Capítulo tres: Viernes.

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—¿Qué tal te fue ayer?—hablo Samay, comiendo como si no existiera un mañana, por otro lado Zhai me miro e hizo una seña incitándome hablar.

Me prepare para responder. 

—Mmm, bueno...—hice una pequeña pausa, inhale y exhale el aire contenido en mis pulmones, los nervios poco a poco iban apoderándose de mi cuerpo, recordar lo que paso el día de ayer me pone nerviosa.—justo ayer cuando nos estábamos despidiendo nos abrazamos y....—.

Las dos chicas delante de mi, se miraron entre si para empezar a chillar emocionadas. Rodé mis ojos, son unas exageradas.

—¿Y que más?—Zhai sonreía como una lunática en serie en un parque de diversiones a las 3:00 de la mañana, comiendo un algodón de azúcar. 

La mire detenidamente. 

—Estas bien pende...—susurre más para mi misma, agradeciendo por que no me haya escuchado.—Harry me escribió una carta. 

—¡Oh por Dios!—Samay dramatizó. 

—Pero ¡mujer!, dinos que diablos decía.—hablaron al mismo tiempo, se acercaron aún más a mi, en cierto modo eso me llego a incomodar. 

—Ya les dije un poco de lo que paso, no hagan que esto parezca un interrogatorio, me gustaría guardarme lo de la carta sólo para mi. —fruncí un poco mi ceño, aún así mi expresión sigue siendo un tanto divertida. 

—Que aguafiestas eres.

—Sí, ya cásate. 

—Jódanse. 

—¿Cuándo te pedirá ser su novia?—Pregunto Zhai.

—Ni yo misma lo sé. Supongo que será algo muy normal; sales con el chico o chica que a ti te gusta, van a unas cuantas citas, él con un ramo de flores te pide ser su novia, puede ser eso o algo totalmente distinto, nunca se sabe.—tome un sorbo de mi jugo y recargue el costado de mi rostro en mi mano apoyada en la banca. Observe a mis locas amigas y me encogí de hombros. 

—Tienes razón.—Zhai recargo uno de sus brazos en mis hombros y se acerco a mi oído—Yo te lo pediría de otra manera y mucho más inolvidable...—susurró intentando sonar sensual, se alejo y empezó a mover sus cejas de arriba a bajo.

—¡Dios mio!—exclame—eres un caso perdido.

—¿Qué?—su rostro refleja confusión—, regalar un corazón que adentro tenga tacos, es algo inolvidable. Los tacos son vida Cira, vida. Si tu llegaste a pensar otra cosa, tienes un mente muy sucia.—declaró, para después avisarnos  que hoy le toca especialidad, así que tomo sus cosas y se retiró. 

Yo igual tengo hoy especialidad, por lo cual imite las acciones de mis amigas, me levante y me retire. Empece a caminar en dirección a mi salón correspondiente. Hablando un poco de Harry, hoy me iría con él, no lo vi en todo el día, de seguro a de estar ocupado. Estamos trabajando en un proyecto, el cual consiste en reciclar pero, ¡ya estoy harta de reciclar!. Llevamos en esto como dos meses, y es realmente fastidioso, parece que la imaginación de la profesora está escasa. 

Así que me concentre totalmente en mi trabajo, para de una vez terminarlo. No era realmente buena para hacer manualidades, todo lo que hacia era un total desastre. Como esa vez en la que nos enseño a tejer y nos encargo  una bufanda,  salió dispareja. Los únicos trabajos de los cuales me siento orgullosa son: un banco hecho de botellas de plástico y una mesita de noche hecha con una reja y dos triplay. Cuando ingrese a Artes Plásticas, tenía otra perspectiva. 

(...)

  —Maldición, al fin es viernes.— exclame, el día de hoy fue agotador junto con mucha tarea para este fin de semana. Acomodé mi mochila en mi hombro izquierdo y apresure mi paso hacia la salida de la Institución. 

  Samay y Zhai vienen detrás de mi hablando sobre sus cosas, hay ocasiones en las que me pongo a pensar que la amistad de tres no funciona del todo, ya que siempre hay dos que te llevan mejor y prácticamente la otra es la que queda excluida. Nos llevamos bien pero casi suelo sentir que no encajo del todo. 

  —Hey.—dijo Harry caminando a mi lado.

  —Hola.—lo salude con una sonrisa. 

—¿Nos vamos?—sonrío.

—Claro, iba a esperar por ti. 

Caminamos y empezamos a conversar sobre cualquier tema, entre chistes pésimamente malos por parte de los dos, risas, comentarios coquetos y tontos, llegamos a la esquina de siempre, en donde agarrábamos distintos rumbos. Nos miramos unos segundos sin saber que decir. 

—¿No quieres que te acompañe a casa?—se ofreció.

—No quiero molest...—fui interrumpida por el chico de rizos.

—No es molestia, en serio. Pero no voy a obligarte, si no quieres está bien, en serio.—se apresuro a decir. 

Asentí, agradeciendo por su comprensión. Hay momentos en los que no puedo ni siquiera mirarlo a los ojos o estar a su lado sin ponerme nerviosa o empezar a tartamudear palabras sin sentido, mis manos se ponen frías y sudorosas. Y ésta vez es uno de esos momentos.

<<Diablos>>

Harry lucia nervioso e intentaba decir algo pero las palabras no salían de sus labios, suspiró y se rasco la nuca. Me miró por unos segundos y después sonrío, no era una sonrisa confianzuda, ésta era una sonrisa insegura. Así que me prepare mentalmente para cualquier cosa que me fuera a decir. 

—Vamos, suéltalo—lo alenté un poco.

Cerró los ojos y se armo de valor.

—¿Quieres salir conmigo mañana por la tarde?.—soltó, me miro esperando mi reacción. 

Abrí mis ojos como platos, mi expresión era neutra, pero dentro de mi cabeza corrían pequeños yo mientras todo ardía en llamas. Si no fuera por que tengo a Harry delante de mi, yo ya estaría tirada en el suelo desmayada. Que me invite un chico guapo a salir, no es de todos los días. Y no pienso desaprovecharlo. 

—Sí, por supuesto—dije aturdida—si, claro que quiero.

Harry soltó una risa, yo parecía un niña pequeña emocionada por saber que contenía esa bonita caja color azul con un mono dorado.

—Entonces..., mañana por la tarde paso por ti.—dijo asintiendo lentamente. 

Me acerque a él y lo abrace.

—Hasta mañana, ricitos de oro.—hable en tono burlón.

—Hasta mañana, cara de culo.



Harry Serkin & Cira Oliu: Una historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora