1

8.3K 469 43
                                    

Woo YooJung era un dolor en el culo. No había pasado mucho tiempo desde que se había transferido de su escuela anterior y ya había conseguido ser el centro de atención. El mejor jugador de basquetbol, uno de los mejores promedios de la escuela y, de acuerdo con Jungkook, uno de los nuevos galanes.

Lo peor era que había encajado a la perfección con mi grupo de amigos y ellos seguían rogándole que entrara al equipo con nosotros, sin importar que tanto se negara. Una parte lo odiaba, y la otra envidiaba la facilidad que tenía para hablar, las sonrisillas coquetas que le daba a todo el mundo sin importar que estuviéramos haciendo, y lo mucho que parecía no esforzarse en ninguna de las cosas que hacía. Él era así, aparentemente perfecto.

Yo, por otra parte, evitaba pasar tiempo con nadie que no fueran los seis chicos con los que compartía mi tiempo desde la escuela media. Aunque no siempre ha sido así. Durante mucho tiempo, tuve miedo a decir algo incorrecto, a malinterpretar una broma, a que las personas comenzaran a pensar en mí como alguien raro.

Cuando era niño me lo dijeron mucho, era una especie de saco de boxeo para mis compañeros de la escuela básica. Era el blanco fácil, el objetivo. Nunca hice nada, no me sentí capaz. Mamá me llevó al psicólogo cuando dejé de querer asistir a la escuela. Ya no me sentía cómodo en ningún lugar que no fuera mi casa porque siempre me sentía observado. El doctor le llamó fobia social.

Toda mi vida había desencajado, toda mi vida me había sentido un extraño en mi propia piel, hasta que Kim NamJoon se me acercó con un libro y un balón. Le gané todas las partidas y después me leyó hasta que nuestras madres fueron a buscarnos. Sin poder explicármelo, todos los días iba al mismo parque para encontrarme con él. Mi madre pensó que me había curado de mi fobia, la verdad es que solo me sentía bien con NamJoon y, eventualmente, con los demás chicos.

Éramos un grupo numeroso para mi gusto, pero nos complementamos como si nos conociéramos de toda la vida. Me sentía seguro con ellos. No había tenido un episodio de fobia desde hace muchos años, pero todo eso cambió cuando llegó YooJung a romper nuestra armonía. NamJoon había leído en algún lugar que el 7 era el número de la perfección, y su amistad me hizo pensar que lo era. Sin embargo, ya no éramos solo nosotros. Woo YooJung se había colado en mi pequeño grupo y ahora me sentía en peligro de nuevo.

— ¿Estás bien? Desde la cafetería no has dicho nada—. Quería ser honesto con NamJoon y decirle que no me agradaba el nuevo chico, pero nunca parecía un buen momento. Y tampoco quería que mis amigos me vieran como alguien incapaz de aceptar a alguien más. Solamente SeokJin y NamJoon sabían los verdaderos detalles de mi fobia social e intentaban asegurarse de que estaba bien, pero tampoco quería ser una especie de cargo para ellos. No quería ser una carga para nadie.

— Estoy pensando en las finales, ya sabes que no me gusta perder— Era una mentira, pero solo en parte. El básquetbol era una de mis dos grandes pasiones y no me gustaba dar algo menos que lo mejor de mi cuando se trataba de cosas que me hacían sentir tan vivo. La segunda de mis pasiones era la música.

— Te has comportado de forma extraña por días, ¿Es sólo eso?—, ahí estaba. Esa forma que tenía de verme cuando sospechaba que comenzaba a sentirme incómodo. A veces maldecía nuestra amistad porque no podía ocultarle las cosas, pero se me pasaba rápido porque NamJoon era alguien incondicional. Podías mostrarle lo mejor y lo peor, y él te querría incondicionalmente.

— Tengo algunas cosas en la cabeza, pero debo pensarlas mejor antes de decir algo que no quiero.

— Entiendo. De todas formas estoy aquí, ¿Vale?.

— Ya lo sé— me rodeó los hombros con un brazo y me jaló levemente hacia la derecha. Estábamos camino a casa.

— Tengo la competencia esta semana, ¿Crees que puedas revisar mis pistas? Me haría bien un oído como el tuyo, Min.

Tomboy |MYG|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora