que me ignorara de tal forma.

Me resigné en el sofá y me crucé de brazos. ¿En serio no me hablaría? Ni siquiera yo tuve la culpa. Todo fue culpa de la secretaria.

Escuché la puerta del baño abrirse y sus pasos dirigiéndose a la cocina, justo donde yo me encontraba. Cuando pensé que me hablaría solo pasó su brazo a mi lado para tomar unas galletas y luego se sentó en el sofá para encender la televisión.

Frustrada caminé hacia la habitación. ¿Como era posible? Esto me enojaba, me frustraba. Solo quería matar a la maldita secretaria. Nada de esto hubiese ocurrido si ella no se hubiese metido con Joel.

Traté de buscar el sueño, daba vueltas y vueltas en la cama pero no lograba conciliar el sueño. Solo escuchaba el bajo sonido de la televisión desde la sala y la silueta ausente de mi esposo en la cama. Suspiré frustrada sabiendo que mi orgullo se iría a mierda tan pronto cruzara palabra con él.

Caminé hasta la sala y me puse justo al frente de la televisión para encararlo. Abrí mi boca para empezar a hablar pero antes de que eso sucediera él comenzó, - No me hables a menos que tengas una buena disculpa.

Lo miré confundida pero no mucho después fue remplazado por enojo, - Te estaba tratando de seducir, Pimentel.

-No confiaste en mí ni un segundo, nunca lo haces cuando de mujeres se trata. - traté de defender mi punto pero siguió hablando encima de mi, - Por cuenta de alguien desconocido mi jefe perdió uno de los contratos más importantes de la empresa y todo por desnudos de su hija regados en todos los archivos. Ahora gracias a ese "alguien" seguiré en el mismo puesto por otro año más ya que la maravillosa hija de mi jefe decidió culpar a mi esposa. - si creía que había escuchado a Joel enojado, me equivocaba - Por tú maldita culpa hoy fue el peor día que pude pasar en el trabajo. Todo mi esfuerzo por subir a la vicepresidencia se fue a la mierda.

Sentí una punzada en mi corazón. Todo por mis celos, y ahora él se había decepcionado de mi. Me siento estúpida.

Me quedé inmóvil. No diría "lo siento" ya que no arreglaría nada. Quería hablar, quería defenderme pero él tenía toda la maldita razón.

Abrí mi boca para decir algo pero rápidamente la cerré al no encontrar nada para articular. Por primera vez me sentía impotente frente a él. Por primera vez quería llorar por ser tan ridículamente posesiva.

Sentía como las lágrimas se acumulaban en mi ojos y ese nudo que hace mucho no sentía se formaba en mi garganta. Me dolía haber echo todo esto. Me dolía que ni siquiera podía ver una pizca de remordimiento en su rostro. Solo se quedó ahí, inexpresivo ante la situación.

-Joel, yo...

-Joel nada, Patricia. - se levantó - Tú más que nadie sabes cuánto me costó estar en esa empresa y hoy casi me cuestas el puesto. Todo por tus celos y por tu desconfianza. Sabes que eres la mujer que amo. No por nada tienes ese anillo en tu dedo anular. Eres la jodida razón de mi existencia. Te lo he demostrado. No sé si me duele más el echo de que no podré subir de puesto o el hecho de que tú hubieses desconfiado de mi de esa forma.

Apreté mis labios, - Cerró la puerta con pestillo.

-¡No es una buena justificación!

Algo comenzaba a romperse dentro de mi. La culpa y la tristeza se iban haciendo presentes y las lágrimas no tardaban en salir.

Caminé hacia la habitación y cerré de un portazo. Cambié mi pijama por algo de ropa decente y salí tomando las llaves de mi auto de encima de la mesa. No aguantaba esta presión enorme en mi pecho. No aguantaba el hecho de que Joel estaba así de dolido por mi culpa. No aguantaba el que no tenía modo de defenderme porque en todo él tenía razón.

¡Mierda, mierda, mierda!

Golpeé el volante una y otra vez con fuerza mientras lagrimas caían por mis mejillas. ¿Por qué esto dolía tanto?

Sentía un nudo en mi garganta y estaba a punto de explotar. Tenía ganas de llorar, de gritar, de reprocharle a alguien el por qué de mis actos pero la única responsable soy yo.

Manejé hasta una playa lejana, necesitaba pensar que podría hacer para remediar esto. Sabía que Joel no estaría bien conmigo hasta que reconociera que estuve mal, algo que no hice cuando lo tuve de frente. Me odio a mi misma por hacerlo sentir de esa manera. Por hacerlo perder algo tan importante.

Una idea pasó por mi mente, pero no estaba segura de lo que haría exactamente. No estaba segura de que funcionara pero ahora es todo o nada. Tengo que arriesgarme.

Me detuve en un establecimiento que quedaba cerca de la playa, y aún estaba abierto. Entré pasando entre las mesas de los clientes y acercando a la barra. Pedí una bebida antes de voltearme.

-Mira quien está aquí. - dice una voz familiar.

Giro a ver a mi izquierda para ver a Richard, mi compañero de instituto. Sonrió antes de darle un abrazo al idiota que me había molestado tantos años en la escuela, - Dios, ¿como estas?

Sonrió, - Muy bien. Aún sigo estudiando medicina, ¿y tú? ¿Aún sigues con Joel? - reí antes de enseñarle mi anillo de matrimonio, - Wow, felicidades. Les deseo lo mejor.

Sonrío en forma de agradecimiento antes de sentarme a conversar con él. Aún no podía creer que después de tantos años siga estando igual. Ha estado haciendo ejercicio, algo que le ha favorecido bastante bien. Supongo que si sigue cómo está, tendrá muchas pacientes.

Reí internamente ante ese pensamiento. Agradecía haberme encontrado a Richard, había echo que olvidara todo el asunto relacionado a Joel por un rato. De verdad este chico no había cambiado siquiera su manera de hablar, aún que si había madurado comparado al idiota que solía insultarme en la escuela.

Era impresionante como el tiempo pasaba y te ibas olvidando de los compañeros del instituto. Pasaste tanto tiempo con ellos y nunca pensaste que no los volverías a ver y mucho menos ir te harían tanta falta.

Decidimos intercambiar números para volver a encontrarnos. Pagamos nuestra cuenta en el lugar y tomamos rumba a nuestros destinos. Relajarme me había echo bastante bien. El enojo y la tristeza habían desaparecido aunque aún sentía culpa.

Eran las cinco y veinticuatro.

Si quería que la idea que tenía estar en la oficina del jefe de Joel en menos de veinte minutos. Agradecí haber llevado una chaqueta mahón para cubrir la camisa sin mangas que tenía, algo indecente para una oficina. Tenía unos tacones rojos en la parte trasera de mi auto que ayudarían bastante a mi imagen. Hice una coleta con mi cabello para darme un toque más presentable. Apliqué un poco de labial y polvo que tenía en mi bolso antes de bajarme para hablar con el jefe de mi esposo.

Estaba nerviosa. Mis manos comenzaban a sudar y mi corazón latía fuerte contra mis costillas con cada paso que daba.

En mi mente solo podía pensar en las palabras correctas para comenzar con una disculpa bastante razonable hacia el jefe de Joel. Solo esperaba que todo saliera bien y que pudiera entender el acontecimiento de ayer.

*

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Bad Girl - Segunda Temporada {Joel Pimentel}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora