«Apareciste tú»

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La joven Erika estaba en su habitación, desde su ventana observaba la hermosa y brillante luna, ella no había salido en todo el día de su habitación.

«El ruido de la puerta sacó a Erika de sus pensamientos.»

-¿Erika? ¿Éstas ahí? — Le hablaba Kareen desde el otro lado de la puerta.

-Kareen.… —Erika no abrió la puerta, al contrario sólo se observando su puerta.

-¿Porqué hoy no saliste de tu habitación? Me tienes preocupada, ¿Te sucedió algo? Porque si es así sabes que estoy aquí para escuchar tus problemas amiga. — Le dijo la vampira, con esperanzas de que Erika abra la puerta.

-Kareen… por favor… vete… — Le responde Erika con la voz debilitada.

Kareen dio un ligero suspiro y se terminó marchando.

Y pasaron 2 días, y la joven todavía no salía de su habitación.

«Otra vez tocaron la puerta»

-¡Kareen te dije que no! ¡Déjame sola oiste! — Gritó Erika.

-No soy Kareen, soy yo, Leiftan. — Erika reconoció la voz de Leiftan, esa voz hermosa y dulce que hacía que se perdiera en sus pensamientos.

-N-No es el momento adecuado, lárgate por favor.

-Erika… déjame pasar, te lo ruego, necesito verte, necesito ver como estas. — Exclamó Leiftan colocando su mano en la puerta.

-Estoy mal ¿Oiste? Mal, ahora sabes como estoy, lárgate.

-Déjame pasar, Erika.

-No.

-Sí.

-No

-Sí.

-¡LEIFTAN MIERDA NO ENTIENDES EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA NO!

"No tengo otra opción"- Pensó el pelirubio, con todas sus fuerzas empezó a hacer "embestidas" a la puerta.

-¡Leiftan! ¡¿Qué crees qué estas haciéndo!? — Gritó Erika.

-¡Lo correcto! — Después de varios intentos, logró tirar la puerta.

R.i.p: Puerta-Kun.

Erika se tiró a la cama y se cubrió con las sábanas.

-¡PERVERTIDO! — Repetía la chica.

-Erika, dime lo que te sucede, tu siempre tenías una sonrisa… y quiero volver a ver esa sonrisa.

Erika empezó a llorar, no servía de nada decirle a Leiftan que paré, pero tampoco le servía llorar.

-Solo porque sonría no significa que este feliz. — Exclamó Erika mientras una y otra lágrimas salían de sus hermosos ojos violetas.

Leiftan se acostó con la hermosa chica, abrazandola desde sus caderas, Erika, se dejó llevar.

-¿Porqué estás así? — Preguntó Leiftan susurrandole a Erika.

-No importa… después de todo… no lo entenderías. — Respondió Erika secándose sus cristalinas lágrimas.

-Tienes razón, tal vez no lo entendería, pero podría ayudarte.

Erika se quedó en silencio un rato, mientras se formaba un silencio incómodo, bastante incómodo, pero Erika se llenó de valor y le respondió a Leiftan:

-Mi familia, la extraño mucho, y por esa poción… quiero abrazar a mi madre, "Erika" quiero que vuelva a decir mi nombre, quiero volver a ver sus ojos, mi padre, pasar tiempo con él, pero ya no puedo… no recuerdo sus rostros ¡Y es por su estúpida culpa! ¡SU CULPA! — Erika volvió a llorar, pero está vez se dio la vuelta y colocó su cabeza en el musculoso pecho de Leiftan, mientras Erika le daba un abrazo, Leiftan correspondió a su abrazo.

-Se lo que se siente perder a lo que más amas, yo… yo… yo también los perdí, cuando era muy joven. — Leiftan abrazó más fuerte a Erika.

-Y como logras seguir adelante… no lo comprendo.

-¿Quieres que te diga un secreto? — Le preguntó Leiftan a Erika, intentando hacerla feliz.

-¿Un secreto? Pues… si… — Responde Erika.

-Yo en un momento había pensado: "No podré seguir adelante" eso pensé, pero justo cuando creí que lo había perdido todo… apareciste tú.

Erika abrió sus ojos como platos, sorprendida con la respuesta de Leiftan.

-Erika ¿Tú también me amas? — Le susurró Leiftan con una voz un tanto seductora.

-Me… tú me… encantas… — La joven se puso roja como un tomate, mejor dicho: más que un tomate.

Leiftan soltó una pequeña carcajada para después besar a Erika, después Erika correspondió el beso.

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Después de unos meses Erika quedó en sillas de ruedas y nacieron Leiftito y Leiftita.

No mentira xD.

The Leiftan Book™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora