O c h o

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— Hola .— dijo él en casi un susurro, que logré escuchar perfectamente. Me miró al igual que yo a él.— estás..., ¿cómo decirlo?, preciosa .— se acercó a mí y me abrazó. Le correspondí pero al instante me aparté al hacer contacto con la fría botella de vino blanco.—

— Hola, pasa. Ruggero te dije que no hacía falta que trajeras nada.— dije tomando su americana y colocándola en el perchero que estaba al lado de la puerta principal .—

— No te dije que te fuera a hacer caso .— me dijo al oído en un tono muy bajito, a lo que yo suelto una pequeña risa .—

— ¿Así que este es el famoso Ruggero? Karol hija, es mas guapo de lo que me habías contado .— dijo a mi padre acercándose a Ruggero y sacudiendo ambas manos en forma de saludo .—

Ese comentario hizo que me ruborizase.

— ¡Papá! .— le regañé .— yo nunca te he dicho eso .— dije mientras bajaba la mirada al suelo .—

Eché una mirada rápida a Clari y ella se estaba riendo internamente. Le eché una mirada desafiante, pero ella simplemente se tapó la boca con su mano derecha mientras empezaba a reír en bajito ante la situación.

— Karol, tranquila, estoy acostumbrado. Me lo dicen mucho.— añadió Ruggero .—

A veces podía llegar a meterse tanto en el papel de Matteo Balsano que no lograba distinguir entre quién estaba hablando, si el personaje o el actor. Son los eran muy presumidos.

— ¡Vaya! Apareció ¡Matteo Balsano!.— todos soltaron una carcajada. —

Mientras, mi madre se iba a la cocina junto con mi padre para terminar de cocinar. Clari, Ruggero y yo nos quedamos en la sala viendo un poco la televisión. Clari estaba en el sillón y Ruggero y yo en el sofá.

— ¿Y tu hermano? ¿No está aquí? .— preguntó él .—

— No, se ha ido esta mañana de viaje .— le dije — pero tranquilo, ya habrá una próxima vez para que lo conozcas si es que tienes tantas ganas .— le comenté al oído .—

Los dos soltamos una pequeña risa y él me cogió de la mano. Apoyé mi cabeza sobre su hombro mientras le acariciaba la mano con mis dedos.

Vi como Clari, que estaba mirando su teléfono, se acercaba a nosotros y nos dijo:

— Vamos a ver, amantes. Ruggero, ¿no era que te costaba hacer confiar en ti a los padres de tus novias? .— Ruggero asintió .— Pues no creo que le guste ver esto .— sueltó una carcajada. Ruggero y yo nos miramos y nos separamos al instante. Parecía que hubiesemos pensado exáctamente lo mismo .—

— Clari, ya te dije que no somos novios. Y si, estamos de acuerdo contigo .— dije yo y de repente apareció mi padre desde la cocina. Se acercó a nosotros tres y se sentó justo entre Ruggero y yo intentando hacerse un hueco entre los dos .— Hola papá .— Ruggero y yo nos mirábamos y le pongo cara de '¿qué vamos a hacer?' .—

— Ruggero hijo, cuéntame. ¿Cómo conociste a Karol?.—

— Papá... .—

— Tranquila Karol, no pasa nada .— rió Ruggero .— pues la conocí siete meses aproximadamente antes de empezar a grabar Soy Luna. Ya sabe, estuvimos seis meses aprendiendo a patinar y nos hicimos muy buenos... .— se detuvo por un momento y me miró .— amigos. Somos muy buenos amigos todos, con el elenco .— asentí sonriendo. Tomé del vaso de agua que había sobre la mesa .—

— Ahá. ¿Y qué tal? ¿Tienes novia? .— me atraganté con el agua y empecé a toser, pero a los pocos segundos ya estaba recuperada. Ruggero me miró rascándose la nuca .—

— Bueno, la verdad es que sí. Tenía. Hace unos días terminé con ella una relación de dos años. Pero bueno, en algunos casos el amor se acaba, ¿no? .—

— Pues lo siento, de verdad. Ojalá encuentres a otra chica .—

— ¡Todos a la mesa!.— ordenó mi madre desde el comedor. Le agradecí internamente que nos salvase de esta situación... ¿violenta? .—

La cena transcurrió bien. A Ruggero le encantó la comida de mi mamá. Pero empezaron a hablar de otro tema.

— Karol y yo nos vamos mañana a Buenos Aires .— dijo mi madre. Bajé la mirada y revolví la comida con el tenedor.—

— ¿Sí? Karol no me había comentado nada .— sentí la mirada de Ruggero en mí.— La verdad es que yo también me voy mañana. Tengo que hacer algunas cosas antes del viaje a Europa.— Levanté la mirada sorprendida encontrándome con la suya. Yo no sabía nada.—

— Qué bien. Probablemente vayamos en el mismo avión. Bueno, ahora les traigo el postre.— dijo mi madre levantándose se la mesa y dirigiéndose a la cocina. Mi padre fue tras ella.—

— No me contaste nada .— le reproché .—

— Tu tampoco a mi .— me reprochó él. Rodé los ojos pero los suyos seguían mirándome fijamente hasta que sacó su teléfono y empezó a buscar en internet 'hoteles con habitaciones libres México' .—

— ¿Qué haces? .— no me respondí .— Ruggero, ¿estás mirando hoteles para quedarte a dormir? .— él suspiró asintiendo. Le robé el móvil escondiéndolo tras mi espalda.—

— ¡Hey!, ¿qué haces? Lo necesito.—

— Vaya, ahora si contestas y no, no lo necesitas para absolutamente nada. Te quedas aquí por esta noche.—

— Karol... no quiero incomodar.—

— ¿Incomodar? ¿Has visto lo bien que se lo pasan mis padres contigo? No van a tener problema. Además, es sólo una noche.— le devolví su teléfono .—

— Karol tiene razón, no incomodas para nada. Ella es la que más cómoda está cuando estás a su lado .— me ruboricé y le mandé una mirada desafiante a Clari antes de tapar mi rostro con mis manos.— Sólo os pido una cosa. No hagan mucho ruido esta noche, recuerden que yo también duermo en esa habitación.— dijo susurrando la última frase.—

— ¡Clari! ¡Él dormirá en la habitación de invitados!.—

— Oye, aún no lo saben tus padres, así que no se emocionen tanto. Se que es irresistible dormir en la misma casa conmigo y no poder nacer nada, pero así es la vida.— dijo Ruggero arqueando una ceja de modo sexy .—

Clari y yo nos miramos, nos volvimos a ver a Ruggero y dijimos a la par:

— ¡Matteo Balsano! .— los tres nos echamos a reír. Llegaron mis padres y después del postre les comentamos la propuesta a la cual aceptaron .—

Después de recoger toda la mesa, Ruggero y mi padre se fueron al hotel de Ruggero para coger sus pertenencias y llevarlas a casa. Yo quería ir, pero no me dejaron. Parece ser que se han echo amigos.

{...}

Estában los dos en el coche del padre de Karol hablando de cosas de hombres hasta que le soltó una pregunta un tanto incómoda.

— Oye Ruggero, tú, ¿qué intenciones tienes con mi hija?.— se le cortó la respiración por un par de segundos .—

¿Qué le diría?

¿Y Si... Arriesgamos? [RUGGAROL] #YSA1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora